Tener hijos hombres aumenta la estabilidad de los matrimonios. Parece increíble, pero así lo asegura la Encuesta de Población Actual, de junio de 1980, hecha en USA. Tener hijos varones reducen el riesgo de ruptura matrimonial en un 9%, sobre tener hijas. Esta diferencia se mantiene sin importar el grupo racial ni el rango de educación de la madre. Se menciona la educación de la madre, pues es un factor de peso en el éxito de la vida conyugal. A mayor educación de estas, menor probabilidad de que la pareja se divorcie. Cuando hay hijos hombres, los padres se involucran con interés en su educación, se sienten más obligados y su apego es mayor. En los Estados Unidos, cuando el primogénito es una mujer, la probabilidad de divorcio es significativamente mayor que si es un hombre. Los papás con más frecuencia solicitan la custodia de sus hijos, que de sus hijas. Los padres creen que los hijos hombres pueden sufrir de manera más severa que sus hijas por el divorcio. Por otro lado, en USA, el costo monetario anual promedio de criar hijas también excede el costo de criar niños en casi mil dólares.

Otro dato interesante basado en estadísticas, es que un primer hijo aumenta el bienestar de la pareja; en cambio, más hijos adicionales puede tener un efecto negativo sobre el bienestar de la madre, y si son gemelos el malestar se exacerba. La depresión posparto aumenta en madres que conciben partos múltiples. Los estudios muestran que el impacto de tener gemelos puede ser mayor a largo plazo, cuando los niños crecen y desencadenar en divorcio.

Hoy, la disolución del matrimonio ocurre en casi la mitad de todos los matrimonios heterosexuales de Occidente, pero el impacto negativo en la vida de las mujeres es mucho más alto que en la de los hombres. En promedio, las mujeres se vuelven a casar con menor frecuencia que los hombres y, cuando se vuelven a casar, los beneficios para su salud no son claros. En resumen, un mal matrimonio tiene mayores consecuencias negativas sobre las mujeres, en muchos y variados aspectos. Así que, queramos o no, tratar de mantener una buena calidad marital en el primer matrimonio es importante, pues repercute en la salud mental y física nuestra. Es injusto, sí, pero nadie tiene la culpa, estos sonconsecuencias de la biología y del rol social atado a esta. Maldecir a los hombres sería tonto, pues ellos ni lo saben. Lo que tiene sentido es saber cómo son las cosas para lidiar la faena inteligentemente.

La tasa de divorcios en EE. UU. ronda el 44,6 % de los matrimonios.

La duración promedio de un matrimonio que termina en divorcio es de 8 años.

Las mujeres solicitan el 66% de los divorcios.

La razón citada más común para el divorcio es la “falta de compromiso”.

La edad promedio para que las parejas se divorcien por primera vez es de 30 años para los hombres y 29 años para las mujeres.

La tasa de divorcio entre los mayores de 50 años (divorcio gris) se ha duplicado desde la década de 1990.

La tasa de divorcio de las parejas que se casan antes de los 25 años es aproximadamente el doble que la de las que se casan después de los 25 años.

El 60% de los segundos matrimonios acaban en divorcio.

La tasa de divorcio disminuye con niveles más altos de educación y de ingresos.

En USA, el porcentaje de adultos divorciados que se vuelven a casar ronda el 75%.

La tasa de divorcio de parejas del mismo sexo ronda el 39%.

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