Cedo la palabra a Klaus Ziegler, diciembre 2023

La Franja de Gaza se despliega como «un enorme campo de concentración». No son palabras de un antisemita, sino del exdirector de Seguridad Nacional de Israel, Giora Eiland, aclamado héroe de guerra sionista, para quien todo civil en Gaza es un objetivo militar legítimo. En una entrevista reciente, Eiland le recomienda a Netanyahu «crear condiciones en Gaza para que la vida sea insostenible, de tal manera que la población se vea forzada a desplazarse a Egipto o al Golfo…Gaza deberá convertirse en un lugar inhabitable para cualquier ser humano» [1], [2].

La violencia brutal contra el pueblo palestino en Gaza viola los más elementales principios de los derechos humanos, y todas las convenciones sobre el derecho internacional humanitario. Las guerras de exterminio contra la población Tutsi en Ruanda, y el genocidio perpetrado por las fuerzas serbiobosnias en Srebrenica parecían horrores del pasado. Desde hace treinta años el mundo no veía un ataque más salvaje contra una población civil, sitiada e indefensa. El total de víctimas, 19 453, en su mayoría niños y mujeres, duplica el número de civiles asesinados en las masacres de Bosnia [3], y esa cifra deja de lado a los miles de niños que todavía yacen bajo los escombros. Nadie sabe cuántos haya enterrados, cuántos aún vivos, condenados a morir de la manera más atroz.

Según datos de las Naciones Unidas [4], más de 40 000 edificios administrativos han sido reducidos a escombros. De acuerdo con los reportes de las agencias Reuters y Aljazeera [5], 305 000 unidades residenciales han sido destruidas o dañadas, 335 colegios y universidades, 197 mezquitas, 102 ambulancias y 26 de los 36 hospitales en Gaza son hoy antros de horror donde se amontonan personas heridas, quemadas, amputadas, sin posibilidad de recibir ningún paliativo, sin agua potable para calmar la sed, y en donde los muertos deben apilarse en los rincones de los corredores por temor a caer bajo las balas de francotiradores apuntalados en los extramuros de los hospitales, listos a disparar a cualquier cosa que se mueva.

La masacre se extiende a periodistas, médicos, enfermeras, profesores, integrantes de grupos de derechos humanos, trabajadores de las Naciones Unidas…  De acuerdo con Reuters [6], 101 empleados de las Naciones Unidas han muerto desde el comienzo de las operaciones. Según el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) y la Federación Internacional de Periodistas (IFJ), 56 periodistas palestinos han sido asesinados, así como también tres periodistas libaneses y cuatro periodistas israelíes.

Ningún médico o enfermero está a salvo. Según el Ministerio de Salud Palestino, más de 200 trabajadores de la salud han perdido la vida y otros 130 han resultado heridos. El testimonio del médico sin fronteras Mads Gilbert, de lo ocurrido en Al-Shifa, el más grande de los hospitales en Gaza, es escalofriante: «Si tuviera que escoger entre Al-Shifa y el infierno escogería el infierno. Los pacientes en cuidados intensivos han muerto por la falta de electricidad; también murieron cinco neonatos. No hay agua limpia ni suplementos médicos como consecuencia del bloqueo. No tengo palabras para describir la carnicería, el asesinato indiscriminado…las moscas vuelan alrededor, lo que estamos presenciando es un ataque a manos de uno de los ejércitos más salvajes y brutales del mundo, un ataque violatorio de todas las reglas del derecho internacional…»

La mentira

«Nuestro objetivo es Hamas, no es atacar a la población civil». «A diferencia de Hamas, Israel no ataca a civiles de manera deliberada». La desfachatez de las palabras del portavoz del gobierno israelí raya con el cinismo. La mentira desvergonzada resulta ofensiva, aunque el espectáculo mediático puede llegar a ser cómico, como en aquella ocasión cuando las FDI (Fuerzas de defensa de Israel) encontraron en los sótanos de un hospital un listado con los nombres de siete terroristas de Hamas. El panfleto resultó ser un calendario escrito en árabe, y los nombres de los terroristas, los días de la semana.

Al-Shifa fue pulverizado con el pretexto de que bajo el hospital se encontraba el comando central de Hamas. El portavoz de las FDI, Jonathan Conricus, condujo a los reporteros hasta los túneles bajo tierra para mostrarles la prueba reina. En el video se aprecia un par de botas, objetos personales, un camuflaje y un computador personal; también varios fusiles, escondidos detrás de un resonador magnético. El pobre Conricus o sus subalternos ignoran que cerca de un imán de tres Teslas es imposible colocar un objeto metálico.

