Quién no recuerda El mono desnudo. Un libro que fue publicado hace algo más de cuarenta años, en un momento en que se confiaba enormemente en los poderes de la educación y su capacidad de modificar el carácter de las personas,en el que se creía que todo lo que somos no era más que producto de la cultura. En su libro, Desmond Morris contradecía estas ideas, pues mostraba los aspectos innatos y animales de nuestro comportamiento. A pesar de tener las corrientes humanísticas en su contra, y del hecho de que muchas personas se sentían ofendidas al ser comparadas con los animales, El mono desnudo fue todo un éxito. Vendió diez millones de ejemplares y todavía sigue estando en la lista de los cien best sellers de todas las épocas.
En la década de 1960, Morris se dedicaba a observar los comportamientos, las acciones, los movimientos, las posturas, las señales que ejecutaban algunos peces, aves y mamíferos cuando se le ocurrió preguntarse por qué había tantos diccionarios de las palabras y ninguno de los gestos. Entonces, tomó la decisión de estudiar a los humanos de la misma manera que lo había hecho con los animales: observándolos, sin preguntarles nada, sin dejarse confundir con sus cuentos y opiniones. Realizó un ‘etograma’ lo más completo posible de los gestos, incluso haciendo dibujos, y el tema se fue convirtiendo en un proyecto de vida, en el cual aún trabaja a sus 85 años.
Viajero incansable y agudo observador, Morris fue constatando, de lugar en lugar, los universales humanos. Durante ocho años viajó, por más de 60 países, con el propósito de hacer este nuevo “diccionario”. Se dio cuenta de que en los gestos, alrededor del mundo, existen muchas diferencias sutiles. Por ejemplo, estrechar la mano para saludar presenta incontables variaciones: en algunas partes se tocan solo las puntas de los dedos, mientras en otras, como en Mali, usan una mano para darla y con la otra se tocan el brazo simultáneamente; en Marruecos, se cogen con las dos manos y besan la mano del otro; en todas partes es un gesto que se propone nivelar las distintas clases sociales. Al dar la mano estás simbólicamente considerando al otro de tu mismo nivel.
Lo que muchos no saben es que Desmond Morris también es un artista, un pintor de alta calidad. Se puede decir que su obra se sitúa en la corriente surrealista, parece inspirada en la obra de Joan Miró, pero con las atmósferas de Kandinsky y los colores de Giorgio de Chirico. Es una obra hermosa e interesante, con un alto poder comunicativo, los invito a conocerla. Esta es su página: http://www.desmond-morris.com/
No deja de sorprender las múltiples habilidades del curioso Desmond Morris.