En este Catrecillo traduzco algunas ideas cautivantes que leí en el libro de Anil Seth, Being You. A New Science of Consciousness (Siendo tú. Una nueva ciencia de la conciencia). Anil Seth, británico, es escritor investigador, neurocientífico, profesor de Neurociencia Cognitiva y Computacional en la Universidad de Sussex.

Para Seth, nuestra experiencia de la conciencia es todo lo que hay, ya que sin esta no hay nada en absoluto: ni mundo, ni yo, ni interior, ni exterior.

El cuerpo y la conciencia

Para tener conciencia es necesario tener un cuerpo. La experiencia de ser tú o de ser yo surge de la forma en que el cerebro predice y controla el estado interno del cuerpo. La esencia de la individualidad no es ni una mente racional ni un alma inmaterial, es un proceso biológico que sustenta el simple sentimiento de estar vivo, que es la base de todas nuestras experiencias del yo; de hecho, de cualquier experiencia consciente. Hay algo que se siente como ser yo, algo que se siente como ser tú y, probablemente, algo que siente como ser una oveja o un delfín; una experiencia única para cada una de estas criaturas.

Nuestra experiencia consciente del mundo y del yo son formas de predicción que hace el cerebro. Seth dice que nuestra sensación de realidad no es más que una “alucinación controlada”. El cerebro es una máquina de predicción. Lo que oímos, vemos y olemos no es más que lo que el cerebro pronostica, entre las mejores opciones que obtiene cuando la información entra al cerebro a través de los sentidos. La percepción tiene pasos; pero se unifica en un todo, que es aquello de lo que nos damos cuenta. Incluso se podría decir que todos estamos alucinando todo el tiempo. Cuando todos estamos de acuerdo con nuestra alucinación, la llamamos realidad.

Medir el nivel de conciencia en una persona no es lo mismo que decidir si está dormida o despierta. Cuando se está dormido y se está soñando se está teniendo una muy variada y rica experiencia consciente. Por otro lado, las neuronas no están muchísimo más activas cuando se está consciente que cuando se está inconsciente.

Las drogas psicodélicas afectan la experiencia consciente de una forma dramática. Crean uniones neuronales que normalmente no están, hacen conectividades nuevas. Por eso es común que durante esta experiencia el sentido del “yo” se disuelva y que los sentidos se alteren. El cerebro se dispara desordenadamente, y Seth cree que después de cierto punto son como las improvisaciones en el jazz. Esa es la analogía, y uno se puede imaginar de qué habla…

Dónde y cómo medir la conciencia

La conciencia parece depender de cómo las diferentes partes del cerebro se comunican entre sí, y no del cerebro en su totalidad. Los patrones de actividad que importan parecen ser los del sistema talamocortical, la combinación de la corteza cerebral y el tálamo (un conjunto de estructuras cerebrales de forma ovalada, “núcleos”, que se encuentran justo debajo la corteza e intrincadamente conectados con esta). Los enfoques más recientes y emocionantes para medir el nivel de conciencia, y distinguirlo de la vigilia, se basan en el seguimiento y la cuantificación de estas interacciones.

El cerebelo, a pesar de poseer tres cuartas partes de las neuronas de todo el cerebro, no está muy involucrado en los procesos de conciencia. En cambio, el córtex cerebral está asociado e interconectado densamente, con un resultado que es más que la suma de sus partes.

La conciencia es, ante todo, de la experiencia subjetiva, se trata de la fenomenología. Cuando tenemos una experiencia consciente, esta es única dentro de las muchas experiencias conscientes posibles. Cada una proporciona una reducción generalizada de la incertidumbre, ya que se está teniendo esta experiencia, y no otra, y así sucesivamente. Una reducción de la incertidumbre es, matemáticamente hablando, lo que se entiende por ganancia de “información”.

