Catrecillo

Publicado el Ana Cristina Vélez

Tata Mazorca, recetas y anécdotas

Mazorca o María colador | Casa Tragaluz

El hermoso libro de Tata Abisaad Janna, publicado por Tragaluz Editores, es para gozarlo al derecho y al revés. Empecemos por la forma, y luego vayamos al contenido. Los colores armoniosos de la pasta (afuera, naranja apagado, y adentro, verde azul pálido y verde limón), con su decoración árabe, sumados al troquelado de las dos portadas, nos hablan de Oriente. No sobra aclarar que el libro de recetas, que va sobre el papel blanco, es de recetas libanesas; el de anécdotas va sobre papael naranja pálido.

Los extremos del libro son deliberadamente redondeados, y la lectura de adelante para atrás y de atrás para adelante, según se trate del libro de anécdotas o del libro de recetas, muestran una buena carga de diseño gráfico, pensado y muy hermoso. Sí, todo bajo control, porque este es un libro amoroso y feliz. El famoso diseñador Stefan Sagmesiter dice que los diseños de hoy deben ser alegres y traer felicidad a nuestras vidas.

Este es un libro diseñado y escrito para hacerlo a uno feliz. Doy fe de que así es. Las recetas son provocativas. No sé si el lector sabía que se podía hacer dulce de mamoncillos, o que se puede hacer ensalada de sandía con queso. Hay incontables delicias en este libro. Uno lo termina de leer y casi ni se aguanta las ganas de salir para el mercado a comprar los ingredientes para hacer varias de las recetas de Tata Mazorca.

¿Y el libro de anécdotas? Ese nos hace reír a carcajadas, pero al mismo tiempo es de una gran ternura y sencillez. Tiene el encanto de la biografía sincera, que no pretende crear una imagen en el lector, del tipo “estoy contando esto para que deduzcas de allí lo genial que soy”… Esta es una biografía directa, que cuenta sobre su vida y sobre sus experiencias, y lo hace con mucho humor, y de nuevo, sin pretensiones; nada parece escrito para que pensemos otra cosa…

Los viajes a la costa, en auto, que Tata relata, son maravillosos. Uno va con ella, parando en cada pueblo y tragando saliva, pues toda anécdota está inmersa en el mundo culinario. Comer bien ha sido una tradición en su familia. Tata es una artista del alimento, hay que leer el libro para entender por qué lo digo. En el paseo para visitar a sus familiares pasaban por Yarumal y comían donde La Nena. Todo antioqueño que fue o ha ido a la costa en auto sabe lo que es parar a desayunar donde La Nena. Luego, la subida a Valdivia y la pasada por Puerto Valdivia, Caucasia, La Apartada, Ayapel, la entrada a Córdoba donde estaban las piñas de oro, Torrasanta y sus caballitos de papaya, Planeta Rica, Pueblo Nuevo, El Varal, San Marcos, Sahagún, con sus roscas de queso, Sincelejo, con su oferta de quibbes rellenos de cebolla, Montería, Cereté, con sus empanadas de leche cortada, Ciénaga de Oro, La Ye, con sus jugos de fruta (eso lo digo), y así pasa con cada lugar que menciona Tata. ¡Ah!, dan ganas de salir ya mismo de paseo.

Un placer enorme da leer sobre las frutas que Tata conoce y que no todos conocemos. Se pregunta uno, a qué saben las cerezas silvestres, con tres semillas. Se pregunta uno, ¿cómo sabrá la fruta astringente del marañón? La semilla seca y tostada del marañón es muy conocida, pero la fruta, la fruta madura jugosa, roja o amarilla por fuera y blanca por dentro, esa no la hemos probado muchos de sus lectores, al menos los que vivimos en el interior de país. Tata se saborea contando de las frutas y de las verduras que más le gustan, y uno traga saliva y desea…

Después de leer a Tata nos queda una sonrisa en la cara y el deseo de disfrutar la vida de la misma manera que ella disfruta cada plato, como cuando nos describe los sobíes. Cito aquí un fragmento: “estas empanaditas fritas, hechas con una masa de trigo crocante, rellenas de ajonjolí, azúcar y maní molido, que las sumergían en un almíbar transparente y claro, perfumado con canela y vainilla. Quizás uno de los postres más populares del Líbano. Tanto así, que cuando me fui a casar, pedí que dentro del bufet de postres incluyeran sobíes, pero una de mis tías políticas, como tratando de oponerse, exclamó que eso era como poner un bocadillo de guayaba de postre en un matrimonio antioqueño”.

 

La charla de Stefan sagmeister en TED Comparte el diseño feliz (en español) https://www.ted.com/talks/stefan_sagmeister_happiness_by_design?language=es

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