IVÁN DUQUE
Es una persona con magníficas habilidades sociales y comunicativas. Simpático y fluido. Carismático. Proyecta una imagen fresca. Es autocontrolado: difícilmente se le ve enojado. Buen conversador y ocurrente. Es mentalmente rápido y agudo. Pese a la mentira sobre su posgrado en Harvard, su formación académica es adecuada.
Representa a la clase política más tradicional y conservadora del país. Muchos de sus adeptos, mentores y colaboradores han protagonizado escándalos por corrupción y/o están siendo investigados por este motivo.
Su nula experiencia administrativa unida a la pretensión de ocupar el primer cargo administrativo del país. Su relación con Martha Lucía Ramírez, que en muchos momentos no parece ser la más amable.
Sus ambigüedades e imprecisiones frente a la reforma que pretende hacerle a la justicia. Ha insistido en que reducirá todas las cortes a una sola, nombrada por él mismo, pero al mismo tiempo dice que esto será discutido. También es preocupante la influencia decisiva que tendrán sobre él la gran cantidad de políticos corruptos que lo rodea.
La sospecha, fundamentada, de que hará lo posible y lo imposible para evitar que fluyan de manera independiente y diáfana las investigaciones sobre Álvaro Uribe, Santiago Uribe y sobre diversos políticos que están en su campaña, vinculados con la corrupción.
Que le va a reducir los impuestos a las grandes empresas y le va a dar microcréditos a los campesinos. También que penalizará la dosis personal de droga y que le hará reformas al acuerdo de paz.
Que es independiente de Álvaro Uribe o que gobernará sin su influencia directa. A diferencia de Juan Manuel Santos, Iván Duque no tiene capital político propio, ni la experiencia suficiente, ni la voluntad ética de desprenderse de su gran mentor.
También puede interesarle:
Una radiografía de Gustavo Petro para principiantes