Caricatura cortesía de Matador y Foto de Eduardo Contreras (publicada en El Espectador)

¿Qué hacer para que la ética, y no el clickbait, gobierne las salas de redacción?

Diversos medios de comunicación y algunos políticos se pegaron de la entrevista que un periodista de Los informantes (Caracol Televisión) le hizo a miembros del ELN, con el único fin de extraer aquello que sirviera para atacar al presidente, renegar de la Paz Total y por ahí derechito, sin querer queriendo, congraciarse con aquella guerrilla.  

“ELN habría ayudado a elegir a Petro, según una comandante”, tituló la revista Semana, refiriéndose a alias Silvana Guerrero.

El periodista Eduardo Contreras le preguntó a la subversiva: ¿Ustedes ayudaron a elegir a Petro?, y ella respondió: “Se ayuda a elegir desde el trabajo político que nosotros desarrollamos en todo el amplio territorio del país por un candidato que generó una expectativa, mucha población vio en Petro el presidente que podría cambiar el rumbo de este país, y mira, nos ha decepcionado”.

La periodista Julia Correa ajustó esos 21 segundos a su manera, es decir, a la manera de Semana, un medio probadamente en oposición al gobierno:

“Una comandante del ELN confesó que ellos habrían ayudado a elegir a Petro. Y si eso es verdad el país lo debería saber. Silvana Guerrero, comandante del Frente nororiental del ELN, dijo que ese grupo terrorista ayudó a elegir a Petro desde el trabajo político que ellos desarrollan en el amplio territorio del país (…) Una confesión que estremece al país y sobre la que debería pronunciarse no solo el presidente, también los funcionarios de su gobierno y los congresistas de su coalición. Estamos hablando de una agrupación que ha cometido crímenes, asesinatos y secuestros, además de la tragedia humana que ha causado en el Catatumbo, sin mencionar muchas otras. Y por supuesto, las autoridades competentes deben investigar esas afirmaciones lo más pronto posible, pues de confirmarse estaríamos ante un presidente ayudado a elegir por un sanguinario grupo narcoterrorista”.

Infobae tituló: “ELN aseguró que ´trabajó´ para que Gustavo Petro ganara las elecciones en 2022: le recomendaron ´ir al psiquiatra´”.

Es decir, los pájaros tirándoles a las escopetas: Los guerrilleros, posando de dignos, haciendo evaluaciones y diagnósticos psiquiátricos, sabiendo que son arte y parte en esta demencial confrontación, en la que tienen culpas y pecados, más no voluntad para acabarla.  

Los precandidatos, que nada proponen, porque pareciera que nada tienen para proponer, se regodean con la entrevista. Sergio Fajardo acogió las palabras del comandante Ricardo del ELN, quien dijo “Paz total, fracaso total”, y vaticina que el país se encuentra bajo la amenaza de una “guerra total”, en tanto que la senadora María Fernanda Cabal, quien tiene agencia de prensa propia, fue de las primeras en sacarle provecho al siguiente fragmento en su cuenta de X.  

“El hecho de que dos personas digan que hicieron trabajo político para la elección de Gustavo Petro, de entrada es cuestionable porque no se sabe si es verdad o no. Pero si fuera cierto, es porque creyeron que habría un cambio político que permitiría revivir las opciones de paz, que fueron cerradas con el Plebiscito de 2016”, me dice, vía WhatsApp Javier Correa, escritor, periodista y exmiembro del M-19.

El diario El Colombiano, en actitud responsable, busco voces, estas si autorizadas, (entre ellas la de Ariel Ávila, analista del conflicto y Angelika Rettberg, decana de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de los Andes) para hablar sobre el tema, aparte de dar contexto a la información, que es lo que en estos casos se le pide a la prensa, no quedarse únicamente con lo que sirva, desde el sesgo informativo, para alborotar el algoritmo. 

“Si bien los subversivos no profundizaron cómo ni en qué circunstancias se dio ese “trabajo político”, explicaron que no se trató de una orden emanada por los máximos cabecillas del ELN y que terminaron “convencidos” por el discurso del hoy presidente”, aclara en su nota el periodista Javier González.

El presidente no se quedó callado. En un primer trino manifestó que “no busco votos, busco la paz que ustedes no entendieron’ y en un segundo tuit calificó al ELN de fuerza mercenaria controlada por el narcotráfico. “El ELN crece con mercenarios. Es la modalidad del traquetismo”, trinó.

Los colombianos debemos entender, y esto nos incluye a los periodistas, que la paz es el bien supremo de una nación para que podamos convivir como gente civilizada. No podemos comportarnos de manera insensible, con cero empatía con las víctimas del conflicto armado interno y las canalladas que de este se derivan.

La paz merece hasta el más mínimo esfuerzo de los medios y de la sociedad. Nadie debería empecinarse en seguir alimentando la idea de que corran ríos de sangre por la antipatía hacia este u otro mandatario, olvidando que hay unos principios que nos rigen como nación.

Mientras que el artículo 22 de la Constitución Política de 1991 establece que “la paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento”, en su preámbulo la misma carta magna le reconoce a la Paz su condición de valor fundante cuando expresa que, “el Pueblo de Colombia, en su calidad de Soberano, y para garantizar la Paz, aprueba dicha Constitución”.

La prensa, dentro de eso que llaman su función social, debe despojarse de cualquier mezquindad para exigir del gobierno cumplimiento de lo pactado en el acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC y exigirle también acciones contundentes de la fuerza pública para mantener el orden público y proteger a los civiles. Pero a nadie debería tildársele de loco por soñar con la paz.  Y quienes están por fuera del marco de la ley no son, ni mucho menos, quienes tienen la autoridad moral para seguir avivando las confrontaciones en un país hastiado de la locura de la guerra.

Comparto lo escrito por el analista León Valencia en su libro ¿Plomo es lo que viene? (Sello Aguilar, 362 páginas), refiriéndose a guerrillas y disidencias: “intentan revivir un espíritu insurgente que ya no encontrarán. La razón es clara: la alternancia política, a pesar de sus desafíos, se ha consolidado en la vida republicana colombiana, y eso significa que las opciones de transformación social ahora tienen un carácter civilista y democrático. La insistencia en la guerra solo aleja a estos grupos de la última posibilidad de relevancia política que les queda (…) la alternancia ha traído consigo la necesidad de construir una narrativa que vincule seguridad y paz, profundizando en el Estado de Derecho y brindando protección. Se trata (…) de encontrar nuestro acuerdo nacional, donde la violencia tenga cada vez menos cabida”.

Amén.

Aquí la entrevista completa del programa Los Informantes.

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