El último trabajo de Gerardo Harewood fue como redactor político en un medio con 90 años de historia. Devengaba apenas 200 mil pesos por encima del salario mínimo, trabajando hasta doce horas diarias. “Al final del día, un mesero ganaba más que yo. No quiero denigrar a nadie, pero eso pasaba y era una de mis quejas”.

Fue reportero durante quince años en Venezuela y Colombia. “Siempre tuve una relación amor-odio con el periodismo. Me gustaba el oficio, pero detestaba las condiciones de trabajo que los medios nos siguen ofreciendo”.

A sus 38 años prefirió arriesgar la vida: a finales de 2024 se aventuró con otros amigos a cruzar la selva del Darién para llegar a Estados Unidos. Cuando Donald Trump tomó el poder, Gerardo quedó atrapado en la frontera entre Guatemala y México. Allí encontró empleo en la cocina de un restaurante con un salario apenas un poco mejor, mientras obtiene el documento legal que le permita ingresar a Ciudad de México.

“El periodismo es una profesión hermosa pero muy ingrata a la que le dedicas la vida y al final no te deja nada. Al llegar a casa sólo tienes preocupaciones, porque la plata no te alcanza y tampoco tienes tiempo para hacer nada más”, me cuenta vía WhatsApp.

Por ahora no quiere saber nada de salas de redacción, pero mantiene intacta la ilusión de algún día poder vivir del oficio de escribir.

Mejor suerte corrió Andrés Ruiz. Cuando vio que no había posibilidades de ascenso, “por aquello de las roscas”, dice, y porque una y otra vez le negaban los aumentos de sueldo, logró que lo despidieran y con la indemnización montó un bar y, con las ganancias de ese, abrió el segundo. Asumió el riesgo que implicaba pasar de empleado a independiente, y, según me cuenta, esta nueva vida le reportó ingresos casi cuatro veces superiores a los $2.800.000 que percibía como redactor en un medio con 114 años de historia.

Andrés vendió los bares para ingresar al negocio transportador y ahora gerencia su propia fábrica de empanadas. “El ser independiente requiere mucho más trabajo, pero estás trabajando para ti, para tu proyecto de vida. Hay días que son pesados, pero también hay días en que no es necesario que vayas a trabajar. Te das cuenta de que puedes conseguir buen dinero y a la vez calidad de vida”.

Se siente decepcionado del periodismo. “Se estudió con gran esfuerzo porque venía de una familia humilde. Fui mensajero, barrendero de buses, mensajero, tramitador y archivista”.

Como redactor le asignaban nuevos puestos pero el sueldo no mejoraba. “Trabajaba apenas para sobrevivir, sacrificando familia, amigos, navidades y semanas santas”.

Su diagnóstico sobre el oficio es desalentador. “Los muchachos de hoy pagan un semestre de hasta $12 millones para entrar a ganar $1.500.000 al mes. Al principio tú los recibes con felicidad, porque eres parte de uno de los medios más importantes de Colombia. Eso demuestra que el periodismo está cada vez más desenfocado, donde cada vez hay menos oportunidades para tanto muchacho que sigue empeñado en estudiar esa carrera”.

Las historias de Gerardo y Andrés demuestran que no son buenos tiempos para ejercer el periodismo en Colombia, y quizás tampoco en otros lugares del mundo, a juzgar por los resultados que arrojó el estudio “Condiciones laborales de los periodistas en Colombia” (ver aquí), adelantado por la  Escuela  de  Ciencias  Humanas  de  la  Universidad  del Rosario, a partir de encuestas anónimas con 271 periodistas en ejercicio, realizadas entre septiembre y diciembre de 2023 por medio de correo electrónico y llamadas telefónicas.

Un dato contundente: El 50,6% de los periodistas colombianos tienen deseos de abandonar el periodismo para dedicarse a otra cosa.

La insatisfacción por género es pareja: el 52% de las mujeres y el 49% de los hombres manifestaron malestar “con sus condiciones laborales y con la situación de la profesión en el país”.