Y como prueba irrefutable de que Hamas sí usa escudos humanos, el “Ministerio de Propaganda” divulgó hace unas semanas un video donde se ve a una hermosa enfermera de Gaza denunciando el crimen. En lugar de escoger a una mujer palestina promedio los creadores de la telenovela decidieron contratar a una actriz mexicana-israelí. ¿Cómo es posible que un ejército tan sofisticado pueda tener un departamento de relaciones públicas tan miserable?

La altura ética de las FDI

«Las Fuerzas de defensa de Israel son un ejército único en su manera ética de operar». Los sistemáticos ataques a campos de refugiados, como el de Jabalía, constituyen el mejor ejemplo de esa estatura moral. Después de que alrededor de un millón de personas fueran obligadas a desplazarse desde el norte hasta el sur de la franja de Gaza (el desplazamiento forzoso constituye un crimen de guerra), el 31 de octubre el ejército de Israel comenzó una campaña de bombardeos a los campos de concentración donde la población civil se encontraba refugiada.  Bombas de 2000 kilos cayeron ese día sobre Jabalía. En el tiempo transcurrido desde la invasión, Israel ha arrojado más de 25 000 toneladas de explosivos, un ataque que supera el poder destructivo de las dos bombas atómicas que cayeron sobre Hiroshima y Nagasaki [7]. Periodistas de la cadena CNN reportaron escenas apocalípticas: «Niños llevaban a otros niños heridos y corrían… el polvo gris llenaba el aire. Los cuerpos irreconocibles colgaban de los escombros. Unos sangraban, otros gritaban quemados. … Vi a mujeres confundidas que llamaban desesperadas a sus hijos. No sabían si llorar por haberlos perdido o correr a buscarlos, porque muchos niños en el momento del ataque jugaban en el vecindario» [8].

Los ataques continuaron. El 4 de noviembre, una portavoz de la agencia de las Naciones Unidas, UNRWA, confirmó que Israel había llevado a cabo otro ataque aéreo contra una escuela dirigida por la ONU, Al-Fakhoura, en el que mató a quince personas y dejó a docenas más heridas. «Al menos una bomba alcanzó el patio de la escuela, donde las familias desplazadas habían instalado sus tiendas». Se sabe del testimonio de un niño en shock tratando de llevar con sus propias manos el cuerpo decapitado de un compañero [8].

Los ataques al campo de refugiados se repitieron el 14, 17 y 23 de noviembre, así como el 2,5,6,8 y 17 de diciembre. Solo en este último ataque murieron 90 civiles. Como lo reconoció sin ninguna vergüenza un vocero del FDI, el ataque no fue en vano, pues «logramos dar de baja a un terrorista de Hamas». Arrojar una bomba de dos toneladas en un campo de refugiados donde se resguardan cientos de niños, mujeres y ancianos desplazados por la guerra para matar a un combatiente enemigo es, sin duda, un acto de “la más alta moralidad”, única de la FDI, un ejército excelso en el arte de asesinar mujeres y niños.

El derecho a la defensa

El argumento del derecho a la defensa parece razonable, si fuera al menos simétrico, y si los palestinos también pudieran defenderse. Las FDI saben que Hamas se esconde en túneles, y su objetivo es destruirlos, entonces ¿por qué las operaciones no están dirigidas a acabar con esos corredores subterráneos, pero si a destruir la vida y la infraestructura de la población civil? El mismo gobierno de Israel reconoce que parte de la entramada red de túneles es de su propia autoría [9], conocimiento militar invaluable que las FDI utilizarían a su favor si fueran congruentes con su diatriba.

Los miles de muertos civiles en nada contribuyen a la lucha directa contra Hamas. Desde el punto de vista logístico no representan ninguna ganancia militar, pero sí una derrota estratégica.  La masacre se justifica con el argumento de que los civiles muertos son «daños colaterales, máxime cuando la población está siendo utilizada por Hamas como escudos humanos». Pero a juzgar por la relación entre terroristas y civiles muertos, los daños colaterales parecieran ser los combatientes de Hamas.

En sentido estricto, un escudo humano es cualquier individuo forzado a interponerse como defensa en medio del fuego cruzado. No se tiene ninguna evidencia verificada por medios independientes de que Hamas lo esté haciendo. En los ataques a Gaza en 2008 y 20014, las investigaciones de Amnistía Internacional concluyeron que «contrariamente a las repetidas acusaciones de funcionarios israelíes, no encontraron evidencias de que Hamas dirigiera a civiles para proteger activos militares o que obligara a civiles a permanecer en o cerca de edificios utilizados por combatientes» [10].

