Catrecillo

Publicado el Ana Cristina Vélez

El peligro de los tatuajes

Los que se tatúan no saben que las tintas que se usan para tatuar son tóxicas. Se fabrican con pigmentos orgánicos y se mezclan con preservativos y contaminantes, como cobalto, níquel y magnesio; usados para que el material orgánico no se descomponga. El dióxido de titanio es un ingrediente común para producir la tinta blanca. A este, la piel reacciona con fuerza: no solo la piel arde y rasca, sino que, además, la curación se hace más lenta.

Científicos alemanes y del grupo ESRF, en Francia, examinaron las tintas más usadas y encontraron que contienen partículas muy pequeñas de impurezas que terminan viajando por los vasos sanguíneos a través del cuerpo, o se fagocitan en las células inmunitarias hasta llegar a los ganglios linfáticos. Respecto al dióxido de titanio, los científicos utilizaron rayos X y métodos fluorescentes para medir la cantidad de nanopartículas que se quedan en la piel y que viajan por el cuerpo. Se asombraron al ver que una gran cantidad, medida en micrómetros, llegaban a los ganglios linfáticos, para acumularse allí. Cuando la piel cicatriza, las partículas tóxicas se quedan, unas en la dermis, y otras, como se dijo, en los ganglios linfáticos. Pero se han medido más consecuencias negativas: cambios biomoleculares en los tejidos que rodean los tatuajes, inflamación crónica y ampliación crónica de los ganglios linfáticos. Además, muchas personas desarrollan alergia al tatuaje diez o quince años después de habérselo realizado.

La gente que se tatúa se asegura, en el mejor de los casos, de que las agujas estén desinfectadas, de que no hayan sido usadas en otra persona antes del procedimiento. Pero nadie sabe nada sobre las tintas, y se somete a la aplicación del tatuaje optimistamente, pensando que con ello solo aumentarán su atractivo sexual y su sensación de identidad.

Si el lector es tatuado, lea hasta aquí.

Llevar tatuajes es muestra de un espíritu gregario y obediente. Aseguran los tatuados que es una manera “rebelde” de crear identidad. Pero definitivamente hay una contradicción entre ser rebelde y copiar las acciones de un grupo. Llevar tatuajes es hacer gala de todo lo contrario a la autonomía, muestra desesperación por asimilarse a un grupo, por compartir una identidad común con el grupo de tatuados.

Es claro que estos no están teniendo en cuenta el futuro, que no ven la vida en perspectiva: creen que vivirán en un presente eterno. Demuestran que no están considerando un factor fundamental, y es que ellos mismos van a transformarse con el tiempo. Lo que a una persona le parece bello y valioso a los dieciséis años, muchas veces, deja de parecérselo a los cincuenta. Los valores cambian, la estética cambia y la percepción de sí mismo también. Es como autoobligarse a vestirse o a llevar el mismo corte de pelo toda la vida. Por otra parte, los tatuajes cambian con el tiempo: se destiñen y se arrugan; terminan como los dibujos sobre las bombas de los cumpleaños cuando se desinflan.

Los diseños de los tatuajes no tienen el significado que la persona les da. Allí hay una especie de narcicismo elemental: creer que los otros entenderán los dibujos como ellos lo hacen. Quizás los dibujos más cuestionables son los que la gente usa para conmemorar la importancia de un amor. Pues ¿qué pasa cuando el amor se esfuma? Los tatuajes que usan iconografía zodiacal, religiosa o cultural son casi siempre muy pobres culturalmente. No sobra decir: las cosas que nos importan no son aquellas que exhibimos. Si lo que la persona busca es “visibilidad”, ser mirada, lo puede lograr usando adornos transitorios, no permanentes.

Tatuarse es ser capaz de gastar tiempo, salud y dinero en algo superficial. Uno ve una cierta competencia en quienes empiezan con el proceso de tatuarse, se va en escalada. El problema es que ya son tantos los que van pintorretiados de pies a cabeza que ni llaman la atención. Remover el tatuaje es una opción costosa, dolorosa, que deja cicatrices; así que, merece pensarse muy bien antes de hacerlo para seguir a la manada.

El estudio científico

 

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