Durante el segundo semestre de este año dedicaré estas líneas, críticas y propositivas de este blog a pensar colectivamente la crisis climática, por constituir, quizás el rostro más agudo de la crisis ambiental que padece nuestra sociedad en el contexto de su crisis civilizatoria. Las raíces de la crisis climática se encuentran en la sociedad…
Durante el segundo semestre de este año dedicaré estas líneas, críticas y propositivas de este blog a pensar colectivamente la crisis climática, por constituir, quizás el rostro más agudo de la crisis ambiental que padece nuestra sociedad en el contexto de su crisis civilizatoria.
Las raíces de la crisis climática se encuentran en la sociedad occidental que optó desde la revolución industrial por el modelo capitalista basado en el extractivismo de la naturaleza y en el mito de alcanzar el bienestar humano a partir del desarrollo y el progreso. El crecimiento desbordado de las ciudades y luego las grandes metrópolis demandó de gran cantidad de energía obtenida inicialmente del carbón y luego del petróleo que dio lugar a modernos sistemas de transporte y la producción de diversas mercancías, que con el tiempo se tornaron altamente contaminantes por la generación de gases efecto invernadero tales como dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), entre otros, que a su vez generan el aumento progresivo de la temperatura promedio global del planeta y con ello afectan significativamente tanto los sistemas naturales como humanos.
El fenómeno natural conocido como efecto invernadero fue alterado por la actividad humana, esto ocurre debido a los gases de la atmosfera terrestre, en el que ocupa un papel fundamental el dióxido de carbono y el metano que evitan que una buena parte de la radiación solar se refleje al espacio y permanezca en el planeta conservando una temperatura promedio global de 15 oC, que hace posible los equilibrios ecológicos de todas las formas de vida. La revolución industrial impulsada desde 1850 por la sociedad occidental desencadenó una acelerada producción de gases efecto invernadero hasta el punto de generar un aumento entre 1 y 1.1oC, para los últimos años, lo cual genera graves consecuencias en el clima, desencadenando olas de calor, aumento de huracanes y tormentas, inundaciones y otras afectaciones directas especialmente a comunidades vulnerables.
Aunque cada vez es más claro que el cambio climático envuelve una verdadera crisis de nuestra sociedad, aún persisten ideas e intereses políticos que lo nieguen o desconsideran sus impactos. Históricamente no fue sencillo consolidar un cierto consenso científico que demostrara a partir de evidencias solidas la responsabilidad que les asiste a los seres humanos de desencadenar cambios que pueden ser irreversibles para el planeta.
Controversia en la ciencia
La discusión en la propia ciencia sobre el cambio climático generado por la producción humana de gases efecto invernadero se intensificó en la década de 1970 cuando algunos científicos analizaban paradójicamente el enfriamiento global y no el calentamiento, se creía incluso que el descenso de temperatura podría desencadenar una nueva era de hielo, no obstante, en esta misma década y en las siguientes, las temperaturas medias del planeta comenzaron a subir y esto hizo que la investigación se reorientara y fuera parte del fomento impulsado por el Programa de las Naciones Unidas (PNUMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), que impulsaron la creación de un panel internacional de expertos dedicados a evaluar la evidencia científica existente frente al tema, así la Organización de la Naciones Unidas (ONU) creó el Panel Intergubernamental de Cambio Climático, IPCC por su sigla en inglés: The Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC), organizado en tres grupos de trabajo, el primero dedicado al análisis de las causas científicas, el segundo evalúa los impactos y el tercero centra la atención en estrategias de mitigación, estos grupos publicaron el primer informe en 1990.
El IPCC se constituyó como un gran panel de científicos de prácticamente todo el mundo, que sistemáticamente compilaron la información científica existente sobre el aumento de la concentración de gases efectos invernadero y su consecuente impacto en el aumento de la temperatura. En su primer informe comparando valores de la época preindustrial (1750-1800) y los registros existentes para 1990 evidenciaron un aumento del 0.5% de la concentración de CO2; 0.9% de CH4; 4% Clorofluorocarbonados (CFC-11); 4% CFC-12 y 0.25% Óxido Nitroso (N2O). El aumento de los gases efecto invernadero por causa antrópica podría asociarse con un buen grado de seguridad al aumento de temperatura media global que habría aumentado en último siglo entre 0.3 °C y 0.6 °C.
En el informe del IPCC publicado en 1992 se estableció que para prever la variabilidad climática debido a las actividades humanas, los mejores instrumentos se basaban en modelos matemáticos tridimensionales del sistemas climáticos que consideran las relaciones entre atmósfera, océanos, hielo y tierra, conocidos como modelos de circulación general, sin embargo, para la época existían importantes limitaciones en estas medidas debido a vacíos tecnológicos y por esta razón se admitía el alto grado de incertidumbre que guardaba las predicciones climáticas.