Se podría argumentar que si en efecto esta fuera una práctica recurrente su apoyo dentro de la población no habría aumentado. Pero sabemos que hoy Hamas goza de la simpatía de la mayoría de la población palestina en Gaza, mientras que su popularidad ha crecido en un 50% en Cisjordania [11].

Sí existen pruebas, por el contrario, de que las FDI utilizan a personas palestinas como escudos humanos, asunto conocido desde hace años por varias organizaciones de derechos humanos.  En 2005, el juez Aaron Barak, presidente entonces de la Corte Suprema de Justicia en Israel, debió intervenir en su momento para declarar «que [esa] medida llevada a cabo por militares israelíes en los últimos años viola la legislación internacional» [12].

Quién está en legítimo derecho de defenderse es un problema complejo que no se resuelve de manera maniquea dividiendo el mundo entre países civilizados y musulmanes bárbaros.  En Cisjordania, donde Hamas no controla el poder, en lo corrido de este año las FDI y colonos armados han asesinado a más de 483 palestinos, entre ellos 45 niños, y han dejado heridos a más de 12 700.

El peligro para un habitante de Cisjordania de perder su hogar o de morir bajo las balas es una realidad cotidiana.  El temor de que sus hijos sean detenidos en medio de la noche y encerrados en cárceles israelíes durante décadas, sin juicio alguno, y sin posibilidad de volver a ver la luz del día, no es injustificado. Desde 1967, cuando Israel ocupó Jerusalén del Este, la Franja de Gaza y Cisjordania, las fuerzas de seguridad de Israel han detenido a más de un millón de palestinos: dos de cada cinco hombres han pasado por cárceles israelíes [13].

Supongamos ahora, solo como ejercicio académico, que, invocando el derecho a la defensa, la Autoridad Palestina emprende una campaña militar (si tuviera las armas) contra sitios estratégicos en Israel que representen una potencial amenaza para su población.  ¿Estaríamos dispuestos a reconocer esas acciones como un ejercicio de legítima defensa? La pregunta es retórica, y la respuesta es obvia.

La amenaza existencial de Hamas

La embajadora de EE. UU. ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, afirmó que «cualquier tregua en este momento sería temporal cuando más peligrosa para los israelíes, que estarían expuestos a ataques incesantes…» ¿Existe en realidad alguna posibilidad de que Hamas salga de sus túneles y lleve a cabo ataques comparables a los del 7 de octubre?  Los analistas militares coinciden en que ese ataque terrorista fue un acto singular, casi inexplicable, si tenemos en cuenta la tecnología de punta de la inteligencia militar del ejército de Israel.  La probabilidad de que un ataque similar se repita es más que remota. Como afirma el profesor de la Universidad de Chicago, John Mearshaimer, «el argumento de que Hamas representa una amenaza existencial para Israel no tiene ningún mérito, y no merece siquiera ser considerado [14].»

Que Hamas haya recibido millones de dólares bajo el auspicio del gobierno de Netanyahu es quizás el mejor argumento para mostrar cuán lejos está Hamas de ser visto en Israel como una amenaza seria. Las intenciones de Netanyahu y su gobierno son claras: «Quienquiera que desee obstaculizar el establecimiento de un estado palestino tiene que apoyar el fortalecimiento de Hamás y transferir dinero a Hamás», dijo Netanyahu a los miembros de su partido Likud en el Knesset en marzo de 2019. «Esto es parte de nuestra estrategia». [H]

Para determinar cuál de las dos partes constituye una amenaza mayor para su adversario es razonable evaluar cuán capaz es un grupo de infligir daño sobre su contrario. El siguiente gráfico podría ser un buen punto de partida para este análisis.

Limpieza étnica y genocidio

El ataque a Gaza tiene un importante antecedente en la llamada Doctrina Dahiya [15], autoría del general israelí Gadi Eizenkot. Esa doctrina de guerra propugna «utilizar fuerza militar desproporcionada sin hacer distinción entre objetivos civiles y militares, como elemento fundamental disuasorio».  Nada se ajusta mejor a la definición canónica de terrorismo en el sentido preciso del término.  La manera como Israel conduce la guerra contra los palestinos constituye una violación manifiesta de las normas más elementales del derecho de guerra y de la moral universal, una que debe ser llamada por su nombre adecuado: «terrorismo estatal», afirma el profesor emérito de Princeton, Richard Falk [16].

