Museo del Oro de Bogotá. Una sala a oscuras. En medio, una vitrina. En su interior, una balsa de oro, la que veis en la foto de abajo. Es la Balsa de la Ofrenda, la de Eldorado, la Balsa Muisca y una de mis piezas favoritas.
El tercero que veis empezando por la izquierda en esta foto en blanco y negro (Archivo del Museo del Oro del Banco de la República) junto a su familia se llama Cruz María Dimaté y es uno de los campesinos que encontró esta balsa en 1969dentro de una vasija de cerámica en una pequeña cueva del municipio de Pasca, al sur de Bogotá. Fundida en una sola pieza en un molde de arcilla mediante la técnica de la cera perdida es de oro de alta ley (más de 80%) con plata y cobre. No se sabe con exactitud a qué época pertenece pero podría tratarse del periodo tardío de la cultura muisca, entre 1200 y 1500 después de Cristo.
Menos mal que a Cruz María no se le pasó por la cabeza fundir la pieza o venderla en el extranjero para ganarse unos pesos sino que se la entregó al párroco de Pasca, el padre Jaime Hincapié Santamaría, que entendió que esta joya era patrimonio de todos y emprendió, incluso desde el púlpito, una verdadera cruzada en defensa de su exportación ilegal y de su fundición. En abril de ese mismo año la balsa fue adquirida por el Museo del Oro. Expuesta desde entonces en su sede de Bogotá, nunca ha salido del país.
Tristemente no corrió la misma suerte otra pieza semejante, la balsa hallada en la laguna de Siechaen 1883, salida un buen día legalmente del país rumbo a Alemania -por entonces no había ninguna ley que lo prohibiera-, y que desapareció para siempre cuando el barco que la transportaba sufrió un gran incendio al llegar al puerto de Bremen.
Mucho han cambiado las cosas desde entonces; en la actualidad la ley colombiana prohíbe la compra, venta y exportación de objetos arqueológicos. El patrimonio es de los colombianos y es responsabilidad de todos cuidarlo y conservarlo. Y ente sentido desde el Museo del Oro se lleva a cabo una campaña, a través de paneles explicativos y fotografías que acompañan a la colección permanente y que estarán expuestos hasta enero del año que viene, para recordar que el patrimonio ni se compra ni se vende. Así de claro.
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colombiadeuna
Me llamo Toya Viudes y soy travel blogger. Cansada de los tópicos típicos recorro Colombia con mi libreta y mi cámara de fotos para contarle al mundo cómo es de verdad este país.