Conspirando por un mundo mejor

Publicado el Yolima Vargas Garzón @yoligrilla

Los niños, niñas y jóvenes: última prioridad del gobierno colombiano

Yolima Vargas Garzón

Tomado de Secretaría de Educación de Bogotá SED
https://www.educacionbogota.edu.co/portal_institucional/noticia/la-alegria-de-las-ninas-y-ninos-regresa-las-aulas-de-los-colegios-publicos-de-la-capital

Los más maltratados por el gobierno nacional después de un año de pandemia son los niños, niñas y jóvenes de Colombia.

Aunque nunca hubo una evidencia científica, en una primera fase se asumió que eran el foco principal de contagio. Y así, por “precaución”, los encerraron peor que a cualquier otro grupo de edad en sus casas, sin derecho de salir ni siquiera a respirar al parque o a caminar de la mano de sus padres por la calle. Así pasaron varios meses.

Después surgió evidencia de que no eran un foco de contagio, como un estudio en Alemania del Robert Koch Institut que no encontró diferencias significativas entre la carga viral de niños y adultos. Entonces el gobierno tampoco le dio prioridad al regreso a clases de los niños. Ni de colegios privados, ni de los colegios estatales.

Primero fueron los centros comerciales, los comercios, restaurantes y hasta cines. En contraste, en buena parte de los países europeos siempre se priorizó a los niños. En los Lockdown más estrictos fueron los únicos que tenían permitidos los paseos diarios. Los más pequeños siempre han tenido la prioridad de regreso a los jardines, y los más grandes a los colegios en modalidad de alternancia. Los universitarios en cambio, han tenido que permanecer en la virtualidad.

Hoy en la mayor parte de Europa los niños asisten de manera presencial a los jardines y en alternancia a los colegios, mientras restaurantes y comercio siguen cerrados. En Colombia es al contrario.

En medio de este gran problema de prioridades, surge con razón la protesta de un sector de académicos a favor de priorizar a los niños. Pero de manera desafortunada y con un claro tinte clasista, la protesta se transformó en el reclamo a las organizaciones sindicales representantes de los maestros públicos, responsabilizándolos de obstaculizar el regreso a clases. Pocas voces o algunas muy tímidas, se han atrevido a reclamar con vehemencia al gobierno de Ivan Duque por su abandono.

Varios de los académicos involucrados representan la educación privada del país, y se les ha visto lanzando juicios morales desde el privilegio: “el colegio o la universidad que yo represento sí regresó a clases, porque a nosotros sí nos importan los niños”. El regodeo es innecesario. Por supuesto que los colegios privados por los que los padres pagan entre 20 y 50 millones de pesos anuales por un niño, tienen mejores condiciones para el regreso a clases, en contraste con los $3`696.911 (SED, 2014) de inversión anual que el Estado hace por estudiante en los colegios públicos.

A pesar de esta pelea intestina entre el sector privado y el público, se observa que todos los actores involucrados en la Educación quieren que los niños puedan reencontrarse, todos a excepción del gobierno nacional, que de manera irresponsable ha delegado en los gobiernos locales el asunto. No debe ser así y no será suficiente así. Si el gobierno Nacional no se involucra de manera activa y decidida, muy difícilmente los niños tendrán una opción real de regresar a clases.

Es una lástima que el debate que se presenta al público esté tan mal informado. Poco se consultan voces expertas que puedan dar luces sobre el tema. Muchos se imaginan un regreso TOTAL a la presencialidad y en reemplazo definitivo a la virtualidad. Eso no es real. La pandemia llegó y transformó para siempre la educación, no se podrá regresar a lo que existía antes de marzo del año 2020. Es por esto que es imperante seguir exigiéndole al gobierno nacional estrategias que garanticen la conectividad de los niños o alternativas que les permitan seguir estudiando sin ella, pero haciendo uso de otras tecnologías.

Varios pedagogos han advertido que el modelo pedagógico deberá adaptarse a las nuevas condiciones, integrando todas las herramientas que estén al alcance. Algunos se imaginan el regreso a clase de los niños como si fueran robots inmovibles que se sientan a dos metros el uno del otro, con tapabocas y que no hablan. Habrá que ser mucho más creativos. Si de verdad importa el bienestar de los niños, se priorizará el reencuentro, el arte, el deporte y el afecto antes que un regreso para llenarlos de contenidos. Después de tanto tiempo de encierro es obligatorio cambiar las metas y prioridades de educación en el reencuentro.

La exigencia del sector educativo debe unificarse por el bienestar de los niños. Urge el diálogo, porque a lo que se ha asistido hasta ahora es una discusión de oídos sordos de todos lados. Es primordial que el regreso a clases incluya el diálogo con los maestros públicos y los gremios que los representan. Y en este punto hay que decir que tienen razón los académicos en llamar la atención a que es inaceptable que los colegios lleven vacíos un año, cuando podrían estar usándose muchos espacios con seguridad y de diferentes maneras. También tiene razón Fecode al exigir unos mínimos para garantizar que los espacios cerrados sean aptos para los estudiantes con «adecuaciones de bioseguridad, principalmente suministro constante de agua potable y ventilación cruzada» según explica Jhon Granados, asesor del Cid-Fecode.

En las circunstancias ideales de Alemania, Inglaterra o Francia es descabellado que los maestros pidan prioridad en la vacuna, pues son testeados dos veces por semana, les dan incapacidades sin obstáculos, en caso de contagio se aíslan los centros educativos en cuarentenas  y lo más importante, cuando enferman de gravedad por Covid-19 son rápidamente atendidos por los servicios de urgencia. Nada de esto se le garantiza ahora mismo a los maestros en Colombia. ¿Ante esta realidad, es exagerado que pidan priorizar su vacunación?

Los académicos en sus diferentes áreas pueden aportar mucho proponiendo e innovando modelos educativos, adecuaciones del sistema de salud, alternativas de infraestructura y gestión educativa, que podrían hacer posible una buena educación para los niños ante esta tragedia. Si las instalaciones de colegios públicos son insuficientes, el sector privado también podría involucrarse. ¿Por qué no pueden usarse las instalaciones de las cajas de compensación, universidades, parques públicos, y de otras Entidades del Estado como Secretarías y Ministerios de cultura o de recreación y deporte, entre otros?

Referencias de costos de la educación pública y privada en Colombia

El costo de la buena educación en Colombia – Éecole (2017)

García, M (Et. Al). 2018. “Calidad y costos en la educación en Colombia, mirada a colegios públicos, privados y en concesión”. 

Serie de programas sobre la educación en la pandemia

Experiencia de la educación en la Pandemia de la profesora de preescolar del Distrito Judith Martínez Salcedo.

Aulas ventiladas. Con la sicóloga y epidemióloga Ana Veráz y el experto en temas de aire, profesor asociado de la UNAL, Néstor Rojas.

Análisis de las medidas para el regreso a clases en Bogotá. Con los doctores en Educación Jaime Parra y Miguel Ángel Vargas.

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