Desde este punto de vista, el “a qué se parece” de cualquier experiencia consciente específica no se define tanto por lo que es, sino por todas las cosas no realizadas y las que no son. La experiencia del color rojo no se debe a la “rojez” intrínseca del rojo, sino a que el rojo no es el verde, ni el azul, ni ningún otro color, ni ningún olor, ni un pensamiento, ni un sentimiento de arrepentimiento ni, de hecho, ninguna otra cosa, ni otra forma de contenido mental, la que sea. El color no es una propiedad definitiva de las cosas en sí mismas; en cambio, es un instrumento útil que evolucionó para que nuestro cerebro pudiera reconocer y saber que ese objeto rojo, por ejemplo, que luce rojo oscuro en otras condiciones de iluminación, es el mismo. Paul Cezanne dijo: “El color es el lugar en donde nuestro cerebro y el universo se encuentran”.

Cómo ocurre el entendimiento de la realidad

Para Seth, contrariamente a lo que se ha creído, las percepciones no vienen de afuera hacia adentro, vienen principalmente de adentro hacia afuera. Lo que experimentamos se construye a partir de las predicciones del cerebro, o mejor, de las “mejores conjeturas” sobre las causas de las señales sensoriales que recibe.  El cerebro enfrenta no solo el reto de saber cuáles son las causas de los datos sensoriales que entran o que recibe, sino también qué tan confiables y relevantes son esas entradas sensoriales.

Primero, el cerebro hace constantes predicciones sobre las causas de las señales sensoriales que recibe. Son predicciones que se dan en cascadas, a través de las jerarquías perceptuales que tiene el cerebro; por ejemplo, al mirar una taza de café, el córtex del sistema visual formulará predicciones sobre las causas de esas señales sensoriales que se originan en esa taza de café. Después, las señales sensoriales, que fluyen en el cerebro desde afuera hacia adentro, mantienen esas predicciones de la percepción conectadas de una manera útil a sus causas: en este caso, al pocillo de café. Estas señales sirven para detectar los errores que se hicieron al predecir, al registrar las diferencias entre lo que el cerebro espera y lo que obtiene en cada nivel del procesamiento. Así el cerebro mantiene su contacto o su agarre a las causas en el mundo.

La aproximación a la información que necesitamos de la realidad se consigue de forma paulatina; por lo tanto, la percepción ocurre como un continuo proceso de predicción con minimización de los errores.

En últimas, las acciones son fundamentales para el aprendizaje. En otras palabras, significa mejorar los modelos generativos del cerebro respecto a las causas de las señales sensoriales con respecto a la estructura causal del mundo en general.

Para el famoso historiador de arte E. H. Gombrich no existe un ojo inocente; es decir, toda percepción visual se basa en clasificar conceptos e interpretar la información visual dentro de estos. No se puede percibir lo que no se puede clasificar. Gombrich ya había dicho algo esencial sobre la percepción consciente, algo que se aplica, más allá del arte, a la naturaleza de las experiencias en general. Cuando experimentamos el mundo como si estuviera “realmente ahí fuera”, no se está dando una revelación pasiva de una realidad objetiva, sino la proyección vívida y presente del acercamiento al mundo desde el cerebro.

Tampoco tenemos un sensor para detectar el paso del tiempo. Las investigaciones de Warrick Roseboom llevan a la idea de que inferimos el tiempo basados no en el tic tac de un reloj interno, sino en la rata de cambio del contenido perceptual en otras modalidades. La experiencia causa-efecto también es una inferencia perceptual.

Entonces, podemos preguntarnos: ¿por qué nuestras percepciones nos parecen objetivamente reales? Porque, de acuerdo con Seth, desde el punto de vista de una alucinación controlada, el propósito de la percepción es guiar las acciones y el comportamiento hacia la promoción de las mejores expectativas para la supervivencia. No percibimos el mundo como es, sino de la forma en que este es útil para nosotros.

No experimentamos los modelos del mundo como modelos. Es muy difícil experimentar el mundo de otra manera que no sea sintiendo como real lo que experimentamos. El problema difícil de la conciencia es especialmente difícil si interpretamos el contenido de nuestra percepción como algo que realmente existe en el mundo de allá afuera, que es lo que estamos diseñados automáticamente para hacer.

Tan interesante como lo dicho aquí son las ideas sobre el Yo, sobre la consciencia en otros seres no humanos, sobre las posibilidades de que las máquinas de inteligencia artificial lleguen a tener consciencia. Todo esto para la próxima semana.

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