Catrecillo

Publicado el Ana Cristina Vélez

El redentor, su biblia y sus sacristanes

Cedo la palabra a Nina Zuleta

Como si se tratase de una película cliché escrita por el más sanguinario de los ineptos, Colombia se encuentra en un punto en la historia donde todo se desmorona; pero tal y como sucede en tantas películas de Hollywood, nuestro interés está más en ver si el personaje besa a la bella doncella, que en darse cuenta del asteroide que va a acabar con la vida humana.

El país está viendo como se abren esas puertas que hace solo algunos años parecían comenzar a cerrarse y nos estamos enfocando en si un pobre viejecito, sin nadita que comer, tiene tierra suficiente para caminar, montar a caballo, estar con la familia y trinar como si no hubiera un mañana.

Las masacres azotan, el país enfrenta un futuro económico incierto, la pandemia abraza a Colombia y la falta de liderazgo, abunda por ineptitud o quizás, brillante estrategia (algún día lo sabremos). Pero ahora nos sacan el circo de un juicio divino y esperan nuestra total y sublime atención.

Los sacristanes y sacristanesas, ustedes saben quiénes son 😉 ,salen voliando platillos que suenan al pasado, abriendo expedientes, clamando justicia, reforma, incluso refundación. Los del bando contrario sacan bocinas gigantes que solo replican el mensaje con trozos de sal. Todo esto por que han “secuestrado” al mesías, al redentor de economías, seguridad inversionista y trayectos a la finca. Su biblia, un arsenal de fuerza, amor incondicional por los símbolos patrios, sus instituciones (si están de acuerdo con él) y un fervoroso odio por ese enemigo siempre latente (el otro) que se robará a nuestros niños y los convertirá en mazapán, nos ha llevado a olvidar que solo hace unos años escuchábamos los pasos nacientes de un nuevo país.

El problema no es el mesías, él tendrá que responder. El verdadero apocalipsis es esa bendita biblia, sus sacristanes y todos aquellos que le ponemos más atención a ese espectáculo bochornoso que al asteroide que se nos viene. Si no aprendemos a enfocarnos en construir una casa donde quepamos todas las personas que la habitamos, porque si la hacemos de paja, va a llegar el lobo del pasado y a punta de biblia y con ayuda de sus sacristanes, la quemarán.

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