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Benditas ballenas yubarta

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Lo primero, mil perdones por la foto, está muy desenfocada pero mira que es difícil fotografiar a estas ballenas mientras entran y salen del agua. Yo lo he intentado, aunque la verdad con poco éxito, este fin de semana en Bahía Solano donde llegan todos los años desde la Antártida y el sur de Chile para aparearse, dar a luz y criar a sus ballenatos. ¿Y qué hacía yo en este rincón del Pacífico colombiano? Un reportaje para la Revista Volar de Satena.

Ayer os contaba que las ballenas yubarta -también llamadas jorobadas– al salir a respirar a la superficie emiten un sonido muy fuerte que acompañan con un enorme chorro de hasta tres metros de altura mezcla de vapor de agua y dióxido de carbono. ¿Es eso lo que estamos viendo a lo lejos? ¡Sí, son ellas! Qué emoción, ¡Vamos a buscarlas! Nos acercamos lentamente para no molestarlas; van en pareja la mamá y el ballenato que de bienvenida nos regala un impresionante salto. Como os decía ayer la yubarta es la más acrobática de todas las ballenas y le encanta dar saltos, pero ¿por qué lo hace? Los científicos no se ponen de acuerdo; unos hablan de estrategia de cortejo, otros de intento para ubicarse; algunos aseguran que al chocar con el agua buscan quitarse las algas, plantas y parásitos que tienen pegados a sus lomos. Quién sabe.

Los grupos de ballenas con crías generalmente salen a la superficie a respirar cada 3 ó 5 minutos. Mientras las esperamos todos a bordo permanecemos en completo silencio y con las cámaras de fotos preparadas. ¡Ahí están de nuevo! Son impresionantemente grandes. El ballenato tiene un adorable color rosado, dan ganas de tirarse al agua y abrazarlo.

A la mañana siguiente vamos de excursión al Parque Nacional Natural Ensenada de Utría, sin duda uno de las más bellos de Colombia, más biodiversos y también más lluviosos del mundo y del que prometo escribir mañana. Las aguas de la ensenada son muy tranquilas y de un profundo color verde esmeralda. Hoy estamos de suerte: vemos a otra mamá ballena con su ballenato al que enseña amorosamente sus primeras lecciones de supervivencia: nadar, respirar, dar saltos. No se despegan el uno del otro, se mueven literalmente pegados. Se sumergen, desaparecen, aparecen de nuevo y nosotros no hacemos otra cosa que esperarlos. Me quedaría horas y horas contemplándolos pero toca dejarlos tranquilos y regresar a Bahía Solano. Benditas ballenas yubarta.

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