El arte es difícil de definir, es difícil de delimitar y es difícil de reconocer, pero nos rodea y se presenta de muchas formas y con muchos trajes. Es como Terminator, el personaje de la famosa película, que se camuflaba con los objetos, con el aire, y se desaparecía entre el follaje de los árboles pero, de repente, se encarnaba con una fuerza sobrenatural en el cuerpo grande y musculoso de Arnold Schwarzenegger.

En estos días le oí decir en una entrevista a José Antonio Suárez, el artista plástico antioqueño, que él sabía hacer lo que hacía, pero no sabía qué era el arte. Estoy segura de que muchos artistas contestarían lo mismo.

En el libro El arte al desnudo se encuentran las herramientas para pensar el arte, para entenderlo y para ubicar cada manifestación en su contexto espacial y temporal. En los primeros capítulos, el lector encuentra una explicación sobre las habilidades intelectuales y físicas que lo habilitan para hacerlo, y el papel que juegan en la maquinaria que permite que demos la categoría de artístico a ciertos productos. El arte se da en los productos tangibles y en algunas actividades. El baile, el canto y la ejecución de un instrumento pueden llegar a ser arte. En objetos tangibles también se da, como la escultura, el grabado, la cerámica y el poema.

Al lector se le explica cómo se hacen los juicios que lo llevan a pensar que está frente de una obra de arte: cómo ocurre ese juicio y que factores entran. Factores como dónde está ubicado el actor o el espectador o dónde está ubicada la obra, el juicio sobre la técnica, de acuerdo con la época en la que esta fue producida, la relación con otras obras similares, el papel que juegan los medios, los críticos, las revistas, los comerciantes, los museos, en que la valoremos poco o mucho. Innegablemente, las personas que tienen más experiencia juzgan con una mayor capacidad y con muchos más puntos de referencia; estamos hablando del papel de los especialistas contra la experiencia de los legos.

Una vez se han entendido los factores que afectan el juicio, el libro le muestra al lector un conjunto esencial de los criterios de calidad con los que juzgamos, aunque los usemos sin darnos cuenta. Para poner unos ejemplos, se explica el valor que tiene la excelencia técnica o el alcanzar la belleza, o el conseguir un estilo, o el tener significado, o la capacidad de resonar en las emociones, entre otras.

A la belleza se le da una importancia especial. Todos sabemos qué nos parece bello y qué nos parece feo, pero si nos piden explicar por qué, nos vemos en una difícil situación. Los biólogos han estudiado con profundidad el papel que la belleza tiene en la naturaleza y quizás sus descubrimientos nos den las pistas para entender cómo la apreciamos los humanos.

Una vez el lector cuenta con los elementos biológicos y propios de la naturaleza humana que están presentes en este fenómeno, puede darle una mirada concreta y resumida al mundo del arte dentro de la cultura. Encuentra un resumen de la historia de la Historia del arte, pero no para saber sobre los artistas y sus obras en el campo de la plástica, sino para constatar que las formas de arte y sus funciones, valores y propósitos han cambiado durante la historia de la cultura. Las técnicas y las ideas filosóficas modifican los productos de la cultura y, entre ellos, los artísticos. Para mostrar un ejemplo concreto: darle valor a lo espontáneo fue una idea de Diderot; en el Renacimiento, el arte se hacía como se hacen las matemáticas, calculando, estudiando y pensando, la espontaneidad no tenía sentido. Lo mismo hace este libro con las ideas filosóficas sobre la estética. El punto no es hacer un mero resumen, sino mostrar los picos (máximos relativos y puntos de inflexión), dónde cambia la definición y cómo ello modifica la mirada del espectador y la orientación del artista y de las corrientes artísticas.

El arte ha tenido muchas funciones, no solo la del arte por el arte, ha servido para educar, para dejar un testimonio, para embellecer, como herramienta religiosa, narrativa y así sucesivamente. Muchas funciones han sido positivas, pero también las ha tenido negativas y estas se descubren aquí.

Otros temas se exploran en este libro que aconsejo leer a las personas interesadas en cualquier forma de arte, a los que dicen que no lo entienden y a los que creen que lo entienden, a los que aman el arte y a los que les da rabia ver un tiburón metido en un tanque con formol como forma de arte; todos van a encontrar razones y explicaciones para sus emociones y pensamientos. Nada como tener el conocimiento que permite poner las piezas del rompecabezas en su lugar.

 Arte al desnudo, escrito por Ana Cristina Vélez Caicedo, publicado por P&P. Lanzamiento el 20 de septiembre a la 7 de la noche en la Fiesta del libro de Medellín. El libro se consigue en las librerías Al pié de la letra y Grámata.

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