El futuro del planeta está en manos de Donald Trump, Vladimir Putin… ¿y Robert De Niro? En la ficción hay roces entre Estados Unidos y Rusia. En la vida real, Trump y Putin son uña y mugre (¡más mugre que uña!)
El futuro del planeta está en manos de Donald Trump, Vladimir Putin… ¿y Robert De Niro? En la ficción hay roces entre Estados Unidos y Rusia. En la vida real, Trump y Putin son uña y mugre (¡más mugre que uña!)
Imágenes tomas de las cuentas oficiales de Donald Trump, Netflix y Vladimir Putin en la red social X.
“Fuck Trump” (“Que le jodan a Trump”): Robert De Niro, en los Premios Tony, 2018.
No haré spoiler, pero de entrada diré que “Día Cero”, la serie de Netflix protagonizada por Robert De Niro, no me gustó. Una historia que se podía contar en dos horas o tres episodios se tomó seis, dejándonos claro, eso sí, que a diferencia de lo que ocurre en Colombia, Hollywood siempre encuentra la forma de reencauchar a sus octogenarias estrellas, cuando aquí están en la mala, porque no ahorraron cuando podían hacerlo, porque no cotizaron para un pensión o simplemente porque ya no les dan trabajo.
O sea, Robert De Niro, de 81 años, es elegido para salvar a los Estados Unidos ante una inminente guerra cibernética. El país se ha paralizado: hay apagón y los bancos están locos. Encarna a George Mullen, un veterano de guerra que ya fue presidente. En el mundo real, la avanzada edad de Joe Biden (82 años) y sus problemas de memoria lo obligaron a retirarse de la contienda presidencial, en la que la demócrata Kamala Harris (60 años), perdió con el republicano Donald Trump (78 años).
No tengo nada contra los viejitos (con algo de suerte llegaré allá), pero seamos honestos: parte del problema es seguir eligiendo a políticos longevos, cerrándole el paso a nuevos liderazgos. La culpa es de los electores que no queremos ver más allá de nuestras narices. Pasa en Estados Unidos. Pasa en Colombia. Pasa en Netflix.
En la serie la presidenta es negra y se llama Evelyn Mitchell, (Ángela Bassett), como si el guionista hubiera deseado con el corazón ver sentada en el Salón Oval a una risueña Kamala Harris y no a un desagradable Donald Trump, experto en el arte del matoneo.
Trump y Putin andan “de pipi cogido”, amangualados contra el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski.
La serie plantea, entre otros, un tema poco original: la rivalidad histórica entre dos potencias mundiales: Estados Unidos y Rusia. Pero otra vez la realidad contradice el guion, porque los dos imperios, el norteamericano y el ruso, son ahora los mejores nuevos amigos. Como decíamos de jóvenes Donald Trump y Vladimir Putín andan “de pipi cogido” —perdonen la expresión—, amangualados contra el solitario presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski.
“El drama que se está produciendo (…) plantea una de las preguntas más inquietantes que nunca había tenido que plantearme sobre mi país: ¿estamos siendo dirigidos por un ingenuo que cree en Vladimir Putin, alguien dispuesto a tragarse íntegramente la retorcida visión del presidente ruso sobre quién inició la guerra en Ucrania y cómo debe terminar? ¿O nos dirige un padrino de la mafia que quiere repartirse territorios con Rusia del mismo modo que actúan los jefes de las familias del crimen? ´Yo me quedo con Groenlandia y tú con Crimea’. ´Yo me quedo con Panamá y tú con el petróleo del Ártico. Y nos repartiremos las tierras raras de Ucrania. Es lo justo´”, escribe un preocupado Thomas L. Friedman en The New York Times.
Como quien dice, Colombia no se volvió Venezuela, pero Estados Unidos podría volverse Rusia, aunque, les confieso, yo prefiero a Trump y Putin de amiguis en vez de enemiguis, porque la hostilidad entre potencias nos regresaría a la Guerra Fría y abre la compuerta hacia una posible Tercera Guerra Mundial, que no necesitamos ahora ni nunca.
¿Está el destino de la humanidad en manos de dos locos? La siguiente es la sentencia que lanzó en 2016 un arrepentido Tony Schawartz, autor de “El arte de la negociación”, el libro que hizo célebre a Trump: “Creo sinceramente que si Trump gana y obtiene los códigos nucleares, hay una excelente posibilidad de que eso conduzca al fin de la civilización”. La cita está en este reportaje de la revista The New Yorker, donde el escritor estadounidense definió la personalidad de Trump “patológicamente impulsiva y egocéntrica”.
¿El principal enemigo de Estados Unidos se llama Donald Trump?
“Día Cero”, el thriller político de Netflix, habla de conflictos causados por el petróleo, chivos expiatorios, teorías conspirativas y torturas. El tiempo corre y hay que encontrar al enemigo, que esta vez creó un arma neurológica no cibernética. ¿Alguien duda de que hoy el principal enemigo de Estados Unidos se llama Donald Trump? No hay que buscarle la quinta pata al gato.
El arma se llama Proteus, “capaz de infringir una lesión cerebral a distancia con precisión quirúrgica, una lesión cuyo origen nunca podría rastrearse”. (¿Encuentran parecidos razonables con el software espía Pegasus en Colombia?)
Hay momentos interesantes donde los diálogos dicen mucho del mundillo político real:
—“El mérito será tuyo si tengo razón. Si me equivoco, me sacas de esto. Así funciona ¿no?”, le dice el expresidente Mullen a la presidenta Mitchell.
En otra escena, Carl Otieno (McKinley Belcher III), de la Comisión Día Cero, le dice al expresidente sobre un posible sospechoso:
—Señor: hay formas más rápidas de comprobar si dice la verdad.
—La historia nos vigila, Carl.
En otro episodio sucede este diálogo envenenado entre conspiradores:
—No estoy muy involucrado, dice Roger Carlson (Jesse Plemons), yerno y mano derecha del expresidente.
—“Entonces involúcrate. Haz que se enfoquen en Moscú. Todos saben que los malos son ellos. (…) Me da gusto por ti. Me alegra ver que Mollen aún confía en ti. Si supiera lo que yo sé, creo que ya no te vería igual”, responde Robert Lyndon, (Clark Gregg), un ricachón que busca pescar dólares en río revuelto.
¿La vieron? ¿Les gustó? ¿Qué calificación le dan? Yo: 5 sobre 10.
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