Este cuento es una versión libre de “El renacuajo paseador”, del poeta colombiano Rafael Pombo, a propósito del encuentro entre liberales y conservadores en casa de César Gaviria, hoy 7 de abril.
Este cuento es una versión libre de “El renacuajo paseador”, del poeta colombiano Rafael Pombo, a propósito del encuentro entre liberales y conservadores en casa de César Gaviria, hoy 7 de abril.
Nadia Blel y Efraín Cepeda (Partido Conservador); César Gaviria (Partido Liberal); Alexander Vega (Partido de la U) y Juan Manuel Galán (Nuevo Liberalismo)
El hijo de Gloria y Luis Carlos, el delfín paseador,
salió esta mañana muy tieso y muy majo
con pantalón corto, corbata a la moda,
sombrero encintado y chupa de boda.
-“¡Muchacho no salgas de nuevo!”-
le grita doña Gloria Pachón,
pero Juanito Galán le hace un gesto y orondo se va.
Halló en el camino a un Efraín Cepeda vecino,
y le dijo: “¡Godito! venga usted conmigo,
visitemos juntos la casa de César Gaviria y Ana Milena
y habrá francachela y habrá comilona”.
A poco llegaron, y avanza Efraín,
estírase el cuello, coge el aldabón,
da dos o tres golpes, preguntan: “¿Quién es?”
— “Yo, Simoncito, beso a usted los pies”.
“¿Está su papá en casa?” — “Sí, señor, sí está;
y celebramos mucho verlos a ustedes hoy;
con algo de achaques, revisando si ya le consignaron la pensión,
pero eso no importa; bienvenidos (al futuro) son”.
Se hicieron la venia, se dieron la mano,
y dice Efraín, que es más veterano, mirando de reojo al exregistrador:
“Mi amigo el de la U rabia de calor,
démele güisquicito, hágame el favor”.
Y en tanto que el político consume la jarra
el doctor Gaviria mandó a la niña María Paz a traer la guitarra
y al delfincito le pide que cante
encuestas alegres, tonada elegante.
“¡Ay! de mil amores lo hiciera, señor expresidente,
pero es imposible darle gusto ahora,
que tengo el gaznate más seco que estopa
y me aprieta mucho este gobierno de Izquierda.
“Lo siento infinito”, responde Nadia Blel,
“aflójese un poco chaleco y corbata,
y yo mientras tanto me voy a lamentar
por una consulta popular muy particular”.
Mas estando en esta brillante función, con hundimiento de reformas,
baile y cerveza, guitarra y canción,
los Godos y los Rojos no pudieron revivir el Frente Nacional,
y vuélvese aquello el juicio final. (Sigue…)
Doña Claudia López, que no estaba invitada, trinchó por la oreja
al niño Simoncito maullándole: “¡Hola!”
Y los demás invitados
uno por la pata y otro por la cola.
Juanito Galán, el delfín paseador, mirando este asalto
tomó su sombrero, dio un tremendo salto,
y abriendo la puerta con mano y narices,
se fue deseando a todos “elecciones y avales muy felices”.
Y siguió saltando aunque ya no tan alto ni aprisa,
ya que por biche perdió en los debates, rasgó la camisa,
se coló en la boca de un rival tragón
y éste se lo embucha de un solo estirón.
Y así concluyeron, uno, dos y tres,
Conservadores y Liberales y el partido de la U después;
los Verdes comieron y el Progresismo de nuevo triunfó,
¡y doña Gloria Pachón, triste por su otro delfincito quedó!
La versión original de “El renacuajo paseador”.
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