Once personajes muestran lo que leyeron con fascinación este 2024. Algunos hablan también de las lecturas que los decepcionó. De pronto, en esta selección encuentra el regalo ideal para sorprender con un libro en Navidad. O para regalarse usted.
Once personajes muestran lo que leyeron con fascinación este 2024. Algunos hablan también de las lecturas que los decepcionó. De pronto, en esta selección encuentra el regalo ideal para sorprender con un libro en Navidad. O para regalarse usted.
Ana Cristina Restrepo Jiménez
“Los nombres de Feliza”, del colombiano Juan Gabriel Vázquez.
Es el mejor libro que he leído en el año 2024: no solo demuestra la madurez y lucidez del autor bogotano (quien, no sé cómo, cada vez se supera a sí mismo), sino que cuenta una época del país, del mundo, de la historia de las mujeres y del arte, y de un pasado cercano que de muchas formas nos toca a todos. Con su vida y obra, sin concesiones, mujeres como Feliza Bursztyn han labrado el camino para que hoy Colombia, «el país más godo del universo godo» (como la misma artista lo definía), sea un poco más libre. Para las mujeres y los hombres.
Más allá del mundo masculino de sus amistades intelectuales como Alejandro Obregón, Álvaro Cepeda Zamudio, Gabriel García Márquez o Rogelio Salmona, y de su relación con mujeres que a contracorriente conquistaron dicha esfera del debate público, como Marta Traba o Beatriz Daza; con la arcilla que amasó durante 28 años de investigación (documentos, libros, poemas, recortes de prensa, fotografías, testimonios, entrevistas), Vásquez esculpe con palabras a una mujer libre… a tal punto que, a veces, el lector siente que el personaje se zafa de la pluma del autor. Los nombres de Feliza es una mirada detenida sobre la vida de la madre del «Romanticismo motorizado»: de hierro, fundida, exhibida y escondida. Y sobre su muerte «de tristeza», en París, entre amigos, con su amor.
La decepción: Estoy harta de “biografías” publicadas por políticos que solo hablan de sí mismos y política electoral, sin exponer su diálogo con otras formas de pensar, con otras ideologías. Son monólogos mirándose el ombligo. Nunca logro culminarlas, ¡qué aburrimiento!
Gonzalo Mallarino Flórez
Poeta y narrador, columnista de El Espectador.
“Tunc”, del británico Lawrence Durrell.
Esta novela fue publicada por primera vez en 1968, más de diez años después de su famoso “Cuarteto de Alejandría”. Era el enésimo intento que le hacía al libro, pues lo quería leer en inglés y las veces anteriores, me había derrotado. Esta vez lo empecé tres veces y de repente click, empecé a sentir respirar a Durrell y a resonar su lenguaje en mi mente, como si fuera castellano.
Es acerca de una temible firma internacional, Merlin, que entre otras cosas, compra inventos que pueden proporcionar enormes réditos financieros y políticos en el mundo entero. Charlock, inventor de una máquina prodigiosa, es seducido por la firma y por la bella y misteriosa Benedicta, en lo que, en apariencia, iba a ser una aventura feliz.
La decepción: El ensayo “Desaparecer de sí”, del francés David Le Breton. Tenía ese bello título y era acerca de las formas de derrota y de huida de todo en absoluto, a las que nos fuerza en ocasiones la sociedad del presente. Las primeras páginas fueron luminosas, pero a partir de un momento, empieza la repetición de la repetidera. No sé si era la traducción o la tediosa erudición que exhiben a veces los franceses, pero terminé el libro con inmensos sacrificios.
Carolina Wiesner
Directora del Instituto Nacional de Cancerología, (INC), primera mujer en dirigir esta entidad en sus 90 años de historia.
“La vegetariana”, de la surcoreana Han Kang y “La vergüenza”, de la francesa Annie Ernaux.
Las escritoras Han Kang, de 54 años, y Annie Ernaux, de 84 años, ganaron el Premio Nobel de Literatura; la primera en el año 2024 y la segunda en el 2022. El hecho de ser mujeres tiene además un atractivo particular para aquellas que sentimos una identidad de género y una mirada crítica frente al legado histórico de violencia familiar, social y ambiental.
“La vegetariana” posee un lenguaje literario sencillo, realista y sin grandes elaboraciones lingüísticas; en él, presenta la historia de una mujer, Yeonghye, desde tres miradas: la de su marido, que la observa de manera despectiva, desagradable y muy poco amorosa; la del cuñado, que la erotiza artísticamente hasta lograr un encuentro sexual con-sentido, y la su hermana mayor, que por sus decisiones en contra de las normas sociales, la estigmatiza como a una enferma mental.
