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Publicado el cruiz

Dios es amor

Hace poco, un amigo, Douglas Jaramillo*, me escribió contándome cómo le fue en su curso prematrimonial, un requisito obligatorio que tuvo que cumplir para casarse. Lo que le “enseñaron” en ese curso, fue una sarta de sandeces encadenada una a la otra, que perpetúa modelos violentos de relaciones de pareja, intolerancia, ignorancia, y muchos males que deberían más bien extirparse de las familias colombianas. Reproduzco aquí el texto que me envía:

El curso ofrecido por la Iglesia San Marcos de Envigado, está programado para durar 8 horas en dos jornadas asi: 8:00 – 12:30 pm y 2:00 – 5:30 pm. La mayoría de parejas son jóvenes, de menos de 30 años. La verdad el ambiente del lugar está colmado de la melosería de los abrazos y besos cortos de las parejas.

La primer impresión es que de las casi 50 parejas que tomaron el curso prematrimonial conmigo, la mitad está ahí por la obligación del certificado. Esto se deduce de las conversaciones de pasillo en que uno puede escuchar ese dejo de pereza de estar ahí un domingo, antes de las 8 a.m.

Al parecer, los 50 mil pesos que cuesta el curso por pareja, sólo son suficientes para alimentar una greca con tinto horrible en el igualmente horrible vaso desechable, y un porrón de agua a medio llenar.

La primera charla comienza con una oración de esas básicas, que por efecto de mi rebeldía ya olvidé. La gente repetía como autómatas las palabras arjonianas que el párroco de la Iglesia también vomitaba, sin mayor análisis de ellas.

Después de esa primer batalla contra mi agnosticismo en la que todos se dan la bendición mientras vigilan de reojo si alguien (como yo) no hace el movimiento con la mano, el párroco da inicio a la primera charla, en la que explica las bondades del curso prematrimonial y la legalidad del sacramento del matrimonio.

En resumen dice que si una pareja no católica, contrae matrimonio civil, no está viviendo en pecado, aunque no va a tener salvación. Gracias Einstein por la brillante exposición apocalíptica. Es más enfático al decir que una pareja de bautizados, que vivan juntos y no se casen, son tan pecadores y demoníacos como el mismísimo monstruo pedófilo de Austria.

De ahí en adelante, utiliza su hora y media de fama para arremeter contra la promiscuidad, otras religiones y para indicar que el matrimonio es indisoluble y eterno. Hasta ahí nada nuevo ni más indignante que el mismo hecho de estar allá.

Resulta  casi obvio en este momento que Marcela* y yo estábamos ahí sólo por el formalismo del certificado. Aunque ella es creyente en Dios, la iglesia le resulta tan abominable como a mí. Sin embargo, a esta edad es mejor ser prácticos y hacer felices a nuestras familias tradicionales, que hacerse el rebelde y echarse encima a 40 personas con todo lo que política y económicamente puede representar.

Antes de la segunda charla, se hizo un breve receso para recuperar los 50 mil de inversión a través del tinto y el agua. Este receso lo aprovechó inteligentemente el párroco para reorganizar las sillas y obligar a todos los participantes a estar muy cerca del siguiente ponente. Muy despótico se vio al hacer parar a la gente y decirle: «Oiga, hágame el favor y se sientan allí, cerca».

Pasado el estupor del cuasi uribismo vivido, la segunda charla correspondía a otro cura, negro él. Enseguida entenderá por qué la aclaración sobre su color de piel.

El tipo empezó haciéndose el moderno. El típico conferencista que a través de lo burdo y los lugares comunes trata de cautivar a un público más bien… regular. Dijo que el sexo era obligatorio en el matrimonio, pero que con el fin de procrear. Que la única finalidad del hombre era hacer más hombres, como en Star Wars II, la guerra de los clones. Como si fuera necesario aumentar los niveles de miseria. Pero que el sexo era bien visto por Dios ( créame, soy del tipo exhibicionista y voyeur, pero entre humanos, nada de deidades viendo mi acto ) cuando se trataba de procrear, y que no era algo accesorio, que era obligatorio. De forma pendenciera instó a aquellos que no querían tener hijos, a que renunciaran ya al sagrado sacramento del matrimonio. Para aquellos con limitaciones físicas para concebir, la adopción, más que una alternativa, era una imposición.