Las acciones de las FDI apuntan sin duda a una operación de limpieza étnica en Gaza. A diferencia de otros regímenes brutales donde la verdad se trata de camuflar bajo algún pretexto o eufemismo, el gobierno de Netanyahu ha sido abierto y claro en sus intenciones genocidas.  «Estamos combatiendo animales humanos y actuando en consecuencia», fueron las palabras del ministro de Defensa, Yoav Gallant, tras ordenar un asedio completo de la Franja de Gaza, sin electricidad, sin comida y sin combustible. Después de los monstruosos ataques del 7 de octubre, el presidente de Israel Issac Herzog le advirtió al mundo: «Es una nación entera la responsable. Esa retórica sobre civiles que no están involucrados es absolutamente falsa. Podrían haberse levantado, podrían haber luchado contra ese régimen malévolo». Ariel Kallner, miembro del partido Likud exhortó a una nueva Nakba (catástrofe), «una Nakba que eclipsará la Nakba de 1948», dijo.

Existe un consenso cada vez mayor sobre la posibilidad de estarse perpetrando un genocidio delante de nuestros propios ojos. Para Luis Moreno Ocampo, el antes fiscal de la Corte Criminal Internacional, el sitio que Israel mantiene sobre Gaza muestra claras señales de una intención genocida. También señaló los horribles crímenes de guerra perpetrados por Hamas, crímenes de lesa humanidad que, incluso podrían ser calificados de genocidio. Raz Segal, experto israelí en el Holocausto judío califica el asalto de Israel a Gaza como un caso patente de intento de genocidio, y su justificación como «un uso vergonzoso de las lecciones del Holocausto». «El excepcionalismo israelí y las comparaciones de sus víctimas con nazis se utilizan para justificar, racionalizar, negar, distorsionar, desaprobar la violencia masiva contra los palestinos».

Cinismo y doble moral

A diferencia de otras guerras condenadas sin excepción por Occidente, como la reciente invasión de Rusia a Ucrania, el asalto a Gaza recibe el apoyo de los países industrializados del mundo occidental y el total respaldo militar y económico de Washington, que provee la tecnología de muerte, los jets, las municiones y las bombas asesinas.  Putin es declarado en un juicio expedito, criminal de Guerra.  A Netanyahu, por su parte se le trata con el diminutivo cariñoso de Bibi, y sus ministros reciben los abrazos de Ursula von der Leyen, Rishi Sunak, Antony Blinken y, por supuesto, las armas y el dinero de los guerristas neoconservadores en Washington.

La hipocresía no puede ser mayor.  El presidente Joe Biden habla en público de abrir corredores humanitarios, y pide límites a la que llama «respuesta desproporcionada de Israel» mientras en privado intensifica la ayuda militar, y envía a sus delegados a bloquear cualquier decisión que exija un inmediato cese al fuego. Los diplomáticos del mundo no salen de su asombro cuando por primera vez se veta en la ONU un acuerdo de carácter humanitario. El veto americano va en contra de la decisión abrumadora de los embajadores del resto del Planeta, y en contra de los principios morales más elementales.

El horror del 7 de octubre y el punto cero

El día del ataque a Israel, alrededor de 1500 terroristas de Hamás derribaron la valla de seguridad que separa Gaza de Israel. Después de dividirse en pequeños grupos emprendieron una campaña de terror en varias ciudades israelíes, y en bases aledañas de las FDI. Durante ese ataque brutal entraron en los kibutz disparando a quemarropa contra civiles indefensos mientras que otros terroristas se dirigieron al sitio donde se celebraba un festival de música, y asesinaron allí a trescientas personas que asistían al concierto. Según informes, cuando llegaron los primeros grupos de respuesta israelíes se encontraron con «escenas horripilantes, que incluían el asesinato de personas mayores y habitaciones ensangrentadas, abarrotadas de civiles masacrados».  La barbarie no terminó ahí, concluida la orgía de sangre, los terroristas de Hamas secuestraron a más de 200 personas, entre bebés, mujeres y ancianos, civiles y soldados, que luego fueron llevadas por la fuerza a Gaza.

Cualquier persona con un mínimo de dignidad y moral está obligada a condenar estos hechos. Todo ataque a la población civil es un acto atroz que debe ser repudiado. Las Naciones Unidas, la Unión Europea, la Autoridad Palestina y grupos de derechos humanos como Amnistía Internacional y Human Rights Watch han condenado sin excepción los actos bárbaros de Hamas (con absoluta razón) como crímenes de guerra.

