Botellas, botellas, botellas.  Vacías.

Muchas veces se levantó prometiendo tomar menos. “… hoy sí, solo una copa…”. Estaba tan fuera de sí que poco le faltó para lanzarse a un tren.

Bebe como beber agua.

Al levantarse escupe sangre, “convertida en una masa sudorosa, sucia y sin recordar exactamente qué había pasado”.

Bebe cualquier cosa con alcohol: cerveza y vinos baratos, “aun enjuagues bucales”.

¿Por qué esta mujer y Jonathan hablan sobre tener una relación abierta?

¿Por qué los de Servicios Sociales interrogan a Rebecca?

“Decía cosas como ´mami, hueles a vino´ o ´estás fea, no te quiero´”. Rebecca es una niña ocurrente, criada y educada en casa por su propia madre. ¿Qué podría salir mal? ¿Por qué no quiso ir más a la escuela?

El día menos pensado la mujer los abandona. Le pesa su propia existencia.  

Bebe desde que iba a la universidad y asegura conocer la psicología del mal bebedor. Ahora se embriaga con otros alcohólicos.

Se quedó dormida en lugares públicos, dejó muchos lugares llenos de vómitos, tiró botellas de vino desocupadas contra las paredes, defecó delante de otros y agredió a su marido. 

“…siente que él está prendado de esa mujer”.

Empezó a llevar un diario, y aún ebria lo escribe, liberada de pudores.

Se pregunta si un amante lo cambiaría todo. ¿De qué será capaz?  

Un día coquetea con un hombre joven, “con su cuerpo moldeado en el oficio de la construcción…”. En otra ocasión pasó algo en un almacén de tapetes. Ebria.

Hay que verla cuando está sobria. Su otra vida.

Tiene tanto para decirle a Adele, su consejera. ¿Acaso eso le ayudará a beber menos? “Ser inmigrante no tiene nada que ver con el alcoholismo”, se defiende ante aquella.

Incapaz de lidiar con la felicidad ajena, se deshace frente al espejo. —“Cómo te odio, cabrona”.

¿Cuántas copas son unas copas de más? “Se levanta, le duele todo el cuerpo, en especial la vagina y el ano…”.

Clara -o Claire, como guste el lector-, es la protagonista de “El último Pas de Deux: una hija por una gota de vino”, (Favila Editorial), la historia de una ejecutiva latina exitosa, amante del arte y la danza, casada con un inglés, que “también está lleno de miedos”.

“… su cara lucía casi azul, tenía delirios” (…) “…el hígado y el páncreas a punto de dejar de funcionar”.

Esta es la segunda novela de la escritora y periodista colombiana Claudia Forero.

Conversamos por Messenger, ella desde Londres: “Como inmigrante, he vivido un proceso fundamental el llegar sola a un país donde no conocía a nadie y el encuentro con otros inmigrantes me hizo ver temas comunes: la soledad, el refugio en el alcohol, en algunos casos, ya sea porque no hay comunicación con otros o porque precisamente en los pubs (Public Houses) solamente con una cerveza la gente establece contacto humano”.

El licor es el hilo de una trama donde subyacen otros dramas. ¿Acaso frustraciones? Sus 246 páginas de malos tragos y buena pluma nos hablan de diferencias culturales, de competencia profesional en las parejas, de la relación entre padres e hijos… de los dolores reales invisibles. De un paseo por el precipicio.

“De niña –continúa Claudia- escribía cuentos cortos y empecé mi primera novela”.

Opina que para hacerse escritor es necesario salirse de las estructuras periodísticas. “Una persona puede ser estupenda como periodista, pero eso no le garantiza ser un buen escritor o escritora”. En su caso se cumplen ambas virtudes.

Desde el primer párrafo, la obra causa intriga; su prosa limpia fluye como un río tranquilo, sin adornos innecesarios en el lenguaje, salvo por una que otra frase en inglés justificada o una metáfora correcta: “Soy como tierra árida” (…) “Creo que yo soy la ardilla”. Y de pronto, nada está en su sitio: en esas idas y venidas, vueltas y revueltas del ayer al hoy, emerge de las aguas una intimidad turbulenta.  

“Solo en una copa de vino ve la liberación y la anestesia necesarias para esquivar la violencia interior que la transforma y distorsiona”, se lee en la contraportada sobre Claire.

Claudia Forero fue reportera de los diarios El Espectador y El País de Cali. Publicó su primera novela en 2017: “Entre aquí y allá” y ganó el Amazon Winter in London, un concurso de historias cortas.  Lo suyo es la ficción femenina, lo que no significa que este libro sea solo para mujeres.

Prepara dos nuevas historias: la de una colombiana que establece una relación con un japonés al término de la era del Emperador Hirohito y la otra sobre una niña en el seno de una familia dominada por hombres.

Cierro el libro y me pregunto si Claire es otra mujer rota de las que habló Charles Bukowski. O si más bien se parece a la Dorothy Parker que no podía pasar de dos Martinis, porque con el tercero ya estaba debajo de la mesa, “después del cuarto, debajo de mi anfitrión”.

Las puertas de los Naylor Santamaría se abren de par en par, sin secretos; a lo mejor quieran contar copas, botellas, resacas o infidelidades. ¿Habrá redención? Antes o después, quizás el lector también necesite una copa de vino. ¿Una nada más? 

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