Estos enfoques, que parecen narrar la historia de tres diferentes mujeres, están conectados por los sueños de la protagonista que la hacen ser consciente de su rechazo por los valores imperantes, la presión y la violencia social. Su solitaria rebeldía, que se expresa en el rechazo al consumo de carne -símbolo de la prosperidad y del crecimiento económico-, genera un total desconcierto familiar. Esta obra expresa la fuerza femenina del ser humano en un país oriental, que rápidamente incorporó el consumo y la estética de Occidente y que tácitamente invita a un reencuentro con una fuerza más vegetativa y femenina, frente a la animal.
Señales de reencuentro con esta fuerza se podrían encontrar en “La vergüenza“, de Annie Ernaux. En su sencillo lenguaje literario intenta “sacar a la luz los códigos y las normas de los círculos en los que se hallaba encerrada”. La autora describe otras formas de violencia familiar y social, sus sentimientos y acontecimientos, a partir del impronta que, a los doce años, le generó, la intención que tuvo su padre de matar a su madre. A su narrativa, esencialmente descriptiva y realista de la Francia de la postguerra, le hizo falta una buena dosis analítica, reflexiva o metafórica; comparada con la obra anterior, esta queda como inconclusa. En contraste, Yeonghye asume una radical y difícilmente comprensible postura, genera reflexión frente a la violencia, incluso la médica, y frente al deseo infinito de libertad a la hora de tomar sus propias decisiones.
Diego Firmiano
Editor, escritor, crítico literario y director del portal cultural Ojo al Eje.
“D.F. Confidencial. Crónicas de delincuentes vagos y demás gente sin futuro“, del mexicano J.M. Servín.
Si metiéramos en una licuadora a Hunter Thompson, Gabriel García Márquez y Joseph Mitchell, con unas gotas de Jack Kerouac, saldría J.M. Servín y su libro D.F. Confidencial. Crónicas de delincuentes vagos y demás gente sin futuro (Almadía, 2010). Un título que no decepciona desde sus primeras páginas, porque estamos frente a un narrador, periodista y editor mexicano que ha entendido el oficio de escribir sobre los alienados, sobre esos seres errabundos con olor a anonimato, noche y desidia. Así entonces, donde otros ven perdedores, J.M. Servín ve literatura en estado puro, componiendo con altura y estilo, crónicas que no dejan indiferente al lector, pues como dice Nelson Algren, «el escritor en realidad no vive, observa». Esto es Servín, y bajo ese rol de voyeur citadino compila el material para sus piezas narrativas.
La decepción: Aunque la temática es trillada, no podemos esperar mucho de Mauricio Aranguren Molina a partir de “Mi confesión: Carlos Castaño revela sus secretos” (2001), ya que sus libros, que no son superventas (a pesar de tocar temas coyunturales), no logran traer nada nuevo al amarillismo literario ni enganchar al lector serio. Me refiero al título “El gran fracaso de la fiscalía: 192 niños asesinados. Captura y confesión de Garavito «La bestia»” (2002). Un libro que nos desinfla ante la falta de creatividad, y que al leerlo no podemos ver sino a un escritor limitado a replicar fríos archivos judiciales (y eso que Mauricio Aranguren Molina se entrevistó con Luis Alfredo Garavito como lo hizo Truman Capote con Richard Hickock y Perry Smith). No hay que culpar al autor, ni siquiera a la editorial Oveja Negra, dirigida por José Vicente Kataraín, pero nos queda la sensación de que con ese papel se hubiera escrito una obra maestra.
Claudia Flórez Sepúlveda
Secretaria General del Partido Comunista Colombiano (PCC) primera mujer en asumir esa posición, desde que se fundó en 1930.
“Mano Dura: el Estado policial global, los nuevos fascismos y el capitalismo del Siglo XXI“, del estadounidense William I. Robinson.
El sociólogo analiza la reconfiguración de las estructuras políticas y económicas contemporáneas y las nuevas expresiones del fascismo en el mundo, abordando con gran claridad temas como el negacionismo del cambio climático y la misoginia.
Este fenómeno emerge en la actual crisis del capitalismo como una respuesta autoritaria, cuya finalidad es consolidar Estados que utilizan los discursos nacionalistas y guerreristas, donde sus gobiernos intensifican el uso de fuerzas represivas y los mecanismos de control social, justificándose en la “guerra contra el terror”, la “crisis migratoria” o la “lucha contra el narcotráfico”, lo que genera la reproducción de mayor polarización social, mayores desigualdades y el aumento de la crisis ecológica. También ubica el papel de las nuevas tecnologías usadas en la vigilancia digital, el control de la información y la manipulación de la opinión pública mediante algoritmos y fake news que están ligadas a fortalecer las narrativas fascistas creando sociedades polarizadas y fragmentadas.
