En Colombia el capitalismo tardío, heredado después de la colonización española fundamenta su crecimiento en el extractivismo de la naturaleza, considerándola como proveedora de recursos naturales para satisfacer necesidades inducidas por el consumo en función de una lógica antropocéntrica.

Después de la explotación y robo del oro colombiano en el proceso de dominación española, vino la independencia y con ello los esfuerzos de los gobernantes criollos por crear una economía que durante el siglo XIX avanzó lentamente debido a las guerras civiles, las disputas en torno a la abolición de la esclavitud, el modelo centralista frente al federalista, la educación laica frente a la católica y otros conflictos que acentuaron las tensiones políticas e ideológicas entre liberales y conservadores.

La economía colombiana criolla durante el siglo XIX se impulsó con el auge de la exportación de productos tales  como Tabaco, Quina, Café, Oro, Plata y otros como el Añil y el algodón, configurándose una vocación agrícola del país que en sus orígenes podría ser sustentable con la naturaleza, sin embargo, durante el siglo XX irrumpirá en el país la idea de industrialización que ya se venía gestando a nivel global desde el siglo XIX y que sentaba sus bases en el uso extendido de fuentes fósiles como el carbón empleado durante gran parte del siglo XIX y parte del siglo XX en las máquinas de vapor.

En 1859 se perforó el primer pozo petrolero en Estados Unidos y con ello se potencializó una economía altamente contaminante basada en gasolina, diésel, keroseno, gas licuado de petróleo, entre otros derivados, que sostienen los sistemas de transporte terrestre, marítimo, aéreo, gran parte de las industrias y usos domésticos.

La explotación petrolera sustenta más de 3000 derivados que constituyen gran cantidad de productos de la sociedad moderna que resultan altamente contaminantes. Plásticos, asfalto, aceites lubricantes, ceras, parafinas, ácido sulfúrico, detergentes, fibras sintéticas, pinturas, disolventes, fertilizantes, insecticidas, caucho, cosméticos y productos de aseo personal hacen parte de una larga lista que se deriva de este líquido viscoso de origen fósil.

En Estados Unidos e Inglaterra surgen las grandes compañías de petróleo que con un claro apoyo político de estos países controlaran para la segunda mitad del siglo XX el 90% de este nuevo mercado mundial sustentado en la exploración y explotación de los yacimientos petroleros en la Zona Caribe (Venezuela, Colombia, Trinidad), Zona Oriente (Irán, Irak, Kuwait, Qatar, Arabia Saudita) y Zona del Sahara (Libia Argelia).

Extractivismo de fuentes fósiles en la raíz de la crisis

Jorge Villegas en su obra: petróleo colombiano ganancia gringa, explica la importancia económica del auge de la industria petrolera y la constitución de una política y legislación colombiana que desde el inicio del siglo XX entregó prebendas para que las grandes compañías petroleras explotaran esta importante fuente energética del país, aunque las reservas del hidrocarburo no fueran significativas en comparación con las de otras países, si hacen parte del problema global que se desencadenó con la industria del petróleo que constituye la principal fuente de emisión de gases efecto invernadero (GEI) y por lo tanto de la crisis climática.

Es evidente que Colombia, al igual que muchos países pobres del mundo, no ostenta la principal responsabilidad en la emisión de GEI que calientan el planeta y como fue expuesto en la anterior columna sobre las raíces de la crisis climática, el crecimiento vertiginoso de GEI se dio desde 1965 proveniente de fuentes fósiles e industria ostentada principalmente por los países industrializados.   

Norte América y particularmente Estados Unidos son responsables por el 23% de emisión de GEI, prácticamente doblan la emisión que es generada por Latinoamérica y el Caribe. Sorprende que la emisión es generada por un pequeño número de personas que viven en Norte América en comparación con la amplia población de América Latina. Estos datos pueden apreciarse en la figura 2 y 3, de las cuales se puede constatar que existe una responsabilidad diferencial por regiones frente a la crisis climática desencadenada por la desorbitante emisión de GEI y por tanto el aumento global de la temperatura.

Figura 2. Emisión de CO2 antrópico por regiones producido entre 1850-2019. Fuente: The Intergovernmental Panel on Climate Change [IPCC], (2023, p. 45). Climate Change 2023. Synthesis Report. http://www.ipcc.ch El IPCC permite la reproducción de contenidos de esta publicación sin autorización, siempre que se indique claramente la fuente completa. 
Figura 3. Emisión de Gases efecto invernadero antrópico per cápita por región para el 2019. Fuente: The Intergovernmental Panel on Climate Change [IPCC], (2023, p. 45). Climate Change 2023. Synthesis Report. http://www.ipcc.ch IPCC. El IPCC permite la reproducción de contenidos de esta publicación sin autorización, siempre que se indique claramente la fuente completa. 

