Catrecillo

Publicado el Ana Cristina Vélez

El amor por la verdad

Enemigos de la ciencia, parte II

“Lo que puede ser afirmado sin pruebas, también puede ser descartado sin pruebas.”

Christopher Hitchens

 

La importancia de las evidencias es algo que muchos enemigos de la ciencia desestiman. Es verdad que uno mismo no puede realizar los experimentos para obtenerlas, pero puede buscar la información en fuentes confiables y más seguras. En internet está mezclado lo bueno y lo malo por igual, pero cuando sabemos que los experimentos fueron realizados por el equipo de una universidad que está calificada como una de las 20 de más alto nivel en el mundo, cuyos investigadores tiene doctorado y postdoctorado, bueno, ya es una guía de que la investigación pudo haber sido realizada con seriedad.

Es hasta para reír cuando nos llega al correo una serie de imágenes en power point con bananos pecosos y letreros de colores, todo para informarnos que somos bobos y que no nos habíamos dado cuenta de que el banano pecoso es la panacea. Los malos remedios comparten las mismas características: son productos naturales y curan todo al mismo tiempo. La lista es grande: el limón, el bicarbonato, las brevas, el jengibre y la cúrcuma, entre otros muchos.

Así anuncian los ejemplos típicos de internet, este con el Noni:

Beneficios del Noni para la Salud

El Noni aumenta las defensas del cuerpo, y un cuerpo con buenas defensas puede combatir diversos tipos de enfermedades. Contiene componentes que pueden ayudar al cuerpo humano a regenerarse celularmente y a incrementar las defensas del mismo, de manera natural. Se han hecho algunos estudios al respecto con resultados positivos.

La mayoría de nosotros vivimos vidas sedentarias y de estres. Los efectos del envejecimiento empiezan a surtir efecto a temprana edad. Desde los simples dolores, la falta de energía y la inhabilidad de dormir, hasta los desafíos más serios tales como la diabetes, la presión sanguínea elevada y la artritis. El Noni puede ayudar a prevenir enfermedades y mejorar la salud.

 

Cuando el tema es la salud, la mala ciencia es muy peligrosa, más de uno ha muerto por crédulo, por no tratar su dolencia a tiempo, con métodos que han probado ser eficaces. Recordemos al gran creador Steve Jobs y su cáncer. Jobs estaba convencido de que comiendo manzanas iba a curar un cáncer incipiente de páncreas. Cuando recurrió, desesperado, a los tratamientos médicos ya era demasiado tarde.

No hay que ser Sherlock Holmes para confiar en la seriedad de una página como la de Cochrane. Cochrane es una institución cuya misión es promover la salud basándose en investigaciones accesibles, de alta calidad, con revisiones sistemáticas. Se puede consultar para averiguar muchas cosas, incluso para saber sobre la eficacia de tratamientos popularmente recomendados, como, si el jugo de arándanos cura las infecciones urinarias. Y contrario a las creencias populares, esto es lo que dice:

“La revisión identificó 24 estudios (4473 participantes) en los que se compararon los productos de arándano con tratamientos alternativos. Había una pequeña tendencia hacia la disminución de las infecciones urinarias en personas que toman productos de arándano en comparación con placebo o con no tener ningún tratamiento, pero el hallazgo no fue significativo. Muchas personas durante los estudios dejaron de beber el jugo, lo que sugiere que puede que no sea una intervención aceptable. El jugo de arándano no parece tener un beneficio significativo en la prevención de infecciones del tracto urinario y puede ser inaceptable para consumirlo en el largo plazo”.

En el extraordinario libro de Siddhartha Mukherjee, El emperador de todos los males: una biografía del cáncer, se pude constatar el esfuerzo de los científicos por encontrar la cura, no de una enfermedad, sino de muchas que se reúnen bajo el nombre de cáncer. El parámetro eficacia es relativamente nuevo en la medicina. Y es que la medicina no se convirtió en una ciencia verdaderamente hasta el siglo 19. Es midiendo, contando, comparando y analizando los casos, que la ciencia médica ha encontrado los tratamientos que mejor funcionan; pues bien, el cáncer es todavía, en la mayoría de los casos, una enfermedad incurable.

Somos malos científicos pues queremos creer con el deseo y la intuición. Somos malos para manejar datos estadísticos, somos malos para entender lo aleatorio y hacemos malas correlaciones de causa y efecto. El método científico es una disciplina difícil, incluso para los científicos; pero todo empieza por sentir amor por la verdad, aunque vaya en contra nuestra.

¿Se educa el amor por la verdad? No parece. Desde niños deberíamos aprender a descreer y, en cambio, desear averiguar la verdad. Es muy poco lo que en la corta vida de un hombre se puede aprender, pues que al menos sea valioso y cierto. En una carta a Kepler, escrita por Galileo, este le dice: “Por el momento solo he leído el prefacio de vuestra obra, pero por él ya he podido hacerme una idea de su contenido, y naturalmente me congratulo de tener un colega en el estudio de la verdad que es un amigo de la verdad. Porque es una lástima que existan tan pocos que persigan la verdad y la perviertan con razones filosóficas”.

 

 

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