Quiero aprovechar la oportunidad para recomendar dos títulos ideales para reflexionar en estas épocas. El primero es “Esta es la historia de lucha de Cerro Norte, un barrio en la Loma de Bogotá“, publicado por la editorial Teoría y Praxis. Escrito y editado por la misma comunidad, relata las valientes experiencias de las luchas sociales en el Cerro, ofreciendo una visión profunda e inspiradora de la resistencia colectiva. El otro es “Propagandas Confrontadas“, de la misma editorial. El profesor Ciro Eduardo Becerra analiza al detalle el impacto de la Guerra Civil Española en Colombia, explorando cómo este conflicto marcó nuestra historia política y cultural en la primera mitad del Siglo XXI.
Foto: David Leonardo Castilblanco.
Julio César González, Matador
“La risa caníbal, humor, pensamiento cínico y poder”, del español Andrés Barba.
Existen pocos ensayos sobre el humor. Uno ve que cada vez hay menos libros de humor gráfico y humor político. A mi este libro me llegó al alma, porque reflexiona sobre el papel del humor en la cultura. Es un análisis profundo, que traspasa la epidermis y nos cuestiona como artistas y como ciudadanos. Andrés Barba, que además de ensayista es novelista y fotógrafo, cuenta cómo el humor puede ser subversivo y cómo puede actuar obviamente como contrapoder.
La decepción: “Colombia, cuatro años después: Resumen de un país sin presidente”, de Matador. Me decepcionó porque el colombiano tiene mente de corto plazo y ya mucha gente olvidó el nefasto gobierno de Iván Duque, que realmente fue otro gobierno de Álvaro Uribe Vélez. Fue tan nefasto que hasta salió la noticia de que Donald Trump había postulado a Duque para director general de la OEA pero lastimosamente para él resultó ser una fake news y, además, ese cargo no existe. Ese libro me decepciona porque no está en todos los hogares colombianos y debería estar para que no volvamos a cometer los errores del pasado.
Mima Peña
Directora de Come Cuento Podcast y columnista de La República.
“Mesa para dos”, del estadounidense Amor Towles.
Una colección de seis cuentos y una novella, protagonizados por unos personajes encantadores y profundamente humanos, como el abogado serio y conservador de 65 años que, a escondidas de su familia, asiste a un lugar en Central Park en donde patina y baila con unos desconocidos, y descubre que es allí en donde es verdaderamente feliz, o la mujer amorosa que no desampara a su marido alcohólico, así el hombre esté a kilómetros de distancia atrapado, por una tormenta, en un aeropuerto, a punto de entrar al bar.
La narración impecable de Towles, su perspicacia e ingenio, el tono a veces muy poético, pero nunca meloso, ¡los finales!, y ese ingrediente de las pequeñas serendipias de la vida, hacen que estas historias se me hayan quedado en el corazón.
Debatí entre “Mesa para dos” y “La vegetariana” de Han Kang, dos historias y dos estilos, que no pueden siquiera compararse; sin embargo, me quedo con “Mesa para dos”, porque creo que la habilidad para encontrar belleza en los momentos más sencillos de la vida, también nos recuerda por qué la literatura importa.
La decepción: No quise leer la versión digital que circulaba en redes sociales. Lo compré en la librería, hice capuchino, me acomodé en el sofá que más me gusta, y apagué el celular. Dispuesta a disfrutar una especie de bombón literario, empecé a leer “En agosto nos vemos”, de Gabriel García Márquez.
Incapaz de criticar algo escrito por uno de los mejores autores de todos los tiempos, solo digo que no encontré la magia característica de su obra. En cambio, a medida que leía, pensaba en las razones por las que él no habría querido publicar esta historia, y más preocupada por el incumplimiento de la familia al mandato del padre que por las andanzas de Ana Magdalena Bach, decidí respetar la voluntad de Gabo, y no continuar leyendo el libro que, por cualquier razón, él no quería que leyéramos.
Hernán Jara Muñoz
Librero. (Librería Lerner de Bogotá)
“Volver la vista atrás”, del colombiano Juan Gabriel Vásquez.
Es la historia novelada de la familia Cabrera, de su migración, de cómo llegaron a Colombia, de su papel en el cine… Este autor me gusta mucho, porque casi todos sus temas son históricos y la Historia es un género que me apasiona. Su prosa es muy agradable. En su escritura aparecen el periodista que investiga y el literato que nos deja ver la exquisitez de su pluma. Es una combinación maravillosa que, además de entretenida, contiene referencias de hechos comprobados, donde se nota un trabajo de campo extraordinario y minucioso. Es un autor al que leo con placer. También recomiendo su libro anterior, La forma de las ruinas, que habla sobre dos personajes centrales de la historia de Colombia: Jorge Eliécer Gaitán y Rafael Uribe Uribe.