Este alto grado de incertidumbre generó estudios de científicos como los realizados por Willie Soon y Sallie Baulinas que cuestionaron los datos consolidados por Lawrence, N Mann y su equipo de trabajo, que sustentaban el incremento significativo de la temperatura desde 1900, a partir de la reconstrucción cuantitativa de esta variable desde 1400 y que constituyeron una piedra angular de los primeros informes del IPCC. Para Soon y Baliunas los cambios históricos de la temperatura no se deberían a la emisión de gases efecto invernadero sino a la variación solar. La controversia se ubicaba inicialmente en el terreno científico, pero se extendió al ámbito político, pues estos estudios fueron usados por el gobierno de George W Bush para negar la naciente crisis climática a principios del siglo XX desencadenada por el aumento de gases de efecto invernadero producidos especialmente por el uso de petróleo.
La discusión se torna política
En la contienda electoral por la presidencia de los Estados Unidos transcurrida en el año 2000 Albert Arnold Gore explicó los impactos del cambio climático y alertó sobre la responsabilidad de su país al respecto, mientras que Bush centró su discurso en los intereses económicos de Estados Unidos por encima de las consecuencias ambientales de éste, aunque Gore no fue elegido presidente obtuvo el mayor apoyo del voto popular y desde ese momento lideró una lucha ambiental que plasmó en el documental: una verdad incómoda, en el cual describió los impactos del cambio climático, la destrucción de la capa de ozono y la extinción de las especies. Por su parte, Bush se opuso a la implementación de protocolo de Kyoto que buscaba disminuir la emisión de los gases efecto invernadero, privilegiando los intereses económicos de Estados Unidos por encima de las consecuencias ambientales.
Pese al negacionismo de los impactos ambientales del cambio climático y a la férrea defensa de la economía del petróleo, los estudios científicos del equipo de Mann recibirían apoyo del propio Congreso de los Estados Unidos en el año 2006, lo cual contribuyó con la publicación de nuevos trabajos que emplearon diferentes métodos estadísticos que apoyaron la evidencia científica existente sobre la reconstrucción de las temperaturas medias del planeta en los últimos 1000 años, basados en el registro natural que conserva características biofísicas del pasado que permite medir condiciones meteorológicas para la reconstrucción de condiciones climáticas no escritas se demostró que el siglo XX sería el periodo más cálido que se haya registrado.
El tercer informe del IPCC publicado en el 2001 contaría como autor principal del capítulo sobre variabilidad climática al propio Lawrence, N Mann y hasta la actualidad de aceptan las conclusiones consolidadas de los estudios que apuntan al incremento de la temperatura por responsabilidad de las actividades humanas, principalmente derivadas del uso de energías fósiles.
El sexto y último informe publicado por el IPCC en el 2023 reafirma lo planteado en los anteriores frente al aumento acelerado de gases efecto invernadero desde 1850, especificando que la mayor emisión de CO2 es debido a la quema de combustibles fósiles y a la industria, seguido del uso del suelo y los cambios que este implica, así como el manejo de la silvicultura. También reporta el aumento de los otros gases invernadero como CH4, N2O, gases fluorados (HFC, PFC, SF6, NF3). (ver figura 1.)
Figura 1. Representación del incremento de los gases efecto invernado por actividad antrópica. Fuente: The Intergovernmental Panel on Climate Change [IPCC], (2023, p. 43). Climate Change 2023. Synthesis Report. www.ipcc.ch IPCC. El IPCC permite la reproducción de contenidos de esta publicación sin autorización, siempre que se indique claramente la fuente completa.
Este acelerado aumentos de gases efecto invernadero desencadena el aumento de la temperatura media global del planeta cuya mejor estimación hecha hasta el momento de esta variación da cuenta que la temperatura superficial global ha aumentado 1,1°C entre el 2011 y el 2020 en comparación con el periodo 1850-1900, esto producto de la actividad antrópica tal como se aprecia en la figura 2.
Figura 2. Representación de la variación de temperatura media global entre 1850 y 2020. Fuente: The Intergovernmental Panel on Climate Change [IPCC], (2023, p. 43). Climate Change 2023. Synthesis Report. www.ipcc.ch IPCC. El IPCC permite la reproducción de contenidos de esta publicación sin autorización, siempre que se indique claramente la fuente completa.
Como fue dicho al principio de este escrito, las raíces de la crisis climática están cimentadas en la propia crisis ambiental promovida en el seno de la sociedad occidental que se reconfiguró con el capitalismo instalado a finales del siglo XVIII como un modelo económico extractivista entrelazado a la primera revolución industrial, que da paso a la producción a grande escala el uso de carbón en las máquinas de vapor y luego el uso de petróleo desde el siglo XX configurando así serios impactos ambientales derivados de la explotación de la naturaleza rebasando sus propios límites y equilibrios ecológicos que sustentan la vida.
@LeoMartinezUPN
Leonardo Fabio Martínez Pérez
Profesor de ciencias naturales y educador ambiental. Doctor en Educación en Ciencias. Rector Universidad Pedagógica Nacional 2018-2022.
En este espacio de opinión compartiré reflexiones educativas sobre el papel de la ciencia, la tecnología (C&T) y diversos saberes para pensar alternativas y soluciones frente al crisis socioambiental que vivimos. Agradezco a la profesora Diana Lineth Parga por la revisión de algunos textos y al licenciado Santiago Edwar Pinto por la correción de estilo.
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