Catrecillo

Publicado el Ana Cristina Vélez

Cómo ser más creativos

Según lo aconsejan Barry Kaufman y Carolyn Gregory en su artículo en Investigación y ciencia: una de las cualidades más importantes en la creatividad es ser abiertos a las experiencias, a las sensaciones, a las ideas. Las personas que en sus vidas buscan la novedad, temen menos a cambiar de perspectiva, y por tanto, a ver la misma situación de manera nueva, lo cual aumenta el chance de ser más creativos. Según los sicólogos, cinco son los rasgos que caracterizan a estas personas: poseer una mente abierta, tener una buena capacidad de introspección, ser extrovertidos, ser agradables y ser al mismo tiempo, en cierto grado, neuróticos.

Las personas de mente abierta son imaginativas, curiosas, perceptivas, artísticas e intelectuales.  Son personas llenas del ánimo que se requiere para explorar las propias ideas y las de los otros; los enriquece reflexionar sobre las emociones, tener fantasías, buscar nueva información en el entorno, y nuevos significados en lo ya conocido.

Las experiencias intelectuales que tenemos son tan importantes como las que ofrece la realidad exterior. La creatividad aumenta si nos acostumbramos a aceptar retos intelectuales como: resolver problemas matemáticos y acertijos, aprendizajes en tecnología, de nuevos idiomas, recibir con agrado la información de la ciencia y el arte. La creatividad aumenta si nos acostumbrarnos a hacernos preguntas y a buscar las respuestas. Los filósofos griegos se preguntaban por la verdad, la belleza y el bien. Los creativos hacen lo mismo, y esto involucra muchos aspectos interesantes de la realidad.

Otro aspecto asociado a la creatividad es la capacidad de filtrar información. Los creativos filtran menos información, y por eso se distraen más fácilmente. Los menos creativos dan por sentado que cierta información pertenece a una determinada categoría y la pasan a ese compartimiento, y allí se queda. El creativo piensa que esa información es nueva y se queda contemplándola. En una conferencia en TED, el diseñador Isaac Mizrahi decía que muchas veces en la calle veía un letrero y lo leía mal, y al leerlo mal, se detenía un rato a observar, y se daba cuenta de que su expectativa había cambiado la información que estaba en la realidad, y entonces se le ocurría una idea nueva. Las personas creativas son más sensibles a los distractores, a toda esa información que no parece relevante. Al distraernos aceptamos información que aparentemente no se conecta con lo que estamos pensando, y muchas veces esa nueva información puede aportar datos valiosos que no sospechábamos.

Hotel Helix, sin miedo a lo nuevo.

El entusiasmo, el deseo, las ganas, son ingredientes fundamentales en la creatividad. Emociones como estas son los motores que nos mueven a buscar lo nuevo, y nos asegura mantenernos atraídos al tema, para persistir y llegar a la respuesta, al descubrimiento o la invención.

La dopamina es el más conocido de los neurotransmisores, y sin los adecuados niveles de esta hormona es difícil sentir el entusiasmo que exigen las nuevas experiencias y los nuevos retos. La dopamina facilita la plasticidad sicológica, la flexibilidad para meterse en nuevos campos, sin miedo, buscando lo nuevo como potencialmente interesante. La dopamina se encarga de hacernos desear cosas. Recordemos el poema de Piedad Bonnett

Para mis días pido,

no agua para la sed, sino la sed,

no sueños

sino ganas de soñar.

Para las noches,

toda la oscuridad que sea necesaria

para ahogar mi propia oscuridad.

 

De esas sed se trata. Sin ganas, no hay motor para la creatividad. Dicen Barry Kaufman y Carolyn Gregory que el sicólogo Colin DeYoung, de la Universidad de Minnesota, considera la dopamina como el “neuromodulador” de la capacidad de explorar. La dopamina está ligada con la capacidad de soñar despiertos y dormidos. La capacidad de soñar es una herramienta importante para la creatividad.

La dopamina muy alta es mala, hace a la persona propensa a las enfermedades mentales. Según Michael Shermer, la dopamina alta nos conduce a interpretar “patrones” muy rápidamente. Es una habilidad importante, pero si se exagera, se llega a tener fantasías peligrosas, sueños “reveladores”, encuentros personales con santos o seres venidos de otro mundo (del mundo de la mente), y es bueno inventar una hermosa ficción —en la que conversamos con los muertos, por ejemplo—, pero sin llegar a creérnosla.

Si lo suyo es la creatividad, no se pierda el libro: Creatividad e Inventiva. Retos del siglo XXI

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