Catrecillo

Publicado el Ana Cristina Vélez

¿Es el arte un instinto? Biología del arte

Beata De Dante Gabriel Rossetti

Los que dicen que sí, se apoyan en que es universal. A la gente de todo el mundo le gusta, en cualquier época que se estudie se encuentra, y lo sentimos como algo vital, sin el cual la vida nos parecería pobre. En todas las culturas se hace música, se baila, se canta, se cuentan historias, se decoran los objetos, las personas, el hábitat.

Algunos estudiosos creen que es un instinto, y que apareció primero en los machos y se extendió a las hembras. Porque ser artista es sexy, porque hablar, cantar, bailar mejor que los otros, tener habilidades manuales que se destaquen son maneras de ser más atractivo sexualmente para las hembras humanas. Ser un buen artista es equivalente a portar otros atributos sexuales, como fuerza muscular, inteligencia o belleza.

Escultura africana

Por otro lado, algunos investigadores aseguran que no solo ser artista es sexi, creen que existen formas de arte, como la decoración del cuerpo, los rituales, la confección de textiles, de canastos, que las hembras humanas han trasmitido de generación en generación, que repercuten positivamente en la supervivencia del individuo. Piensan que los rituales son tal vez la forma de arte más primitiva y fundamental para dar importancia a los momentos de transición más relevantes en la vida: nacer, ser adultos, casarse y morir. La cohesión del grupo y la unión de padres e hijos se facilita con la implementación y ejecución de rituales, que incluyen, palabras, música, vestidos, adornos, pintura corpórea y espacios especiales. Decorar a los hijos de una forma similar hace que el padre, siempre inseguro de la paternidad, vea a sus hijos, a todos, parecidos a él y parecidos entre ellos. Es imposible distinguir a una bailarina de otra, cuando están bailando el cancán. La razón descansa en que usan vestidos y pelucas iguales.

Joseph Schroetter

Hay quienes aseguran que NO hay un instinto del Arte; además, porque las artes se encuentran en casi todas las actividades humanas. La categoría de Arte no cuenta con una definición contundente. Tenemos un instinto para el lenguaje, para la visión estereoscópica y para las emociones. Estas son características fomentadoras de la reproducción, lo mismo son las habilidades manuales, la capacidad de hacer metáforas, síntesis, la capacidad simbólica, pues todos venimos dotados genéticamente con ellas, las desarrollamos con facilidad y poco esfuerzo.

Se puede saber cuándo apareció el lenguaje en la historia humana, (no con exactitud), en qué momento de la historia homínida apareció la capacidad simbólica, y con esta, la capacidad de hacer modelaciones complejas del mundo. Todos los cerebros hacen representaciones del mundo, pero las características de estas representaciones son distintas para cada especie. Se desarrollan tantas capacidades como exija el nicho en el que habita la especie, pero no más de las que se necesitan, porque la evolución es económica. El nicho humano es complejo, por tanto, el cerebro humano es complejo. Una razón es que somos animales sociales y el nicho social es extremadamente exigente. Las formas de arte tradicionales utilizan mucho del arsenal de la capacidad simbólica nuestra.

Ser capaces de aprender y tener el deseo de aprender son instintos. Muchos animales nacen aprendidos, pero muchos otros tienen que aprender para aumentar su eficacia biológica. Tiene lógica que sea ventajoso aprender rápidamente y bien, y optimizar el conocimiento y la capacidad de actuar con este conocimiento. Imaginemos que aprender implicara saber pasar de A a B y de B a C. Optimizar el aprendizaje sería pasar de A a C saltándose B. No es nada difícil imaginar las ventajas que trae ser rápidos para aprender, pues es una manera de optimizar la energía gastada en hacer o ejecutar una acción. El bailarín bueno, el patinador, el pintor, el violinista, el cantante, el matemático y el buen conversador lo hacen sin hacer mucho esfuerzo, lo hacen naturalmente, como tomando agua. Si tuvieran que hacer un gran esfuerzo para ejecutar la acción, no los calificaríamos de “artistas”.

En mi opinión, en la biología del arte, yéndose muy atrás en la historia evolutiva, aprender y optimizar los aprendizajes son las adaptaciones básicas sin las cuales sería imposible hacer arte, y algunos animales las tienen. Siempre daremos valor a las ejecuciones por encima de lo normal, y los animales también lo hacen. En el blog anterior, dije que el cerebro hace promedios de todo, que pone atención a lo que se sale de lo estándar, a lo inesperado, y que deja de poner atención a lo que se vuelve normal, rutinario o estable. Gastaría energía innecesariamente si pusiera atención a lo que permanece estable. El cerebro “escanea” de manera rápida el entorno (mientras no esté enfocado en una tarea precisa), y solo cuando algo es llamativo, enfoca allí la atención.

Lo que convertimos en obra de arte debe llamar la atención, si se camufla con todo lo demás, no puede adquirir fácilmente el estatuto de obra de arte. No siempre nos llama la atención lo que está por debajo o por encima de lo esperado, pero tendemos a llamar arte a lo que nos parece mejor de lo esperado, a lo que sobrepasa nuestras expectativas. Este es uno de los aspectos biológicos: que nos parezca especial, mejor que lo esperado, mejor que el promedio, más valioso y más importante. Esto ocurre a nivel personal, en la mente de cada uno. Sin embargo, el arte, como lo entendemos hoy, se da en la cultura, así que, sin el aval de la sociedad, no tiene la fuerza para apropiarse del objeto o de la acción.

¿Es un instinto hacer arte? Mi respuesta es: NO, pues no hay una adaptación para hacer arte, como la hay para tener lenguaje o para caminar. Hacer arte no es una adaptación que produce el efecto de incrementar el número de copias de los genes responsables en la construcción de ese mecanismo. Tampoco hay un instinto para hacer matemáticas, pero el cerebro humano es tan complejo que muchas capacidades que tenemos son productos emergentes de un combinado de adaptaciones biológicas que portamos. Evolucionamos para ser animales sociales, y para actuar en la sociedad de la manera como actuamos. El grupo social les da importancia a algunas acciones y se las resta a otras, por eso, llamamos artistas a los pianistas y no a los genios que arman en segundos el cubo de Rubik, o a los profesionales del Yoyo. En todas las acciones humanas se destacan unos pocos, porque son capaces de ejecutarlas a unos niveles que el resto no es capaz. También es ventajoso evolutivamente reconocer el nivel superior sobre lo que es estándar, o lo que es inferior. La sociedad hará lo suyo: avalar o menospreciar, y esas decisiones grupales nos van a afectar personalmente; sin embargo, cada uno de nosotros hará su propio juicio y sentirá la correspondiente emoción.

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