No se trata del film de 1932 (Shanghai express), sino de nuestra última etapa Transmongoliana. Así el blog entra en una etapa diferente, de viajes quizás más cortos.
Shanghai no fue el broche de oro para un viaje tan intenso pero sí fue curioso el contraste de una ciudad tan moderna en este país de culturas ancestrales, con la impresión de que tiene los ojos más puestos en occidente que en oriente.
Quizás lo más interesante sean los rascacielos de Pudong, barrio al cual se accede por un psicodélico túnel de metro.
Impresionantes rascacielos en donde la bruma causada por la alta humedad de la ciudad no deja dónde podrían terminar esos rascacielos. Por un precio no muy módico puedes acceder al mirador situado una plata más abajo del restaurante, mientras que el acceso al restaurante sería gratuito aunque la cerveza que me tomé fuera igual de cara que la entrada.
Quizás para mi lo que más me causó impresión fueron los contrastes y diferencias culturales. La costumbre de ir en pijama por la ciudad está más extendida de lo que me pensaba y se considera «normal». Para la Expo del 2010 las autoridades llevaron a cabo la campaña «No pijamas en público. Sean civilizados en la Expo» para tratar de dar una imagen más cosmopolita de la ciudad y es que una encuesta de ese año confirmaba que un 24% veía esta práctica como «normal» y un 34% «conveniente».
Otra practica de gran diferencia cultural y que quizás sería más difícil de tolerar para muchos es la demasiado extendida práctica de escupir en cualquier lugar. Pero no es un escupido cualquiera, sino uno de bien sonoro, uno que oyes preparar a conciencia y liberar con repugnancia. Tanto es así que en el metro se prohíbe explícitamente la acción de escupir.
Todos hablan del nivel tecnológico que existe en Asia y la ciudad más moderna el país, pero personalmente nunca me habría imaginado el nivel tecnológico de la fotografía que sigue. Recuerdo mi compañera pedir permiso para ir al baño mientras yo esperaba, esperaba y esperaba. A su regreso solo me dijo una frase: «ve al baño experimenta y me cuentas».
Música celestial, agua tibia, calefacción y mil opciones más para experimentar.
Dejando atrás toda la modernidad ofrecida por Shanghai, existe un pequeño rinconcito tradicional y antiguo con la conocida Casa del Te Huxinting y su famosa pasarela en zig-zag como acceso.
Esta zona de Shanghai está rodeada de edificios tradicionales que contrastan con su fondo de modernos rascacielos. Los interiores de estos edificios esconden la mejor cocina de dumplings que jamás he probado así como una gran colección de interesantes muñecos para los amantes del manga.
Ha sido un viaje duro de preparativos con el visado, intenso de emociones, enriquecedor de personas, apasionante de culturas, romántico por que viajar despacio lo es, y viajar en tren también. Un viaje que perdurará en nuestras vidas, que será la envidia de muchas conversaciones viajeras y el causante de muchas preguntas de personas curiosas que quisieran hacer algo parecido.
Como siempre, para un viaje así lo más valioso que se necesita es tiempo, luego ganas y inevitablemente algo de dinero en función de los requisitos que cada uno necesite.
Y ahora la parte más difícil, empacar de nuevo. Y yo me pregunto por que la mochila ocupa y pesa más al regreso que a la ida si casi ni compré recuerdos y son todos pequeñitos?