Catrecillo

Publicado el Ana Cristina Vélez

¿Qué valor ofrece la religión a los científicos sociales cuando se trata de generar teorías?

Aquí en el blog se encuentra mi traducción de una carta escrita por el intelectual y sicolingüista Steven Pinker a David DeSteno, donde responde a la pregunta: “Qué valor ofrece la religión a los científicos sociales cuando se trata de generar de teorías (si es que hay alguna)”. DeSteno cita en un artículo del New York Times una parte de la respuesta, que aparece aquí resaltada en itálicas.

Dice Steven Pinker:

Hola David,

No estoy seguro exactamente de cómo concibes esta pregunta.

Supongo que no te estás refiriendo a hipótesis tales como que si una persona acepta a Jesucristo como su salvador, se ahorrará el tormento eterno en el infierno, o que la venida del mesías se apresurará si los hombres judíos llevan filacterias y las mujeres judías se hacen inspeccionar el vello púbico después de menstruar. Por decirlo suavemente, estos asuntos serían difíciles de probar. Por supuesto, uno podría buscar hipótesis más comprobables, como que las personas que rezan a Alá cinco veces al día tienen menos probabilidades de que les caiga una desgracia, pero yo consideraría poco probable que así ocurriera.

Supongo que más bien te refieres a prácticas religiosas que tienen algún tipo de beneficio empírico accidental, como la idea, que se remonta a Maimónides, de que las leyes dietéticas judías tienen un fundamento de salud pública; por ejemplo, que la carne de cerdo está prohibida porque comúnmente está infectada del parásito triquinosis. Hay dos problemas con este tipo de raciocinio. Uno es que la mayoría de las veces, cuando se analizan, resultan ser tontos: como señala Marvin Harris, toda la carne tiene patógenos y parásitos que pueden eliminarse mediante una cocción completa: si la prohibición realmente tuviera un fundamento de salud pública, sería así: “No comerás carne de cerdo hasta que esté tan bien cocinada que el color rosado haya desaparecido”. (Otras prohibiciones, como la de utilizar los mismos platos para la leche y la carne, son aún más dudosas, aunque Harris, un funcionalista completo, ha hecho muchas racionalizaciones ecológicas de prácticas alimenticias, como la de evitar la carne de cerdo entre los pueblos del desierto y la de las vacas sagradas en la India. Admite que para muchos, la hipótesis más simple es que las restricciones limitan el contacto social con las tribus rivales). El otro problema es que las principales autoridades religiosas (en este caso, los rabinos ortodoxos) negarían que las leyes religiosas tienen algún beneficio complementario. Buscarlos es acabar con su propósito, que es la obediencia a Dios, por razones que solo Dios sabe.

El enfoque funcionalista de Harris, que supongo que es el que estás buscando, puede dar lugar a algunas pistas interesantes, pero decir que esto muestra que las prácticas religiosas tienen beneficios ulteriores me parece que malinterpreta la idea real, que es que las normas culturales y prácticas tienen beneficios ulteriores. Seguramente, pero ensalzar a los que llamamos religiosos me parece poco prometedor, ya que estos son los que tienen más probabilidades de tener razones sobrenaturales o arbitrarias opuestas a las razones prácticas.

También es crucial evitar la falacia de equiparar «religioso» con «pro-social», lo que tú implicas cuando escribes, “cuando vamos a la cuestión de cómo podemos llevarnos bien en este planeta, ese es un tema con el que las religiones han luchado por milenios”. Bueno, algunas religiones lo hacen a veces, pero la gran mayoría de las prácticas religiosas no tratan de “cómo podríamos llevarnos bien todos”, sino de cómo puede nuestra tribu prevenirse de los desertores, castigar a los inconformes, reforzar la autoridad eclesiástica, satisfacer la curiosidad de la gente sobre el mundo en ausencia de la ciencia, y otras razones. Toma este ejemplo del NY Times: https://www.nytimes.com/2018/09/03/world/asia/malaysia-caning-women-shariah.html

Del mismo modo, es difícil ver cómo el sacrificio humano, la masacre de infieles y herejes y la expulsión de paganos de sus tierras cuentan como formas de “cómo podemos llevarnos bien”. Claro, existe la regla de oro y las prohibiciones contra el asesinato (al menos dentro de la tribu), pero esas se pueden encontrar en casi todas las culturas, tanto en las versiones religiosas como en las seculares.

Así que, considérame un escéptico. En el mejor de los casos, se pueden elegir algunas prácticas que toman generalizaciones psicológicas o fomentan la armonía social (al menos dentro de la tribu), pero no es claro que pueda ser cierto para una muestra imparcial de prácticas religiosas, particularmente cuando el grupo de control es un ejemplo de prácticas culturales tradicionales no religiosas.

Y, por supuesto, si el grupo de control consiste en prácticas culturales modernas, a los religiosos les iría aún peor. Con la ciencia y la medicina modernas vivimos hasta los 80 años; el promedio de vida para los pueblos tradicionales con sus remedios populares es de alrededor 30 años. Del mismo modo, nuestros métodos para llevarnos bien entre todos, como el estado de derecho y un sistema de justicia penal, producen tasas de violencia de alrededor de 1-5 / 100K / por año, mientras que (como lo demostré en mi libro Los ángeles que llevamos dentro), las técnicas tradicionales de reducción de la violencia, como la cultura del honor y la venganza de sangre (según lo recomendado por Yahvé), dan como resultado tasas de violencia que son de un orden de magnitud del doble o más.

Y, en general, desconfío del movimiento, entre muchos académicos e intelectuales involucrados en una especie de justificación para con la religión, que elige las prácticas más pro-sociales de las que se pueda pensar y luego las interpreta favorablemente como beneficiosas, en vez de tomar una muestra completa de las creencias y prácticas religiosas para examinarlas objetivamente. (Jerry Coyne lo llama “el ismo de la fe” o “soy un ateo-pero”). Su respuesta a este problema: “Pero la ciencia también puede y ha sido utilizada para hacer daño”, me parece un “tu-quoque non sequitur”*. Esto es similar a un partidario de las posverdades de Trump que dice: “Pero los hechos también pueden y han sido utilizados para hacer daño”, es cierto, pero no es el punto.

No tengo conocimiento de ninguna sociedad científica que haya pedido violencia u opresión (aunque, por supuesto, los tiranos pueden usar o invocar la ciencia). Pero las escrituras religiosas específicamente piden el genocidio, la mutilación, la pena de muerte, por no conformidad, y así sucesivamente. La ciencia no es un sistema moral, mientras que la religión pretende serlo.)

Espero que esto sea útil, y no dé la impresión contraria —como probablemente tú lo has adivinado, este es un tema en el que he pensado mucho. Mi nuevo libro (En defensa de la ilustración) es una defensa extendida del humanismo y la razón como la mejor fuente de hipótesis sobre cómo llevarse bien entre todos; ver en particular el capítulo final, titulado Humanismo.

https://stevenpinker.com/publications/enlightenment-now-case-

Los mejores deseos,

Steve

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