El mensaje que me ha llegado, ya varias veces, dice lo siguiente: “No existe derecho a adoptar, existe el derecho a ser adoptado. El niño tienen el derecho superior de recuperar lo que ha perdido en lo natural: un padre y una madre. El niño no es un producto para satisfacer un anhelo emocional, ideológico o político; el niño es el fin supremo de la sociedad y del estado.
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Porque la decisión del juez no está basada en buenas razones, porque es una decisión homofóbica, y porque detrás de las supuestas razones que el juez dio, solo hay ideología religiosa, ideología que se debe evitar a toda costa. Analicemos el tema con un poco más de cuidado.
Quien desea adoptar un niño, sea quien sea, debe demostrar buen juicio, estabilidad laboral e ingresos económicos suficientes para ofrecer al niño educación, alimento y techo. La persona o las personas deben demostrar capacidad de afecto, estabilidad emocional, calidad moral y capacidades intelectuales suficientes para educar al huérfano dentro de las leyes sociales. Los niños para adopción no se entregan a quién lo desea, por el solo hecho de desearlo. Las entidades que cuidan estos niños se aseguran de que el futuro sea mejor que el que ofrece el establecimiento en el que se encuentran.
No hay estudios que demuestren que los niños que han crecido con dos padres o con dos madres muestren daño sicológico. Hay estudios que demuestran que los niños que crecen con ambos padres o con uno de ellos, pero aislados de otros niños, en cambio, muestran incapacidad social y daño sicológico. En términos de lo que conviene, para los niños es más importante crecer rodeados de otros niños, que aislados socialmente.
Existen estudios que demuestran que los niños que crecen sin contacto físico presentan retraso mental. Uno de los problemas de los orfanatos es no contar con personal suficiente para cargar a los bebés, pues se sabe que estos necesitan el contacto físico para su desarrollo físico e intelectual. Privar a un niño de padres porque estos no son una pareja tradicional es INMORAL.
Algunos alegan que no saben que pensar al respecto, pero que se fían de la sabiduría de la madre naturaleza. A estos les contesto que la madre naturaleza no es sabia, y en cambio, es egoísta, sin plan inteligente, cruel y despiadada, y conoce todos los trucos imaginables y no imaginables para la procreación. Que no se olvide que los leones machos se comen literalmente a los bebes leones cuando son de otro león, para dejar preñada a la leona. Que los dragones de Komodo se pueden auto fecundar y que la homosexualidad existe también en el reino animal. En la Naturaleza, precisamente porque no tiene detrás a ningún diseñador inteligente, se le pueden encontrar a simple vista millones de errores de diseño. No más si el lector quiere enterarse del mal diseño humano, se le recomienda leer: Imperfecciones corporales.
Las religiones no pueden estar detrás de las leyes, no deben modificarlas ni tener injerencia en estas. Existen más de cuatro mil religiones en el mundo, que tal que tuviéramos que tener en cuenta lo que cada una cree y manda, para manejar las leyes y políticas públicas. Si su religión no le permite ser gay, o solo le permite tener relaciones sexuales con fines reproductivos, o no puede adoptar niños con su pareja, por el motivo que sea, esos son problemas suyos personales, que la sociedad no tiene que resolver, pues están en el ámbito de sus creencias, de sus deberes con sus creencias, no con la sociedad.
A pesar de jueces como estos, el mundo está progresando moralmente, y por eso en los países más avanzados vemos la legalización del matrimonio gay, la posibilidad del aborto y la posibilidad para parejas del mismo sexo de adoptar niños que no tienen un futuro promisorio. Mensajes como este del cual se ha hablado no deben ser compartidos sino rechazados y sancionados.
Ana Cristina Vélez
Estudié diseño industrial y realicé una maestría en Historia del Arte. Investigo y escribo sobre arte y diseño. El arte plástico me apasiona, algunos temas de la ciencia me cautivan. Soy aficionada a las revistas científicas y a los libros sobre sicología evolucionista.