Pero el 7 de octubre está más cerca de ser el fin del conflicto que no el punto de partida. Desde décadas atrás, Israel ha sometido a la población de Gaza a una serie de asaltos salvajes que han dejado miles de muertos.  La expresión, “cortar el césped”, acuñada por el profesor Efraim Inbar hace referencia a la estrategia militar que buscan disminuir la motivación de los combatientes de Hamas. Son «operaciones militares cortas y contundentes para mantener un cierto nivel de control sobre la zona sin comprometerse con una solución política a largo plazo, de manera similar a cómo se cortaría el césped para mantenerlo ordenado» [17].

La cantidad de “maleza” eliminada por las FDI durante las últimas dos décadas se resumen en esta gráfica:

Conclusiones

Las acciones militares en Gaza han sido una empresa criminal de gran magnitud, y también un desastre militar estratégico para Israel. Si por cada 1 000 muertos de Hamas hay que acabar con la vida de 5 000 niños, acabar con el total del grupo terrorista implicaría matar a 20 000 niños más.

El horror de la masacre ha forzado a los cómplices de Israel en Washington a cambiar el tono de voz. Las épocas en que esos criminales en el poder podían quemar con napalm a la población de Vietnam son cosas del pasado. El progreso moral de la humanidad, aunque limitado, no permite hoy esos crímenes de guerra. Las imágenes de niños palestinos heridos y mutilados, de hombres y mujeres en harapos, cubiertos de polvo, tratando de sacar con sus propias manos a sus hijos de los escombros, de niños que tratan de llevar en sus brazos a otros niños bañados en sangre producen el mismo horror y repudio que la imagen inolvidable de aquella niña vietnamita desnuda que corría huyendo del fuego de las bombas norteamericanas.

En el mundo de hoy es simplemente imposible desplazar forzosamente a dos millones de personas, agolparlas en un campo de concentración, aniquilar a decenas de miles y al resto expulsarlas al desierto para que mueran de infecciones, enfermedades, sed y hambre. Esta “solución final” es inaceptable.

El criminal de guerra Benjamin Netanyahu y su camarilla de asesinos debe entender que esas épocas bíblicas de las guerras santas de exterminio son cosa del pasado. No es posible en pleno Siglo XXI invocar ese libro de horrores que es el Antiguo Testamento para ordenar a un ejército a que destruya sin piedad a un pueblo entero, a que «maten tanto a hombres como a mujeres, infantes y lactantes, bueyes y ovejas, camellos y burros…»

[1] https://www.haaretz.com/opinion/2023-11-23/ty-article-opinion/.premium/giora-eilands-monstrous-gaza-proposal-is-evil-in-plain-sight/0000018b-f84b-d473-affb-f9eb09af0000

[2] https://carnegie-mec.org/diwan/90891

[3]    https://en.wikipedia.org/wiki/Bosnian_genocide#:~:text=The%20events%20in%20Srebrenica%20in,command%20of%20General%20Ratko%20Mladi%C4%87.&text=Genocide%2C%20persecution%2C%20ethnic%20cleansing%2C%20deportation%2C%20etc.

[4] https://english.elpais.com/international/2023-11-07/israel-hamas-war-in-numbers-scale-of-destruction-in-gaza-is-unprecedented.html

[5] https://www.aljazeera.com/news/longform/2023/10/9/israel-hamas-war-in-maps-and-charts-live-tracker

[6] https://www.reuters.com/world/middle-east/un-mourns-record-death-toll-war-with-over-100-employees-killed-gaza-2023-11-10/

[7] https://euromedmonitor.org/en/article/5908/Israel-hits-Gaza-Strip-with-the-equivalent-of-two-nuclear-bombs

[8]  https://en.wikipedia.org/wiki/Jabalia_refugee_camp_airstrikes,_2023

[9] https://www.tiktok.com/@mekael_of_cali/video/7304032552107445535

[10] https://en.wikipedia.org/wiki/Use_of_human_shields_by_Hamas

[11] https://apnews.com/article/israel-hamas-palestinians-opinion-poll-wartime-views-a0baade915619cd070b5393844bc4514

[12] https://www.theguardian.com/world/2005/oct/07/israel

[13] https://www.ohchr.org/en/news/2023/07/special-rapporteur-says-israels-unlawful-carceral-practices-occupied-palestinian

[14] https://www.youtube.com/watch?v=XyAp0R_gh24

[15] https://en.wikipedia.org/wiki/Dahiya_doctrine

[16] https://richardfalk.org/2011/01/07/israel%E2%80%99s-israeli-violence-against-separation-wall-protests-along-the-road-of-state-terrorism/

[17] https://english.elpais.com/international/2023-11-07/israel-hamas-war-in-numbers-scale-of-destruction-in-gaza-is-unprecedented.html

[H] https://twitter.com/haaretzcom/status/1711329340804186619?lang=es

 

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