Entre las perlitas que encontré de este tipo están las siguientes: «Estos enfermos, los homosexuales, no pueden casarse porque van contra el plan primario del matrimonio, que es procrear». «La mujer debe estar dispuesta a recibir a su marido, para que puedan procrear». «No está mal disfrutar el sexo cuando se está procreando»:

¿Cómo es posible que un negro se preste para discriminar?. En fin

Después de eso, seguía una charla de un tipo con una irremediable pinta de Yuppie de pueblo. Antes de iniciar, le dije a Marcela que en esta conferencia escucharíamos en repetidas ocasiones, palabras como «paradigma, proactivo, liderazgo». La presentación del tipo me dio la razón. Se tomó como 15 minutos mientras balbuceaba sus títulos universitarios y no académicos. Se vanaglorió de ser de la U de la Sabana y de haber conocido a algún caciquillo de pueblo. Pensé que al menos este tipo era laico y su enfoque sería más… ¿imparcial?. Oh naif.

¿No le pasa a usted que odia a esos comentaristas que empiezan a involucrar a toda su familia en su ponencia? Pues, este tipo lo primero que hace es mostrar una foto de su esposa y sus cuatro hijitos. Datos sobre el espaciamiento entre embarazos y comentario sobre dos embarazos perdidos. Suelta la primera perla de sabiduría: «Actualmente, las clases ricas y dirigentes del país no están teniendo hijos. En cambio los pobres sí. Pero ellos no pueden gobernarnos ni serán nuestros líderes, por eso yo me di a la tarea de tener 6 hijos para evitar que los pobres los tengan». Honestamente, en otro contexto y en palabras menos caníbales, no es descabellada la posición de este bárbaro, pero lo que este Neo Darwin no entiende tal vez, es que 6 ricos también le quitan posibilidades a 6 pobres, y que el mundo no sufre precisamente un síndrome de despoblación. Pero bueno…

El pedante éste, resultó ser psicólogo, filósofo y otras cuantas maricadas más. Despotricó de los métodos de planificación, diciendo que el preservativo sólo cuenta con un 90% de seguridad (si bien no es el más seguro, su porcentaje es mayor), que las pastas anticonceptivas han matado muchas mujeres en el mundo y que las inyecciones son como un arma del demonio. Por supuesto, el segurísimo y eficaz método de ovulación natural Billings le parece la verga. Así fue como él pudo embarazar de forma «espaciada» a su esposa.

Entre otras sandeces que propinó este bellaco: «El sexo anal y el sexo oral son manifestaciones aberradas de gente enferma como Garavito». «El ano sólo sirve para defecar, la mierda debe salir y no entrar por ahí». «En el país se están acabando los niños de bien, y hay que procrear mucho para volver a poblar a Colombia de gente buena y católica».

Mi estupor no pudo ser más. Marcela me contuvo mil y una veces para evitar que mi imprudencia característica nos representara la expulsión del curso.

Después hubo una pausa para almorzar. Por supuesto, el almuerzo corre por cuenta de cada uno.

Volvimos en la tarde. Una hojita con la letra de «El camino de la vida». Una señora con menos presencia que un perro de finca… La señora en medio de su júbilo católico, decidió que era momento de cantar. Los hombres una estrofa, las mujeres otra y luego el broche final, un solo por parte de ella. Nunca escuché tan mancillada la hermosa canción de Héctor Ochoa. Bueno, la verdad es que esa actividad lúdica, por más cursi que sea, no atentaba contra nada más.

La señora habló de su matrimonio, de lo duro que es, pero dice que es la única forma de salvarse. La gente que no se casa está condenada al averno. Después de hablar un tanto de su experiencia personal se dedica a reafirmar más el patrón machista y obsoleto tan típico del país, en especial de la costa. Vea esto, por favor:

«El hombre es el que trabaja, y el papel de la mujer consiste en gastársele el sueldo, pero eso sí, luego lo tiene que recompensar con una buena dosis de placer sexual». «Acuérdensen (sic) de mí, si quieren mantener a su hombre contento en vida católica, tienen que darle comidita y sexito, ustedes después se le gastan la platica». «El matrimonio es para siempre, nada lo puede disolver. La idea del matrimonio es que todo se tiene que perdonar. Yo llevo 35 años casada porque he perdonado todo. Si su esposo le pega, la maltrata, le es infiel y le pega un SIDA, usted tiene que perdonarlo, porque el matrimonio no se puede acabar, eso del divorcio es producto de Satán, uno no puede separarse de alguien, debe perdonarlo todo, sino, para qué se casa». «Entiendan una cosa mamitas. Si su marido se va para donde otra es porque ustedes no están haciendo algo bien. Reflexionen y busquen hacer todo lo que hace la mozita, para que tengan a su marido al lado, porque así tiene que ser». «Cuando una es obediente y sigue los mandatos católicos, todo va bien. Si su marido le pega es porque algo malo está haciendo. Recuerde que siempre tiene que perdonar todo, así como él le va a perdonar todo». «No se pueden dejar degradar, la vagina es para recibir al pene, nada más. La boca y el ano son para otras cosas.» «Recuerden que todo hombre necesita una mujer, para que puedan procrear y ella se le gaste la platica que él trabaja».

Mire, yo sé que puede parecer exagerado o producto de una película colombiana. Pero no. Así fue. Tal y como si el Procurador Marianito hubiese redactado estas palabras.

Mi malestar era evidente. De hecho, en algún momento dejé escapar en tono alto la expresión «Mucha vieja hideputa». Marcela me miró muy feo y me pidió conservar la cordura. Pero lo que más me impactó fue que la gente cercana a mí, que se percató de mi indignación y malestar, se molestó conmigo y me miraron feo. Jajaja. Es que yo en serio soy muy ingenuo.

La vieja esa dijo muchas barbaridades más, que por fortuna ahora no recuerdo. Pero creo que con lo dicho es suficiente.

Después de ella, tomó el lugar uno de sus hijos. Un tipo joven que habló de consejos en el matrimonio. De cómo no derrochar el dinero. Al principio todo pareció más normal, pero en medio de su retórica bursátil logró soltar algunas bellezas: «La masturbación es una enfermedad y es anti natural, porque no tiene como fin la procreación. Además, se ha comprobado que los hombres que se masturban, son eyaculadores precoces que no satisfacen a sus mujeres». «La pornografía es sólo para los enfermos que se masturban, como Garavito».

Ya cansado de tanta estupidez, lo que más me indignó, lo que me pareció el colmo del cinismo, fue que en una cartilla que nos dieron estaba escrito lo siguiente: «el único método que reconoce la Iglesia es el de la ovulación natural Billings, es cual es un método 99.9999% seguro. Este método es seguro, confiable y verdadero, porque es un método científico, reconocido y avalado por la Ciencia.»

¿Usted puede creer el grado ironía?. Cómo es posible que escriban eso, cuando han despotricado de la ciencia por la teoría de la evolución?. A ver, parranda de zoquetes, la ciencia avala la Evolución. Maduren por favor.

No sé s cómo una institución en la que creen la mayoría de los colombianos puede pensar que así se puede fundar una familia, también llamada por sus defensores conservadores “el núcleo de la sociedad”.

En general el discurso dejó claro que hay que ser clasista, machista y homofóbico para tener un buen matrimonio y que estas tres características deben propagarse, genéticamente, con miras a reemplazar una población con derecho a pensar libremente por un ejército de intolerantes zombies, dispuestos a comerle el cerebro a cuanto ateo, agnóstico, feminista, marica, lesbiana, pobre, o incluso, persona “normal” que se le pase por en frente. Pues las personas normales, que también aplican en todas las categorías anteriores, cometen, con naturalidad deliberada “pecados” como el sexo oral y anal, o peor aún, sexo por placer.

Lo chistoso es que los católicos son los más preocupados por mantener esa institución sagrada que ellos malamente llaman “familia” que según su definición es una asociación de personas que buscan reproducirse; con una mujer que mancilla su vagina dándole una mamada a su marido, pero no lo hace cuando el tipo llega borracho y ella se lo tiene que dar aunque no quiera; con un hombre que trabaja como una mula para que una mujer le gaste el sueldo, y así se gana el derecho a comérsela cuando quiera, como si ella fuera una puta; con unos hijos que no tienen derecho a escoger su orientación sexual; y con una intelectualidad solapada que solo cree en lo que le conviene. Según la definición del curso prematrimonial una “familia” es un nido de prevención, violencia, intolerancia, mal sexo y odio.

Y después dicen que Dios es amor.

*Los nombres han sido cambiados no sea que les revoquen el cartón, después de tanto suplicio, a este par de tórtolos.

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