Hasta ahora, la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum es fiel continuadora de la tarea de su antecesor Andres Lopez Obrador, con su perspectiva nacionalista y democrática, progresista como se dice ahora. Es concreta en su decir y actuar, abordando problemas específicos, con su solución igualmente concreta, lo contrario a las disquisiciones ideológicas , generales y vagas que caracterizan a Gustavo Petro.
Y lo hace en asocio con sus ministros en una expresión de trabajo en equipo, otra gran diferencia con el Petro discurseador pero no ejecutor, que denuncia agresivamente, con rabia, lo existente, que nadie niega que necesita cambios, pero no su destrucción.
Sheinbaum con claridad y fortaleza, crítica y propone. Puede que su discurso no sea vibrante pero es contundente y transformador. Se siente un gobernante que ejecuta. Ejemplo impresionante la manera cómo está preparando a Mexico, tanto al gobierno como a los ciudadanos para enfrentar las amenazas de Trump, muy especialmente las medidas migratorias.
La dinámica política iniciada por Lopez Obrador y que refrendaron masivamente los mexicanos en las urnas eligiendo a Claudia Sheinbaum, merece analizarse con atención. Pueden estar configurando un camino, una manera de gobernar y transformar realidades sociales de una manera efectiva, sin retórica mamerta, ni odio de clases, eso sí marcadamente nacionalista.
En Las Mañaneras, una práctica que inició el presidente Andres Manuel Lopez, como un diálogo coloquial y cotidiano con ciudadanos en el Palacio de gobierno a las 8.30 am, que se amplifica con transmisión en directo por YouTube y múltiples canales nacionales, se materializa esa forma de gobernar desde lo concreto y con soluciones, sin la grandilocuencia de sentirse líder mundial.