«Homo homini lupus» la recurrentemente usada frase en latín se debería extender a los animales. Los seres humanos hemos sido lobos para el resto de las especies. Sin duda, somos los grandes depredadores del Planeta, además, porque somos 8.000 millones de personas. En el último documental de David Attemborough, en Netflix, puede uno saber cómo ha sido la depredación que hemos hecho de todo lo viviente.

Breaking Boundaries: The Science of Our Planet | Official Trailer | Netflix

Alimentar a la población mundial no es nada sencillo, por eso existen fábricas de producción de animales, para comernos su carne. Nos enfrentamos a un dilema moral desde que se empezaron a montar estas granjas de confinamiento para la reproducción masiva de los animales. Todos sabemos que su producción, sea de gallinas, cerdos o vacas, es cruel, es indolente con el dolor que les causamos.

Ahora, en las islas Canarias, una empresa española está planeando hacer una granja gigantesca para criar pulpos. Su objetivo es producir 3.000 toneladas de carne al año. Menos mal, se están creando movimientos en contra; no solo porque la granja será sanguinaria en la manera de criarlos, sino porque la manera de matarlos será aún peor: por congelamiento, lo cual los haría penar.

Los pulpos son inteligentes, necesitan espacio para desplazarse, para desarrollar sus habilidades, necesitan distancia de otros pulpos, son solitarios, curiosos y capaces de resolver acertijos. Los pulpos se estresan cuando están confinados a un espacio pequeño, sufren, y si hay otros pulpos muy cerca se matan entre ellos.

Todos entendemos el dolor de nuestras mascotas, y no estaríamos dispuestos a hacerlas sufrir, y menos aún, para luego comérnoslas. Cuando nos alejamos de los problemas, dejamos de pensar en ellos por eso de que “ojos que no ven corazón que no siente”. Ser vegetarianos no es una opción fácil, sobre todo, no es una opción realista, pues una mínima parte de la población es capaz de sacrificarse, pero sí es posible protestar, adherirnos a movimientos y escoger gobernantes que obliguen a un cambio de medidas más consideradas con los animales de granja.

Como mínimo, hay que luchar por eliminar todo método de crianza que sea cruel, como las condiciones de hacinamiento, las formas de trasporte y todo método de matar que sea indiferente ante el dolor. Unámonos a toda campaña que trate de impedir esto, y si no lo logramos, no consúmanos carne de pulpo.

Algunos filósofos, como Gary Francione y Peter Singer han tomado posiciones más fuertes moralmente. Para ellos el uso de un animal como alimento es simplemente inaceptable. Ya que estos no son bienes muebles, sino seres sintientes que tienen interés en mantenerse con vida. Es interesante conocer sus pensamientos al respecto. No aspiro a tanto, pero sí a que hagamos algo para minimizar el sufrimiento de otros seres en este mundo.

Si te interesa saber más sobre los pulpos, en Catrecillo: “Los pulpos son inteligentes

 

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