Ponemos nuestras ideas del mundo y nuestros pensamientos en las cabezas de otras personas por medio de gestos, lenguaje, dibujos, objetos, construcciones. Esta es una facultad intelectual muy potente para hacer cultura, pues al compartir la información no se la está dividiendo, sino que se la está duplicando. Lo más increíble es que ni siquiera tenemos que pasar la información completa, pasamos una abstracción (usando símbolos) de la abstracción que hacemos de la información que recibimos del mundo; y quien la recibe, no solo la entiende, pues le da significado, sino que, además, completa lo que falta, y no solo lo completa, sino que le agrega más información. La cultura es el resultado de este proceso. Queremos compartir los conocimientos y, al hacerlo, cooperar con los otros. También queremos trascender el aquí y el ahora, representar lo que no está presente y hacer modelos de lo que creemos que habrá en un futuro.
“En 1952, Alfred Kroeber y Clyde Kluckhohn fusionaron 164 definiciones de cultura en una sola, que es la siguiente: «La cultura es un producto; es histórica; incluye ideas, pautas y valores; es selectiva; es aprendida; se basa en símbolos; y es una abstracción del comportamiento y de los productos del comportamiento» (Consiliencia, Edwards Wilson página 192). Y después nos dice Wilson (pág. 193): “Se acepte o no la metáfora, la verdad innegable es que cada sociedad crea cultura y es a su vez creada por ella”.
En el toro más abstracto de Picasso, todas las personas son capaces de apreciar un toro
Existe una cultura del método, de cómo poner la cultura por fuera de la mente para que otros puedan obtenerla fluidamente, sin tropiezos, en una experiencia óptima (enseñar a enseñar). También ponemos cosas por fuera de nosotros para verlas con mayor claridad, para manipularlas, para transformarlas, para no olvidarlas, para contemplarlas, para influenciar, para computar, para reorganizar, para rediseñar, para contar. Por ejemplo: al escribir se aclara el pensamiento, y al mismo tiempo se cambia el entendimiento del lenguaje y, a su vez, esto cambia el lenguaje.
Los objetos culturales son tantos que ninguna mente puede contenerlos. La cultura rebasa la capacidad mental de cualquiera. Un hombre del Renacimiento podía conocer su cultura casi totalmente. Hoy es imposible saber todo lo que se sabe, incluso dentro de un campo, tener todos los conocimientos que existen en la propia especialización. Pensemos no más en el tamaño de Wikipedia, la extensión de esta, la información que hay allí; y se puede ir más lejos, pues es claro que en Wikipedia no se encuentran todos los conocimientos.
Los mapas y los diagramas explican nuestro entendimiento del mundo y a su vez lo cambian. Dan ejemplo de la manera abstracta como pasamos conocimiento a otros. Los mapas revelan mucho sobre cómo pensamos. En mapas y diagramas se utilizan dos principios de diseño: el de correspondencia y el de uso. El de correspondencia dice que el contenido y la forma de representación deben casar. El de uso dice que la representación promueve el eficiente cumplimiento de las tareas que se propone.
El mapa siempre codifica la información que ofrece y a veces lo hace en varios niveles. El que “lee” el mapa debe captar rápidamente la relación simbólica de sus signos con la realidad, o sea, entender el método de codificación que se ha utilizado. El mapa exige una suposición previa, en la que para entenderlo hay que iniciar buscando el propósito. El mapa es una síntesis de lo que describe, salpicada de detalles, por eso omite toda información que sea irrelevante para su propósito. En la codificación se exagera e incluso se distorsiona la información que es útil para hacerla más fácil encontrar y de seguir. Todas las palabras y los símbolos usados tienen una utilidad; deben ser claros y rápidamente asimilables. Estas características también se aplican a los diagramas.
Mapa de la Batalla civil de Nashville de 1854
Los mapas y diagramas tienen distintos propósitos: explicar el espacio; explicar una acción en el espacio, como, por ejemplo, mostrar una estrategia de guerra, indicando el tamaño y el movimiento de las tropas; explicar teorías que muestran relación entre distintas ideas, cambios en estas y relaciones, como lo hacen los diagramas de Feynman; explicar un recorrido: como los mapas de los metros, en las ciudades. El mapa del metro de Londres es un esqueleto de líneas verticales, horizontales y diagonales, como reflejo de los patrones internos.
Mapa del metro de Londres. El diseño de este mapa se inspiró en los diagramas de los circuitos electrónicos.
Diagramas de Feyman https://www.youtube.com/watch?v=IDICsPqy3DE
Los “mapas” antiguos describían caminos, ríos y características alrededor de la cueva, que incluían fauna y montañas. Nuestros ancestros no solo hicieron mapas de las tierras sino también del cielo. Los mapas de constelaciones se conocen desde la antigüedad. En un colmillo de mamut de hace 32.500 años se aprecia una talla con el dibujo de la constelación de Orión. En las cuevas de Lascaux hay una representación gráfica de las pléyades (12.000 años de antigüedad). Los egipcios, en el año 1534 a. C., ya tenían cartas estelares muy precisas, y antes de ellos, menos precisas, los babilonios.
Constelaci[on de Ori[on y colmillo de mamut de hace 32.500 años, en el cual se aprecia una talla con el dibujo de la constelación de Orión.
La potencia de los modelos es inconmensurable. Por eso hay una diferencia fundamental entre la cultura de los monos superiores y la humana. Los humanos engrandecemos la mente cooperando y educando. Engrandecemos la cultura y esta, a su vez, a nosotros.