Juana Carolina Villa Cortes
Escritora, poeta, gestora cultural, activista y autora de la novela
“Historias de mi pierna izquierda”, ganadora de la beca artística Estímulos 2024 del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes.
“Todos los cuentos”, de la brasileña (nacida en Ucrania) Clarice Lispector.
Clarice Lispector es una autora fascinante, misteriosa, con una gran capacidad de explorar las naturalezas humanas profundas y de proponer una reflexión sobre lo femenino desde el ser y no desde los roles y estereotipos, a través de sus maravillosos cuentos y sus novelas. Su narrativa es experimental, innovadora, valerosa, rebelde e imponente. Sus historias rayan a veces en el absurdo, el surrealismo y la locura pero para mí son metáforas de nuestro inconsciente colectivo y nuestra lastimada civilización. Libro que contiene su obra completa de cuentos. Super recomendada.
La decepción: “Casandra” de Christa Wolf, una novela corta sobre la cual tenía otras expectativas. Me pareció una historia pesada, aburrida. Aunque tiene buenos momentos y algunos personajes con mucha fuerza, ni me atrapó, ni me interpeló. Me gusta que un libro me sacuda hasta los huesos.
Germán Puerta
Divulgador científico, ex coordinador del Planetario Distrital de Bogotá.
“Elon Musk”, del sudafricano Ashlee Vance.
Nos guste o no el personaje, sin duda es uno de los protagonistas del mundo científico, tecnológico y comercial del siglo XXI. Una historia fascinante del hombre que sin darnos cuenta tiene una gran influencia en nuestra vida cotidiana.
Gloria Helena Rey
Reportera y primera mujer en ganar el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar. Fue corresponsal en América Latina de la AP, jefe de oficina de AFP, y corresponsal de la BBC de Londres, y de los diarios españoles La Vanguardia y El Periódico.
“El valor de la verdad”, del hindú Mahatma Gandhi.
He leído mucho a Gandhi porque me alimenta el alma. ¿Qué es la verdad? En el libro dice que es la voz interior que nos habla. Para descubrir la verdad hay que ser humilde y para penetrar en el corazón de ese océano que es la verdad, hay que decidirse a no ser nada, dice. Sobre Miguel Hernández, mi poeta popular favorito, hay mucho más que la “Nana de las cebollas”. Amé este poema que me sé de memoria: “Mis ojos, sin tus ojos no son ojos/son dos hormigueros solitarios/ y mis manos sin las tuyas varios, intratables espinos a manojos/
Aunque no escriba tan bien como García Márquez, amo a Borges, porque es profundo y muy culto. También a Máximo Gorki, el escritor ruso.
Adriana Martínez-Villalba
Directora de la Biblioteca Nacional de Colombia
“Biblioteca Vorágine”, homenaje al colombiano José Eustasio Rivera.
En Calamar, Guaviare, a dos horas de San José, está la Biblioteca Pública Municipal José Eustasio Rivera, una de las 1.558 bibliotecas públicas que hay en todo el país. En el centro, sobre una mesa, están exhibidos los diez tomos que conforman la “Biblioteca Vorágine”, decorados con unas hojas y unos dibujos de hormigas hechos por las lectoras y lectores de este lugar.
A comienzos del siglo XX, de ahí, de Calamar, gran parte de la población indígena fue secuestrada y esclavizada para trabajar en las caucherías, tema que denuncia Rivera en La vorágine. Aún se recuerda su paso por este pueblo mientras escribía el libro.
A cien años de la publicación de la novela, el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes y la Biblioteca Nacional de Colombia lideraron la conmemoración de este centenario. Una de las tantas acciones fue esta Biblioteca Vorágine, que se pueden leer en línea y en todas las bibliotecas públicas —muchas de ellas, como la biblioteca de Calamar, la recibieron con inmenso entusiasmo—, al tiempo que se despertó un diálogo sobre la emergencia climática, el racismo y el extractivismo, pero también sobre la esperanza y la resistencia de los pueblos originarios.
La “Biblioteca Vorágine” incluye la obra de Rivera y nueve títulos más que dan cuenta de los múltiples horizontes de sentido que se encuentran en sus páginas: su riqueza literaria, los testimonios del holocausto cauchero, el sentido de la identidad nacional, los difusos límites territoriales, la representación de distintas poblaciones.
Y ustedes, los lectores, ¿Cuál fue el mejor libro que leyeron en 2024?
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