Cambio climático como límite planetario

El crecimiento capitalista del siglo XXI aún se sustenta en la explotación de fuentes fósiles no renovables como petróleo y gas natural, para el 2024 los combustibles fósiles representaban el 86% de la matriz energética del planeta, es decir, que nuestros sistemas de transporte, industria, residencias, construcción, entre otros, dependen de la fuente energética responsable del calentamiento global.

El capitalismo se vuelve inviable como sistema económico por sus devastadores impactos ambientales, particularmente con el calentamiento global y consecuente crisis climática. El crecimiento económico ilimitado se ha convertido en una fantasía insostenible, advertido ya en 1972 por el Club de Roma en su conocido informe sobre los límites que se estaban ultrapasando en cuanto a la capacidad del planeta para soportar los efectos nocivos del desarrollo industrial.

Estudios científicos han sustentado que los patrones de consumo actuales, tanto materiales como energéticos ultrapasan los límites naturales que dejan en evidencia la insostenibilidad del capitalismo. Por ejemplo, Johan Rockström y varios científicos propusieron en el 2009, nueve límites planetarios para repensar el modelo de desarrollo: cambio climático; tasa de pérdida de biodiversidad; interferencia con los ciclos del nitrógeno y el fósforo, agotamiento del ozono estratosférico; acidificación de los océanos; uso global de agua dulce; cambio en el uso de la tierra; contaminación química; y carga atmosférica de aerosoles.

En cuanto al cambio climático, los autores citados han propuesto fijar unos límites en la emisión de gases efectos invernadero que a su vez posibiliten contener el calentamiento global hasta 2oC, no sobrepasar este valor puede devolver la esperanza a la humanidad para construir otro tipo de modelo económico que respete la naturaleza y que posibilite su recuperación basados en su alta resiliencia.

El estudio del grupo liderado por Johan Rockström indica que sostener 350 parte por millón (ppm) de emisión de dióxido de carbono (CO2), principal gas invernadero, podría evitar la desaparición final de las grandes capas de hielo polares y con ello parar las consecuencias catastróficas en los fenómenos climáticos globales y sus consecuentes repercusiones en los sistemas humanos y naturales del planeta.

Es indispensable que todos y todas exijamos a los gobiernos de todo el mundo adoptar con obligatoriedad los compromisos discutidos en la convención de París realizada en el 2015 que fijó como meta 1,5oC como el límite de temperatura global que podría alcanzarse en 2030 dada la dinámica del modelo capitalista y lo más importante establecer un proceso de reconfiguración global que permita disminuir progresivamente la emisión de GEI para reestablecer un equilibrio ecológico del planeta, esto demanda décadas de trabajo porque las características fisicoquímicas de estos gases hace que permanezcan en la atmosfera, así se haya disminuido la emisión significativamente.

Un error en materia de política ambiental internacional adyacente a la agenda 2030 basada en los objetivos de desarrollo sostenible consiste en no hacer énfasis en el problema estructural del daño ambiental generado por la economía capitalista, pues supera con creces los nueve límites planetarios y particularmente el referido al cambio climático que representa el de mayor importancia por las consecuencias devastadoras e irreversibles para la humanidad y los sistemas naturales.

Además de alterar dramáticamente la estabilidad del clima que ha caracterizado esta época geológica del holoceno y que posibilita la permanencia de una mega biodiversidad, en términos de la obra  de Richard Leakey y Roger Lewin estaríamos entrando al inicio de la sexta extinción, en este caso, causada por la actividad humana, que ya está desencadenando la desaparición de por lo menos trescientas especies.

De no revertir el cambio climático, Colombia al igual que muchos países perderían su espléndida biodiversidad. Nuestro país ocupa el primer lugar en aves, el segundo lugar en plantas, anfibios, mariposas y peces dulceacuícolas, tercer lugar en palmas y reptiles y cuarto lugar en mamíferos, esto quedará como un triste recuerdo, ausente incluso de una memoria colectiva que también podría desvanecerse.

Figura 4 Biodiversidad Colombia Fuente: Instituto Humboldt.  https://www.humboldt.org.co/noticias/biodiversidad-colombiana-numeros-para-tener-en-cuenta

Las alternativas al cambio climático no provienen necesariamente de otros modelos económicos y políticos también creados en la civilización occidental, por ejemplo, el socialismo también basó sus promesas libertarias en las mismas ideas de progreso y desarrollo económico extractivistas proponiendo una planificación centralizada que priorizó el crecimiento industrial sin considerar los costos ambientales.

No hay otra opción frente a la crisis climática que construir otro tipo de sociedad fundamentada en un nuevo pensamiento basado en el conocimiento sobre la naturaleza y la sustentabilidad ambiental. En términos de Carlos Maldonado debemos pensar en tiempos naturales y no en tiempos humanos, respetando el propio funcionamiento de la naturaleza y su compleja dinámica de la atmosfera, la hidrosfera, la geosfera y la biosfera que interactúan salvaguardando sensibles equilibrios ecológicos.

@LeoMartinezUPN

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