¿Mienten las noticias?

Hay una canción cuyo título dice así: “Todos los periódicos mienten”, del grupo musical Los planetas, una banda española de indie rock.  

Hay un informe, el último Digital News Report, del Instituto Reuters, según el cual en Colombia la confianza en las noticias cayó dos puntos este 2025 (apenas 32%), respecto al año anterior (2024) cuando se situó en el 34%.

Lo que indican los indicadores es que venimos de mal en peor. Sigue habiendo un problema muy serio de credibilidad en la información que reciben los ciudadanos a través de las redes sociales y de los medios de comunicación. En 2021 la confianza se situaba en el 40%.

En su interpretación del informe, el periodista Víctor García-Perdomo, director del Centro de Investigación para la Tecnología Digital y la Sociedad, de la Universidad de La Sabana, señala que la polarización ha incidido en la desconfianza del público sobre la información noticiosa.  

“La polarización política en los medios –sostiene- parece haber aumentado de forma generalizada, especialmente ahora que el país se prepara para las elecciones presidenciales de mayo de 2026. El ambiente de confrontación parece tener un efecto perjudicial en la confianza de la gente en las noticias: está en un 32% y es el nivel más bajo desde que Colombia se sumó al Digital News Report. Y en cierta medida, en el ecosistema político se ha normalizado la adopción de un tono burlón, rayano en el discurso de odio, por parte de influencers tanto de extrema izquierda como de extrema derecha”.

España (31%),  Argentina  y Colombia (ambos 32%) son los países hispanohablantes con menor porcentaje de confianza en las noticias. Brasil (42%) y Perú (40% tienen la más alta, según el Digital News Report.

A mi juicio, en parte el analista tiene razón. Falta analizar qué están haciendo mal la prensa y los periodistas para que el público desconfíe de las noticias que recibe. Creo que los medios siguen en mora de un examen juicioso y crítico sobre el oficio y la responsabilidad que les cabe en la crisis de credibilidad informativa, porque una cosa es hacer control al poder –que es función de la prensa y lo que se espera de ella- y otra muy distinta hacer oposición abierta al gobierno de turno.

Hablando de juego limpio para las elecciones del 2026, el columnista Alberto Casas Santamaría dice en El País de España: “Si el Gobierno recurre a prácticas oscuras —como pagar influenciadores encubiertos—, entonces no hay autoridad moral posible para exigir transparencia. Lo único que queda es prepararse para un combate en las sombras, donde lo ético no siempre gana y donde el silencio, a veces, vale más que un argumento brillante”. Valga aclarar que el doctor Casas -así lo llaman- hace parte de W Radio, que pertenece al grupo español Prisa, dueño también de Caracol Radio y El País.

Un día antes de esa declaración, me llamó la atención este trino de la periodista Tatiana Velásquez Archibold cuestionando a Caracol Radio por convertir, según ella, la pauta publicitaria en contenido periodístico, sin avisarles a los oyentes.

“Revisando contratos firmados por @CaracolRadio para ejecutar pauta en Barranquilla y Bolívar se lee, en las obligaciones específicas, que comprometen la agenda editorial porque deben generar contenido como si fuera periodístico y no pago. ¿Eso acaso no se parece a lo que muchos de los periodistas de esa cadena le recriminan (y con razón) a @infopresidencia? Es decir, que paguen influenciadores para hablar bien del Gobierno. 

Tan cuestionable pagar a influenciadores para que opinen a favor de @petrogustavo y su gobierno con plata pública como vender la agenda editorial y no decirle a la audiencia que muchas de esas entrevistas y especiales con los funcionarios y mandatarios de la @GobDeBolivar y la @alcaldiabquilla no son porque se les ocurrieron a sus periodistas, en aras de informar por interés general, sino porque las fuentes pagaron. Y también con plata pública, en este caso de las regiones”: Tatiana Velásquez Archibold.

Sería interesante tener acceso a los contratos que menciona la colega para determinar hasta qué punto la emisora falta a la ética y la diafanidad.  Porque en últimas, la transparencia es algo que los ciudadanos debemos exigirle tanto al poder como a la prensa.

A los males. se añade que un creciente número de personas (6 de cada 10) prefiere evitar las noticias por razones variadas: el efecto negativo sobre su ánimo, el exceso de información, la desazón que causa la guerra, la saturación de cuestiones políticas o el no saber qué hacer con la información. Se me ocurre que hay aquí todo un arsenal de ideas para que los medios se reinventen o, por lo menos, se esfuercen por averiguar qué quieren o qué no quieren las audiencias. Sería una lástima desperdiciar estos reportes, sabiendo que cuestan dinero.

Por otro lado, seis de cada diez colombianos (59%) se muestran preocupados por las falsedades que circulan en Internet, y la mayoría considera que los políticos y los influencers representan el mayor peligro para la información veraz. Peor aún: más de la mitad (58%) dice no saber distinguir entre noticias reales y falsas en internet.

No obstante, en medio del panorama tan complejo para la industria periodística, sobresalen unos medios que generan más confianza que otros, de acuerdo con el Digital News Report 2025. En el top 5 figuran Noticias Uno (62%); Señal Colombia-RTVC Noticias (60%); Noticias Regionales en Tv (59%); El Espectador (54%) y El Tiempo (54%).

Infografía tomada del Digital News Report 2025.

Para alguien como yo, que de joven conoció el ambiente de las rotativas —y un romántico de los de comprar el periódico en la calle para leerlo donde me cojan las ganas—, es triste saber que cada vez hay menos personas consumiendo medios impresos: apenas dos de cada 10 colombianos. En 2021 eran el 24% y en 2025 el 19%. Ni el teléfono celular, ni la tableta o la laptop proporcionan el placer de la lectura en físico, la tinta impregnada en los dedos  y los aires de intelectual de quien lleva el periódico de hoy debajo del brazo.

En fin, el mundo cambia y así los hábitos. Nos hacemos viejos y es cierto que las cosas mueren lo mismo que las personas. Vivamos de la nostalgia mientras se pueda, porque no hay de otra.

Hoy más que nunca se necesitan iniciativas que hagan veeduría crítica y constructiva sobre la labor de la prensa, con la lupa puesta en aquellos medios que transgreden los principios del oficio. Los observatorios de medios y los premios de periodismo, como se ha dicho hasta el cansancio en esta tribuna, deben repensarse en función de un periodismo confiable, respetable y relevante, que actúe como contrapoder y sostén de la democracia.

Mañana: entrevista con Víctor García-Perdomo analizando el Digital News Report 2025