Oh Capitán, mi Capitán:
nuestro azaroso viaje ha terminado.
Al fin venció la nave y el premio fue ganado.
-Walt Whitman-
Bat: El ansia de hazaña ha sido sustituida por el apetito de goles. Así como la pepa de oro puro fue reemplazada por un papel, no siempre respaldado por una riqueza real. La cultura se ha encargado de poner un símbolo ahí donde antes había una experiencia directa. Sentimos nostalgia de palabras como “honor” o “gloria” y las reemplazamos por baratijas: una camiseta, un color, una bandera pintada en la cara… Eso es lo que nos va quedando del concepto de proeza. Con eso entretienen nuestra necesidad de gesta colectiva… Tan pocas posibilidades nos deja la vida cotidiana para emprender la aventura épica, que nos conformamos con vivir al margen la leyenda de esos dudosos héroes en calzoncillos que juegan fútbol. Tan abrumadora es la soledad y el aburrimiento de estas multitudes, que llegamos al éxtasis en el momento de cantar “gol” colectivamente, porque en ese instante sentimos que somos uno con los demás. Claro, nos divertimos como enanos con ello… Y hay gente, incluso, dispuesta a dar o quitar la vida en nombre del mito de prevalecer sobre el color contrario. Las cosas son simples para el fanático. La joda no tiene variantes para el que tiene puesta la camiseta. La vida del fan es tan exigente, que lo deja exhausto para todo lo demás. Y lo comprendo. Sin esos pequeños fármacos culturales, la realidad tendría un peso insoportable.
Man: … ¿Qué se fumó, Bat?…