La incontinencia verbal de Javier Milei

Stephen King dijo alguna vez que “a la mayoría de los libros sobre la escritura les sobra paja y tonterías”. El mismo aforismo aplica para ciertas criaturas humanas.

Si yo fuera argentino sentiría vergüenza del presidente Javier Milei. De su verborrea, quiero decir. Lo veo correr por un escenario como si estuviera convulsionando (ver video) o poseído por algún espíritu, y pienso que bien de la cabeza no está. Con su melena alocada, (de león, según él), se comporta como si fuera una estrella de rock, bajo los efectos de sabrá Dios qué sustancia, y no como un Jefe de Estado. ¡Llegué a creer que necesitaba un exorcismo!

La gente pregunta si Javier Milei está loco o se hace. No por nada, su biografía, escrita por el periodista Juan Luis González, se titula en mayúsculas “EL LOCO”. La editorial Planeta reseña así tales locuras: “Las tres veces que “vio” la resurrección de Cristo, la muerte de su “perro hijo” Conan que oculta hace años, los clones del can que mandó a hacer, sus charlas con el animal muerto a través de una médium y de su hermana telépata y las conversaciones con seres muertos y con “el número UNO”, como llama a Dios, el que le encargó “la misión” de ser presidente”.

Francamente, prefiero esa Argentina con ínfulas europeístas, donde muchos se creen semidioses, y no esta Argentina que parece la copia al carbón de aquella tan culta que hicieron brillar apellidos ilustres como Storni, Pizarnik, Cortázar, Borges, Piglia, Walsh (ambos: María Elena y Rodolfo, que no eran parientes); Sábato, el formidable Quino, papá de Mafalda… y tantos y tantas más, incluyendo a los escritores e intelectuales de este tiempo.

Preocupan Javier Milei y su fanaticada. ¿Son acaso la prueba de que, tras la pandemia por Covid-19, media humanidad se deschavetó, o ese comportamiento es otro efecto secundario de las vacunas?

De semejante oso internacional nos salvamos los colombianos al no quedar de presidente Rodolfo Hernández con la venía de diez millones y medio de Rodolfistas. ¡Líbranos Señor de otro outsider así!

Pareciera como si nos identificáramos cada vez más con políticos parecidos a nosotros, y no con estadistas, que estén por encima de sus electores y gobernados. En principio, un jefe de Estado debería ser superior intelectualmente a aquellos que lo eligieron.  Eso implica cuidar su imagen y sus palabras, pues son la imagen y las palabras de una nación entera. ¿A qué horas ser perdió el arte del discurso, que es el arte mismo de la elocuencia?

La Real Academia Española se refiere a la verborrea como el discurso vacuo, “que se atribuye al lenguaje político y también al lenguaje jurídico y administrativo”. “Es el uso de la lengua con función de opacidad: no para clarificar, no para comunicar, sino para ocultar y desviar la atención”.

Las personas verborrágicas usan la lengua para manipular y crear cortinas de humo de manera conveniente. Javier Milei deshonra a su nación cuando vocifera y calumnia. Su incontinencia verbal parece adrede para encubrir los problemas graves de Argentina. En el primer trimestre de 2024, el país sumó 3,2 millones de nuevos pobres, como resultado de una inflación galopante.

Hoy lloramos por Argentina y su presidente malhablado. ¿Ya lo perdonaron los católicos por haber dicho del Papa Bergoglio que “es el representante del maligno en la Tierra”?

Aun así, el hombre embelesó a políticos y empresarios del viejo mundo. En la primera plana de El País, aparece rodeado por poderosos hombres de negocios. Observen bien la imagen: Llama la atención que las mujeres son un cero a la izquierda… y a su derecha también.

El salvador del mundo fue a España con su prédica apocalíptica:

“No dejemos que el lado oscuro, negro, satánico, atroz, espantoso, cancerígeno, que es el socialismo, nos gane”, dijo Milei en una charla sobre su libro ´El camino del libertario´”, reportó el canal DW.

Aunque todavía no han inventado un pañal contra la incontinencia verbal, no hagamos de esto un chiste, porque detrás hay otro lado oscuro y atroz, usando sus mismas palabras: el discurso de odio de las ultraderechas.

Lo advierte el editorial del El País (20 de mayo de 2024), tras la reciente visita del mandatario argentino a España, quien, además, trató de ladrona a la esposa del presidente Pedro Sánchez,  poniendo en riesgo las relaciones bilaterales.

“Un movimiento heterogéneo de nacionalistas, populistas, extremistas y antiliberales va dando forma a una inquietante alianza internacional de ultraderecha preparada para asaltar los principales centros de poder a escala global. Su próximo objetivo son las elecciones europeas del 9 de junio”.

No se les haga raro, por lo tanto, cuando Javier Milei se meta en la campaña presidencial colombiana.  Ya la emprendió contra el presidente Gustavo Petro, no tendrá problema en repetir. Latinoamérica debería considerar su discurso de odio como un peligro para el futuro de las democracias.  

Intento averiguar si su incontinencia verbal tiene remedio, aunque interesante sería que un médico certifique si también sufre de coprolalia.

Hablar blablablá (por no decir la palabra que empieza por eme) es la enfermedad endémica de las redes sociales, que magnifican el insulto y la grosería. La cura la conocía ese gran artista que fue Andy Warhol: “Aprendí que uno tiene más poder cuando se calla la boca”.

Pero yo creo que Milei es de los que también habla dormido.

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