Los investigadores están de acuerdo en que “las sociedades democráticas necesitan de periodistas rigurosos y comprometidos con su profesión, pero esto será cada vez más difícil, si quienes la ejercen no cuentan con salarios y jornadas laborales justas”.

La encuesta evidenció que “tanto los que se encuentran iniciando su carrera como quienes llevan más de 15 o 20 años en la profesión, manifestaron estar dispuestos a abandonar el periodismo”.

Síntomas de ese malestar son la precariedad e inestabilidad, las largas jornadas laborales y la falta de garantías, siendo peor la situación para “los periodistas de municipios y regiones alejadas de los centros urbanos”.

Horarios extenuantes

El 72% dedica más de 8 horas al día al trabajo periodístico, por encima de la jornada laboral permitida en Colombia. Únicamente el 8,6% trabaja menos de 6 horas diarias. La peor parte la llevan los periodistas de radio: El 78,5 % labora más de 12 horas, seguidos por los de prensa (19%) y los de medios digitales (17%).

El estudio advierte así mismo que los despidos han ido en aumento a partir de 2020, el año de la pandemia por COVID-19, aunque en Colombia no se cuentan con cifras oficiales, más allá de lo reportado por los propios medios.

¿Qué piden los periodistas para que se mejoren sus condiciones laborales? Mejores salarios, contratación directa y a término indefinido, más y mejores herramientas para ejercer el periodismo, jornadas laborales definidas, claridad  en  los  roles  a  desempeñar, autonomía  y  control  sobre  el  trabajo, y  representación  colectiva  ante  el  empleador.  (El  96,3  %  de  los  periodistas  encuestados  no  hace  parte  de  una  organización sindical).

La investigación fue conducida por Diego García Ramírez, profesor del Programa de Periodismo; Paulina Morales Valencia, profesional en Periodismo y Opinión Pública y Óscar Parra Castellanos, periodista de datos. 

Su recomendación final es clara: “Toda discusión sobre la crisis y el futuro del periodismo debe incorporar las condiciones bajo las cuales trabajan los periodistas. La defensa de sus derechos laborales no es un asunto exclusivo del gremio; por el contrario, debe  involucrar  al  Estado,  propietarios  de  medios,  académicos y a toda la ciudadanía”. 

Datos clave de la encuesta

Participaron en la encuesta periodistas  de  Bogotá  y  de  los  32  departamentos,  excepto  Guainía  y  Vichada: Radio (107); Medios digitales (63); Medios impresos (62) y Televisión (28). La mayoría de los encuestados trabajan para medios privados.

  • Por rango de edad: 25 a 30 años (22,1 %); 36 a 40 años (15,8 %) y 31 a 35 años (15,1 %).
  • Por status: Periodistas (58,6 %); Directivo (13,6 %) y Editor (10,3 %).  
  • Por formación académica: Con título profesional (66 %), con estudios de maestría (16 %) y Carrera técnica (10,7 %).
  • Por trayectoria: más de 21 años de experiencia (25%); entre 1 y 5 años (24%); de 6 a 10 años (23%).
  • Por tipo de vinculación: Contrato a término indefinido (44,3 %); Por prestación de servicios (25,8 %) y trabaja por prestación de servicios y Contrato laboral a término fijo (12,9 %). El 11,4 % de los encuestados no tiene ningún tipo de contrato y el 5,5 % trabaja por pauta o cupo publicitario.
  • Por género: 25% de los hombres tiene contrato laboral a término indefinido y apenas el 19,1% de las mujeres.
  • Por ingresos: Más de $5 millones de pesos al mes (20%); entre $4 y $5 millones (20%); entre $3 y $4 millones (17%).  Solo  la  quinta  parte  de  los  periodistas  recibe  más  de  5  salarios  mínimos mensuales vigentes (SMMLV) para 2023. Cerca del 8% de los periodistas recibe menos de un salario mínimo y al 4 % la actividad no le genera ningún tipo de ingreso. Los hombres tienen mayor remuneración.  
  • Nivel de satisfacción por las condiciones laborales: Insatisfecho (46,4%); Neutral (32,4%) y Satisfecho (20,6 %).

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