Alicia Arango y Vicky Dávila. Imágenes de archivo particular.

¿Está durmiendo Vicky Dávila con el enemigo? Tengo una teoría.

La campaña presidencial no ha empezado, por muy afanadas que estén las encuestas y los medios para medir las posibilidades de personajes que, incluso, ni siquiera han sometido oficialmente su nombre para obtener un cupo en el tarjetón. Es el caso de Gustavo Bolívar, al que ya ponen de “ganador” compitiendo con Sergio Fajardo, Vicky Dávila y Juan Manuel Galán.

Insisto en mi tesis: Lo de Bolívar es una trampa que se le está tendiendo a la Izquierda. El presidente, que en política es un zorro, sabrá entender. Al haber alcanzado la primera magistratura, con el viento y las élites en contra, Petro demostró que a la Casa de Nariño solo acceden genuinos animales políticos, y todavía no se ve en el horizonte a aquel o aquella capaz de correrle la silla al Progresismo a partir del 7 de agosto de 2026.

Si sumamos los resultados de la última encuesta Invamer Poll, obtenemos que de los tres primeros en el partidor ninguno pasa del 12% y la sumatoria de todos queda muy debajo de la imagen favorable del presidente,  35%, que se traduce en el posible caudal electoral para transferir a su candidato o candidata. Sumen ustedes: Gustavo Bolívar (11,8%); Sergio Fajardo (9,5%) y Vicky Dávila (8,3%).

El más aventajado de los precandidatos del Centro Democrático (CD), Miguel Uribe, ni siquiera supera el 5%.  Eso sólo significa una cosa: que la mala hora de su sensei, Álvaro Uribe –en medio de un juicio penal, acusado de tres delitos-, si les está pasando factura, aunque les cueste reconocerlo; eso sin contar que la Corte Suprema le abrió investigación preliminar por una donación a su campaña al Congreso en 2018, noticia que pasó de agache en la mayoría de medios.  

Los que decidieron adelantar la campaña, creyendo que al que madruga Dios le ayuda, lo único que están logrando es saturar las redes sociales de mensajes insulsos, cuando el colombiano de a píe espera soluciones a problemas reales y reformas sociales que mejoren sus condiciones de vida, no un rosario de promesas, que es lo único que pueden ofrecer los precandidatos, junto con las diatribas contra Petro.

Hay pobreza y pereza intelectual en aquellos que quieren gobernar a Colombia.

Piensan que hablar mal de presidente o aprovecharse, con cierta mezquindad, de la crisis del sector salud o la Paz Total, es materia suficiente para ganar una elección, sin esforzarse un poquito por ponerle sesos a la “campaña”, en la que deben demostrar de qué están hechos y qué tienen para ofrecer, más allá de la criticadera y la quejadera, que ese papel nos corresponde a los ciudadanos, no a los políticos que son parte del problema.

Hay pobreza y pereza intelectual en aquellos que quieren gobernar a Colombia. El tiempo y recursos que pierden en redes sociales deberían usarlo para estudiar al país, no para arengar con promesas vacías. El pueblo ya no les come cuento a los políticos. Y el pueblo seguirá siendo la voz de Dios, mientras tenga el poder del voto y sepa usarlo.

De las encuestas… líbranos señor 

La gresca Ejecutivo-Legislativo (con consulta popular de por medio) opacó el protagonismo de los precandidatos. Personajes como Vicky Dávila (que hasta febrero supuestamente lideraba el podio con 15,1%, según las firmas Guarumo y Ecoanalítica), se sometieron a un desgaste anticipado, por falta de cálculo político.

¿La vieron en redes sociales llegando a una EPS con su capa salvadora de Mujer Maravilla para luego salir abucheada? Yo creo que en la huida tal vez alcanzó a pensar “¡en qué diablos me metí!”.

Es entendible, porque ella es periodista y nada más que periodista, (“gallina en corral ajeno“, habría dicho mi abuelita si viviera), pero como del afán no queda si no el cansancio, dejó abierto el camino para que surja el candidato revelación (¿el o la outisider?), ya sea de Izquierda, Derecha o Centro (Centro que en este país es casi siempre de Derecha, rara vez de Izquierda).

No obstante, por arte de magia, resucitó Alicia Arango con la tarea de convertir a la veterana reportera en aprendiz de política. Con mentora uribista hasta la médula… blanco es, gallina lo pone.. y ahora toca esperar a ver si fritan o no a la candidata que se autoproclama “independiente” de las clase política, título que hoy no le va, porque, al final del día, en Colombia se necesitan las maquinarias para acariciar el poder. Entonces, me parece intrascendente discutir si es Uribista o Duquista cuando la sola presencia de Arango nos recuerda la magnífica frase de Juan Gabriel: “Lo que se ve no se pregunta”.

Según Pares, “fue Alicia Arango quien se inventó el mito de Álvaro Uribe Vélez”.

Hay dos maneras de interpretar su arribo como estratega política. Una, para implosionar (desde y hacia adentro) la campaña de Vicky Dávila, precisamente asociándola con Uribe, que en este momento podría restar en vez de sumar. No se sabe si detrás de esta maniobra, para bien o para mal, está Iván Duque como muchos malpiensan.

Sin embargo, Uribe rapidito salió a aclarar que él no tiene velas en ese entierro (“Nunca se habló de Vicky”, recoge El Espectador) y de manera hábil, envalentonado como es, el expresidente cambió el tema: aprovechó que Claudia López se metió en la discusión para dedicarle unas palabritas envenenadas: “Una mediocre y mala alcaldesa de Bogotá que ahora quiere ser presidente”, gruñó en X.

¿Cuál es la razón para que Uribe quiere desmarcarse? ¿Acaso le apuesta veladamente a Dios y al diablo para no causar caos en su partido? ¿O, como muchos presumen,  finalmente con Vicky y los demás se cocinará una única candidatura?

La otra interpretación tiene que ver precisamente con los cinco precandidatos del CD, ellos sí uribistas pura sangre, que en la misma encuesta aparecen rezagados: Miguel Uribe (4,8%); María Fernanda Cabal (4,2%); Paloma Valencia (0,8%); Andrés Guerra (0,7%) y Paola Holguín (0,6%). Pero ojo, porque la sumatoria de los cinco da 11.1%; es decir, superan el 8,3% de Dávila, con lo cual mi teoría sobre la implosión de su candidatura en manos de Alicia Arango no sería descabellada.

Los políticos finalmente son políticos y no creo que vayan a permitir que ella, una recién aparecida en la política, les arrebate lo que tanto sudor y plaza pública les costó construir. Por eso, este trino de la senadora Cabal suena a advertencia a sus contendores de Derecha. Me pongo a pensar: ¿Generalas? A lo mejor están ya pensando en Seguridad Democrática II, como si el país y la JEP no tuvieran suficiente con los líos que ocasionó la I.

Mientras ellos y ellas matan sus pulgas, a mí nada me hará cambiar de opinión como elector: aunque Vicky Dávila se vista de seda… periodista se queda. No me toquen ese mal vals… ¡ya lo bailamos con el hijo de don Misael!

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