“Corazón Púrpura” es una condecoración de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, que se le otorga a un soldado por caer herido o ser dado de baja en combate. En esta novela, la distinción es para el soldado Joe Dollar, que fue a Francia a rescatar un conjunto de obras de arte robadas por los…
“Corazón Púrpura” es una condecoración de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, que se le otorga a un soldado por caer herido o ser dado de baja en combate. En esta novela, la distinción es para el soldado Joe Dollar, que fue a Francia a rescatar un conjunto de obras de arte robadas por los nazis. No importa saberlo de antemano, no se le hace ningún daño a la historia contada, pues esta novela no depende de la trama. La historia es casi que una excusa para hacer una reflexión sobre el heroísmo, la guerra y todo tipo de idealismo. Esta novela retrata la “banalidad del mal”. Así como existen motivos para admirar a algunos seres que se destacan por su altruismo, existen motivos para defraudarse de una gran cantidad de corazones mezquinos que deambulan egoístamente por el mundo.
Sí, es una novela, pero contada a través de cartas y de las narraciones de una tercera voz que, en cortos capítulos, nos revela los pensamientos, las conversaciones y los acontecimientos situados en la Segunda Guerra Mundial. Las conversaciones son agudas y sinceras. Las cartas que le escribe la baronesa Gabrielle Valland a su prima Marie Simone dan cuenta de la perspectiva de una aristócrata venida a menos y de su relación con los militares y soldados que pasan por su casa en Phalemont, un pueblo de Francia. Además, Gabrielle Valland escribe un diario; también han quedado un manojo de cartas que el soldado Berny Crompton le dejó a su familia con su comandante.
Por la casa de Valland pasan los personajes que hacen esta historia: alemanes, franceses y el grupo de soldados americanos, comandados por Joe Dollar. Joe Dollar es un personaje especial e importante. A Dollar le decían Joe Penny, un sobrenombre peyorativo, ya que, para los americanos, penny es la moneda que no vale la pena, la de un centavo. Cosas como estas y como una serie de chistes que se cuentan los soldados cuando no están matando, para matar el aburrimiento en las horas de espera, dan a la historia un gran sentido de realidad. Los diálogos son excelentes, en especial los de la baronesa con el comandante Oskar Kümmel. No es una historia cinematográfica, aunque sepamos al final qué pasó con el rescate de las obras de arte y con los integrantes de la misión.
Federico Vélez no toma posturas morales, no hace denuncias o trata de persuadir al lector de llegar a unas conclusiones predeterminadas, no. Los personajes se revelan muy humanos, demasiado humanos, con sus defectos y escasas virtudes. En la guerra, sabemos, se miente, se engaña, se mata, se viola, se roba y se tortura, pero Vélez no utiliza el truco fácil del ojo voyerista o del morbo para impresionar al lector. Lo que ocurre relacionado con el horror no se describe, se deja entrever, y este es uno de los aspectos más atractivos de la novela. Al no estar descrito no se puede saber qué pasó exactamente. Los malpensados creerán una cosa y los bien pensados, otra, pero sin certezas.
Vélez trata el tema del racismo de una manera muy inteligente. No opina, simplemente lo expone de forma cruda y realista.
Los epígrafes de cada capítulo no solo hacen las veces de título, en el sentido de que anuncian el tema, sino que están magníficamente escogidos. Aquí algunos como abrebocas:
Pese a las noticias terribles que recibimos a diario, tu madre y yo estamos tranquilos y confiados en las manos de Dios. Hemos llevado una vida piadosa, y sabemos que él jamás nos abandonará.
Misiva de samuel Epstein a sus hijos, dos días antes de ser arrestado y llevado a la cámara de gas de Auschwitz.
Había llegado a esa edad donde las mujeres ya no cambian, sino que se descomponen lentamente, de forma apenas perceptible bajo el maquillaje.
Irene Némirovsky, Jezabel.
Los cobardes agonizan muchas veces antes de morir. Los valientes, ni se enteran de su muerte.
William Shakespeare.
Vinieron los sarracenos y nos molieron a palos. Dicen que Dios ayuda a los malos cuando son más que los buenos.
Dos fragmentos para mostrar el tono de la novela. En una carta Marie Simone le pregunta a la baronesa si extraña a su esposo y ella contesta: “que sí, que mucho, porque no encuentra con quien conversar o jugar bridge, las dos formas como se entretienen los matrimonios cansados.”
“El destino afila con paciencia sus armas en la sombra, y, una vez que nos ha elegido como su blanco, cualquier intento de fuga no es otra cosa que patinar sobre las propias vísceras.”
En las descripciones, que no buscan impresionar, hay ironía, una buena dosis, y hay humor también, pero sobre todo hay desconsuelo, la desesperanzada realidad que ha mostrado, muestra y mostrará que en condiciones difíciles los seres humanos somos animales inmorales. Al terminar esta novela nos quedan preguntas como: ¿Vale la pena morir por heroísmo? ¿No son, en últimas, motivos egoístas los que mueven a los mártires y a los santos? ¿No es la desconfianza la mejor arma de guerra? ¿No son en la guerra la cobardía y la suerte dos caras del éxito en la supervivencia?
Dice el autor que: “El Phalemont de la novela corresponde a Phalempin, una población y comuna francesa, en la región de Norte-Paso de Calais, departamento de Norte, en el distrito de Lille y cerca de la frontera con Bélgica. Le hice un pequeño cambio al nombre, porque no existe esa tal baronesa ni ese título nobiliario. Ficción que me permití. En Phalempin me alojé en una pensión durante quince días explorando el paisaje, los monumentos de guerra, y, sobre todo, el clima que hacía en agosto. El clima es muy importante para saber cómo debía vestir a los soldados, si podían dormir a pierna suelta en un bosque, si podían cruzar ríos sin morir de hipotermia, si podían caminar o patrullar en las noches. Detalles menores en los que tal vez los lectores no se involucren, pero que para mí sí son importantes para no traicionar la historia real.”
Ana Cristina Vélez
Estudié diseño industrial y realicé una maestría en Historia del Arte. Investigo y escribo sobre arte y diseño. El arte plástico me apasiona, algunos temas de la ciencia me cautivan. Soy aficionada a las revistas científicas y a los libros sobre sicología evolucionista.
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