En una de sus tantas conferencias en YouTube, Joscha Bach habla sobre los fantasmas en la máquina, la conciencia, nuestra mente y las computadoras. Compara la inteligencia artificial con nuestros cerebros. En este blog no se traduce toda la charla, solo algunos fragmentos que se entregarán en varios blogs. Este es la cuarta.

Sobre los modelos mentales

Básicamente hacemos tres tipos de modelos mentales. El modelo primario que es perceptivo y se optimiza para buscar coherencia. Esto es lo que experimentamos como realidad. El mundo real está en modelo primario, pero es un modelo que el cerebro hace. Cuando uno se mira en el espejo, uno no se ve cómo es, sino que ve el modelo de cómo uno se ve, y ese conocimiento es un modelo secundario. Es un modelo de un modelo primario y es creado por procesos racionales que están destinados a preparar la percepción. Entonces, cuando el modelo que uno ha hecho no encuentra coherencia, hay que hacer un modelo que repare la percepción y optimice el ajuste para encontrar la “verdad”. Tener agentes en la mente es tener programas de comportamiento autorregulados, que tienen objetivos y pueden reescribir otros modelos. Tenemos este mundo mental que está siendo soñado por un cerebro físico en el universo físico; y en este mundo mental hay un yo que piensa experiencias, y piensa que tiene conciencia, y que piensa que recuerda, y así.

El yo, en cierto sentido, es un agente. Cada idea ejecuta un código en el cerebro. Cada palabra que uno escucha es como un pequeño virus que quiere ejecutar un código en nuestro cerebro, y algunas ideas no se pueden aislar (en computación, asilar es la práctica de tener una pieza de software que acceda solo a ciertos recursos, programas y archivos dentro de un sistema informático, a fin de reducir el riesgo de tener errores o malware que afecte al resto del sistema).

Dios

Si uno cree que existe algo que puede reescribir la realidad, si realmente lo cree, es porque cree en la magia. La creencia y ese algo que puede reescribir la realidad es lo que se llama fe. Si alguien dice que tiene fe en la existencia de Dios, significa que Dios existe en su cerebro. Está en el proceso que puede reescribir la realidad, porque Dios se define así: omnipotente, capaz de proporcionarlo todo, con acceso completo y directo a todo. Dios es un exo-yo que funciona en el mismo cerebro en el que el yo funciona.

Joscha encuentra esta idea de Dios muy peligrosa para los que creen en ella, ya que se trataría de un ente que tiene acceso al cerebro de uno, a los pensamientos, y que puede reescribirlos. Pero él mismo no cree en Dios.

Servicio de propósito

Un organismo atiende necesidades, obviamente, y algunas de estas necesidades están fuera del organismo, como atender las necesidades de los hijos, las necesidades de la sociedad y los valores a los que se sirve. El yo atrae todas estas necesidades hacia un propósito. Un propósito al que uno sirve es un modelo de las necesidades. Si uno solo actuara sobre el dolor y el placer, no haría mucho, porque una vez obtuviera el placer todo culminaría. Por lo tanto, se debe actuar sobre el placer y el dolor de manera anticipada. Es necesario hacer modelos de las necesidades, de los propósitos, y tener una estructura de la jerarquía de los propósitos a los que se va a servir.

Amor

El amor es el descubrimiento de un propósito compartido. Ocurre cuando alguien sirve a los mismos propósitos que uno, por encima de su ego. No se espera nada a cambio pues, lo que el otro espera lograr es lo mismo que uno quiere lograr. Se pueden tener relaciones no transaccionales siempre y cuando los propósitos de los involucrados estén alineados.

La instalación de un Dios en la mente de una persona, especialmente por medio de una iglesia o una organización, es una forma de unificar propósitos. Es una forma muy poderosa de hacer que las personas cooperen de manera muy efectiva, pero destruye la agencia de la persona.

Libre albedrío

Las creencias en los dioses preocupan, porque en la mayoría de los casos se usan historias para que la gente crea, y esto limita la capacidad de las personas para cuestionar sus objetivos.

Creo que la libertad es la capacidad de hacer lo que uno cree que es lo correcto. No es lo mismo que el indeterminismo, ni es lo opuesto al determinismo o a la coerción. Lo opuesto al libre albedrío es la compulsion: cuando uno hace algo a pesar de saber que hay algo mejor que debería estar haciendo. La paradoja del libre albedrío es obtener más agencia o capacidad de actuar y perder libertad, porque uno sabe qué es lo correcto. Mientras uno no entienda qué es lo correcto, más grados de libertad tiene, pero la agencia que tiene es lateral, porque uno no sabe lo que está haciendo y las acciones de uno no van a significar mucho.

Lo que uno hace depende de lo que uno cree que es lo correcto, y depende de las propias identificaciones. Las identificaciones están unidas a las preferencias de valor y su función de recompensa.

Identidad

No se mide el valor absoluto del universo. El universo es una cosa física, no hay nada extraño en él, porque simplemente es como es, de una sola y única manera. No hay diferencia entre lo que es el universo y lo que debería ser; esto solo existe en nuestra mente. Pero se necesitan estos objetivos de regulación para querer cualquier cosa, y uno se identifica con el conjunto de cosas que deberían ser diferentes. Uno cree que uno es esa cosa que regula todas estas cosas, así que en cierto sentido uno se identifica con el estado particular de la sociedad, con el estado particular del propio organismo, que es uno mismo, con las cosas que uno quiere que sucedan. Y las identificaciones pueden ser cambiadas en algún momento, claro, se pueden reescribir, para tener un yo más sostenible. Este es el problema que llamo la teoría de Debofsky, ningún sistema súper inteligente va a hacer algo que esté por encima de lo que le permita obtener su recompensa.

La conferencia

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