Catrecillo

Publicado el Ana Cristina Vélez

La propaganda para crecer la enemistad y el odio

Para odiar a un grupo humano, para querer aniquilarlo, para ser cruel, no hay que estar locos ni ser sicópatas. Cuando un conjunto de personas sale a exterminar a otro conjunto, casi siempre de vecinos, los mueve el miedo y el odio. Para odiar solo se necesita entrar en un conflicto de intereses, ver al otro como perteneciente a un grupo distinto del nuestro, luego deshumanizarlo y convertirlo en un enemigo. Parece improbable, imposible; sin embargo, la historia nos muestra una y otra vez que no lo es tanto.

En Iowa, en 1968, una profesora de colegio, la doctora Jane Elliott, puso en práctica un sencillo experimento: dividió a sus estudiantes en dos equipos, los de ojos azules y los de ojos oscuros. Eran niños de tercer grado escolar. A ella la movía un fuerte sentimiento de rechazo por el asesinato de Martin Luther King Jr. La doctora Elliott quería entender cómo y por qué se formaba ese odio interracial que había infectado a la gente de su país. Inicialmente, ella empezó por crear un sentimiento de superioridad en los niños de ojos azules. No solo les decía que eran mejores y más inteligentes, sino que les sugería que no se juntaran ni jugaran ni compartieran con los niños de ojos oscuros. Muy rápidamente, el salón de clase estaba dividido en dos equipos de enemigos acérrimos. Luego, de un día para otro, la doctora les cambió el mensaje: empezó a decir lo contrario, a mostrar la superioridad de los niños de ojos oscuros. La ira, el odio de un grupo contra otro aumentaba sin control. Cuando se llegó al punto esperado, ella les explicó que toda la patraña había sido solo un experimento para demostrar lo humillante y desesperanzador que podía llegar a ser cualquier tipo de discriminación. La profesora “educó” a los niños con efectividad. Les dejó claro, no con palabras, sino con la marca de la experiencia vivida, que los prejuicios y el fanatismo se sembraban fácilmente. Bastaba hacer la adecuada propaganda, sin necesidad de usar criterios serios; es más, usando criterios arbitrarios.

Una sociedad equilibrada necesita liberales y conservadores, gente que desee el cambio y gente que se oponga al cambio. Pero a una sociedad desequilibrada se llega cuando, en vez de una sana convivencia en la diferencia, se impone el insulto y la división. Hay grupos en Colombia, que por medio de la propaganda, apelando a las emociones de miedo y de indignación, y en ningún momento a la razón, han buscado crear esa división social. Lo más triste es que lo han logrado.

El experimento de la doctora Elliot se nos aplica hoy a todos, ingenuos y crédulos, ante los mensajes que nos llegan. Como dice el doctor Juan José Arango en su escrito Posverdad y falsas noticias, una entre varias de sus inteligentes notas de Facebook:

“Aunque tengo claro que todos creemos que somos librepensadores, que somos adultos maduros con pensamientos y criterios propios y aunque tengo claro que nos sentimos insultados cuando nos dicen que se nos puede manipular, la verdad es que el mercadeo moderno, los medios de comunicación y en especial las redes sociales son herramientas muy efectivas de manipulación cerebral, y nosotros somos sus víctimas con más frecuencia de la que creemos y aceptamos. […] La palabra posverdad es un término bastante nuevo que se usa para describir una técnica utilizada a la hora de crear o de manipular la opinión pública. Esta técnica se basa en una premisa que los neurosicólogos y otros científicos han descubierto al estudiar la forma como los seres humanos pensamos y nos comportamos. Esta premisa dice que, a la hora de generar opinión, presentar hechos objetivos es mucho menos efectivo que apelar a las emociones o a las creencias personales. […] La evidencia no sirve de mucho a la hora de cambiar las ideas (preconceptos) que alguien tiene sobre cualquier tema. Lo que realmente sirve es apelar a sus emociones (rabia, miedo, esperanza, etc.). Dicho de otra forma, los hechos y la lógica no son las mejores herramientas a la hora de cambiar lo que alguien opina sobre cualquier cosa”.

El año entrante se vienen las elecciones. Sugiero que evitemos e ignoremos a todos aquellos que insistan en dividirnos, y nos unamos a quienes nos quieren juntos y en paz. Pongámonos en estado de alerta para detectar toda propaganda que insista en el odio. No olvidemos que la unión hace la fuerza de un país.

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