Con-versaciones

Publicado el Bat&Man

Las trabajadoras en labores del hogar y las recetas para ser mejores

Decidme de una vez si no fue alegre todo aquello

5 x 5 entonces no eran todavía 25

ni el alba había pensado en la negra existencia de los malos cuchillos.

Yo te juro a la luna no ser cocinero,

tú me juras a la luna no ser cocinera,

él nos jura a la luna no ser siquiera humo de tan tristísima cocina.

-Rafael Alberti-

Bat: Las trabajadoras del hogar están dentro de esos grupos que son sistemáticamente invisibilizados en este país. Fíjese que la gente ni siquiera se pone de acuerdo en cómo llamarlas.

Man: ¿Cómo así?

Bat: Pues que las llaman de muchas formas. Les dicen “domésticas”, como si fueran mascotas; o “niñas del servicio”, como si no fueran ciudadanas mayores de edad y el único servicio que se prestara fuera el de las labores del hogar.

Man: Ah… Ya… Lo más común es que les digan “guisas”, por aquello de los guisos…

Bat: Pues es una forma muy despectiva de nombrarlas. Eso de reducir a una persona a una parte de su oficio es una forma de minimizarla y, hasta cierto punto, despojarla de su integridad.

Man: No me parece tan importante eso…

Bat: Lo es. Fíjese que la peor denominación de todas es la de “coima”. Esa palabra, en un comienzo, se utilizaba para nombrar a las concubinas. En la actualidad también se emplea como un remoquete para referirse a los sobornos. Y otro de los significados es el de “ganancia que obtienen los dueños de las casas de juego”… O sea, peyorativo a más no poder…

Man: Y entonces, ¿cómo debe llamarlas uno?

Bat: Pues, la denominación más correcta es esta: “trabajadoras en labores del hogar”. Y son personas fundamentales en la economía del país. Aportan alrededor del 1 % del PIB y constituyen el 3,1 % de la fuerza laboral. Sin embargo, solo hasta la promulgación de la Ley 1595 de 2012 se les reconocieron varios de sus derechos plenos.

Man: ¿Sí ve? Tanto que hablan los mamertos y no he visto ni siquiera que les ayuden a agremiarlas o sindicalizarlas o algo así…

Bat: Lo cierto es que a la profe Claudia Rodríguez se le ocurrió hacer un proyecto cultural destinado a las trabajadoras en oficios del hogar. Consistió en una capacitación en escritura y la elaboración de un libro en el que ellas hacen recetas, pero no de cocina, sino de fórmulas para vivir.

Man: Vea pues… Buena idea.

Bat: ¡Una gran idea! Y lo mejor es que de todo ese proceso quedó un libro digital que puede descargarse gratuitamente aquí.

Man: ¿Gratuitamente? ¿Y qué contiene?

Bat: Sí. Al gratín. Bueno, ellas hicieron algunos ejercicios iniciales de escritura para desarrollar destrezas en la elaboración de recetas. Luego, cada una elaboró una receta final. Recetas para amar, para ser felices, etc. Los productos son muy lindos.

Man: Interesante la vaina.

Bat: Es que ya va siendo hora de que esta sociedad deje de pensar que las actividades del hogar son menos importantes que otras o que cualquiera puede hacerlas. Se necesita experticia y conocimiento, además de mucha paciencia y dedicación para sacar adelante esas tareas todos los días.

Man: Pues sí. La verdad es que esos oficios no son nada fáciles de hacer. A mí se me quema hasta el agua. En realidad, uno ni se fija en quién hace esas labores, ni en qué condiciones viven.

Bat: Así es. Muchas de estas mujeres son cabeza de hogar. Y tienen que apartarse de su propia familia para ir a trabajar para la familia de otros. Parafraseando a nuestra vicepresidenta, Francia Márquez: cuidan a los hijos de los demás y llegan por la noche a sepultar a los hijos que les han matado.

Man: Deje el dramatismo, Bat. ¡Tampoco!

Bat: Muchas sí han vivido situaciones así. De todos modos, son varias las trabajadoras en labores del hogar que casi ocupan el lugar de una madre ausente en las familias. Se encargan no solo de limpiar y preparar los alimentos, sino también de atender a los niños, de acompañarlos y conversar con ellos. Su presencia es muy valiosa y su labor, impagable.

Man: Eso sí es cierto. Muchas de ellas son como una segunda madre… O una primera madre algunas veces. Merecen toda nuestra consideración…

Bat: Más que nuestra consideración, estas mujeres deben recibir nuestra gratitud, respeto y unas condiciones laborales justas. También es importante que las apoyemos para que puedan estudiar y superarse. Es probable que en un par de décadas esas labores sean reemplazadas por las tecnologías. Así que a tomarlas más en cuenta y hacerlas más visibles.

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Imágenes:

La cocinera – Bartolomé Esteban Murillo

La mulata – Diego Velásquez

La vieja friendo huevos – Diego Velásquez

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