El 20 de diciembre del 2000, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas proclamó, el 22 de mayo, día mundial de la diversidad biológica, como una estrategia internacional para impulsar acciones sociales, políticas y educativas destinadas a implementar con mayor contundencia, el convenio sobre este mismo fin acordado en 1992. Con este hecho se busca conservar la diversidad biológica, utilizar sus componentes de forma sostenible, favorecer la participación justa y equitativa de todos los beneficios que se derivan de ella.

Pero, más allá de la fecha conmemorativa, es urgente y necesario emprender mayores acciones orientadas a la formación ciudadana en todos los niveles, modalidades y ámbitos educativos para comprender el significado profundo de la categoría biodiversidad.

A propósito de esto, la Universidad Pedagógica Nacional publicó en el año 2022, producto de una cátedra doctoral en educación, el libro Educación en Biodiversidad: perspectivas y retos. Este propone elementos esenciales para avanzar en un proceso amplio y significativo para pensar este asunto, en un escenario complejo que evidencia, con mayor preocupación, que los índices de extinción estarían entre 100 y 1000 veces más altos de lo que se considera natural y se espera que crezca por diez, en lo que resta del siglo, esto según datos de la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre la Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES).

El libro tiene aportes de 14 autores, dos argentinos, una mexicana, y 11 colombianos(as). La edición fue realizada por los profesores Édgar Orlay Valbuena Ussa, Julio Alejandro Castro Moreno y Robinson Roa Acosta de la Universidad Pedagógica Nacional.

La obra plantea de forma cuidadosa y con profundidad, comprensiones del concepto biodiversidad, para ir más allá de indicar relaciones de número de organismos en determinado espacio; logra complejizar este concepto en el sentido de las interacciones que esta implica con la biología de la conservación, la ética, la cultura y el desarrollo biotecnológico, enfrentando las corrientes filosóficas del antropocentrismo y del biocentrismo.

En este sentido, para el profesor Leonardo Galli, no es lo mismo referirnos a diversidad biológica que biodiversidad, puesto que el primer concepto se centra en cuestiones de riqueza de especie; el segundo es de carácter político, posibilitando relaciones con la biología de la conservación y la ética ambiental, así como la valoración de la biodiversidad.

Para el profesor Alejandro Castro puede ser práctico apropiar la trilogía de la biodiversidad cuyos niveles son genéticos y ecosistémicos. Lo anterior no es suficiente si no se tiene en cuenta lo ontológico, ya que de lo que se trata es de reconocer qué entidades cuentan, reconociendo la incisión entre humanos y naturaleza como integrantes de la diversidad biológica.

A propósito de las rupturas entre naturaleza y cultura, la profesora Irma Bernal expresa que para avanzar en lo que respecta a la biodiversidad, se requiere un estudio profundo del ser humano, abrazando la interdisciplinaridad y las interacciones complejas entre lo biológico, lo cultural y lo ecológico; propone acuñar nuevos conceptos como los holiobiontes, ya que permiten dimensionar la acción humana, concretamente el cambio antropogénico y las afectaciones simbióticas en los ecosistemas.

El profesor Robinson Roa irrumpe con una perspectiva diferente a lo expuesto, pues trae una discusión de la epistemología de la biología y sus características como campo de conocimiento propio, discusión que gradualmente genera tensión entre la biotecnología y la biodiversidad, trayendo nuevas comprensiones sobre la manipulación de lo vivo y la vida en términos de producción económica e industrial.

Estos aspectos conceptuales invitan a pensar cómo trabajar en las apropiaciones sociales y públicas que se hacen del concepto biodiversidad para generar acciones de defensa y conservación de la vida, lo que es fundamental para orientar ejercicios de ciudadanía crítica y responsabilidad social.

Poner en discusión la biodiversidad en términos de lo que tenemos y del para qué sirve, nos lleva a la complejidad del tema, aunque poco se hable de los mitos, leyendas, seres sagrados que habitan la naturaleza, de nuestra marcada violencia por los conflictos ambientales y, específicamente, de la biodiversidad, nos posibilita comprender que nuestras representaciones sociales, concepciones, apropiaciones normativas y experiencias, orientan nuestras acciones.

Es importante enfrentar el reto de la educación por la biodiversidad, a partir del conocimiento y praxis que defienda la vida humana, la vida no humana y de los territorios. En palabras de Sahotra Sarkar “la biodiversidad es similar a la libertad humana, o al amor, en el sentido de que es demasiado importante para ser comercializada en el mercado”.

Esta columna fue escrita colaborativamente con la profesora Diana Fabiola Moreno Sierra del Departamento de Biología de la Universidad Pedagógica Nacional.

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