Imagen tomada de la transmisión por YouTube.

Lo que vimos anoche durante el Consejo de Ministros fue una reunión de trabajo normal donde los compañeros de oficina discuten, se quejan, echan puyas, se ofuscan, lanzan al agua al otro, piden cabezas, el jefe jala orejas y entre todos planean. Son humanos en lo bueno y en lo malo. La única diferencia es que en esta ocasión, y por primera vez en la historia colombiana, los ciudadanos tuvimos desde la sala de nuestras casas “silla propia” en la reunión del gabinete en la Casa de Nariño. Los ministros se sinceraron frente al país sin hipocresías, acallando o validando las habladurías que reinan en el ejercicio del poder.

Se trató, sin duda, un acto de transparencia y sentido democrático, por supuesto, no exento de riesgos para la imagen del propio gobierno. Acto que el presidente Gustavo Petro aprovechó para aclararle a sus detractores que estaba frente al mar a las 3:00 de la mañana durante el cruce de trinos con su homólogo Donald Trump. Es posible que de ahora en adelante, el mandatario esté obligado a reportar sus entradas al baño o a revelar si también trina desde allí, en aras de saciar el morbo de una oposición y unos precandidatos que no ven la hora de quitarle la silla presidencial.

Hay quienes piensan que esta apertura de puertas es un postre que se le sirve a la Derecha, pero yo creo que a la Derecha nada le sirve y siempre encontrará un pretexto para caerle al gobierno (palo porque bogas y palo porque no bogas). Los oponentes han demostrado que ese es su papel: enfermos de anemia burocrática no descansarán hasta recuperar el poder que perdieron por el mérito de su propia incapacidad. Sin ir tan lejos, los episodios lamentables del Catatumbo son los platos rotos que dejó Iván Duque por negarse a implementar el Acuerdo de paz, a casi diez años de su firma. A lo mejor esas y otras verdades salgan a la luz de a poco y en horario triple A.

Pero el presidente debe ajuiciar a sus ministros -no es suficiente con pasarlos al tablero o regañarlos-, porque la tarea está a medio hacer, y ningún funcionario debería andar como rueda suelta. El gobierno debe fortalecerse como equipo para superar sus debilidades y sacar adelante la agenda progresista en lugar de alborotar más avisperos. Lo que uno espera es que en el próximo consejo público de ministros haya más hechos qué mostrar, menos quejadera, menos retórica.

Como dicen los muchachos, Petro la sacó del estadio al abrir las puertas de Palacio por televisión.

Lo que muchos esperan es que también saque a Laura Sarabia y Armando Benedetti de la Casa de Nariño, pues consideran que son la cuota de una Derecha que mancha al primer gobierno genuinamente de Izquierda que tiene Colombia.

Bienvenidos los consejos de ministros en vivo y en directo para que de ese tú a tú, -sin intermediarios que acomoden los mensajes a su parecer-, cada quien saque sus propias conclusiones de lo que pasa en el país -y de las decisiones que se toman al interior del gobierno-; así se le podría poner coto a la especuladera que se pasea impune por las redes sociales, como ocurrió aquel domingo de novelón que desató la crisis Colombia-Estados Unidos, y que, en el colmo del delirio colectivo, llevó a algunos a exigir, otra vez sin pruebas, que se le practiquen exámenes toxicológicos al presidente.

Espero asistir al próximo consejo de ministros por YouTube. ¡Quién no quiere estar en las entrañas del poder, así sea por un ratico!

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