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Reducir el Congreso, ¿Para qué?

Una de las propuestas que más resuena en estas épocas convulsivas y de crisis donde nadie confía ni cree en el otro es la de la reducción del legislativo nacional debido a su alto costo y la poca acción efectiva de cara a los problemas que el país afronta.

El Congreso de la República está constituido por el Senado, que cuenta con 108 senados electos por todos los colombianos; y por la Cámara de Representantes, constituida por 171 representantes electos por departamentos y Distrito Capital. A cambio de su trabajo, los congresistas obtienen como recompensa la suma de poco más de 335 millones de pesos al año.

Así pues, el funcionamiento del Congreso de la República, según el Presupuesto General de la Nación para el 2021 es de 709 mil millones de pesos, donde casi el 12% de los recursos se invierten en las nóminas de los congresistas. Hay otra serie de rubros significativos en los gastos del Congreso. Los más grandes son viáticos para los congresistas cuando hacen sus funciones fuera de la capital; y el gasto de sus equipos de trabajo.

Ahora bien, el sentir popular es que la cifra (709.000 millones) invertidos en un grupo de ciudadanos que no están mejorando la situación resulta siendo no una inversión sino más bien, un gasto que no genera nada útil.

Habría que recordar que los actuales congresistas llegaron hasta su curul gracias al impulso que los ciudadanos les dieron a través de su voto.

No obstante, a pesar de que los congresistas fueron elegidos por los colombianos, sus voces no han sido lo suficientemente claras y oportunas para respaldar las necesidades del país. Por ello es por lo que se desestima su utilidad y, entonces, se solicita la reducción de congresistas.

Sin embargo, cuestiono y me sirvo de este texto para cuestionar la propuesta de reducción del congreso como una forma para mejorar o, siquiera, mitigar la situación por la que transita el país. Al contrario, considero que una óptima solución sería ampliar el número de congresistas.

Lo que durante estas semanas de Paro Nacional hemos visto en las calles es una muestra de que Colombia atraviesa por una crisis de representatividad. No solo no hay líderes que convoquen para la consolidación de consenso nacionales, sino que los actuales líderes, tales como los congresistas, no son suficientes para expresar todos los sentires y necesidades que tiene el país en la actualidad.

El reducir la cantidad de congresistas solo ahondaría la mencionada crisis de representación de los ideales, problemas y propuestas de todos los colombianos. Es por eso por lo que la propuesta que tengo yo sería la de aumentarlo. Buscar que haya más representantes, más ideas, más líderes, más opciones de debate que encaminen hacía más soluciones para los colombianos.

A su vez, hay algo en común y es la necesidad de reducir los salarios para los congresistas. Si bien la tarea de legislar para el país es de mucha responsabilidad, el mercado laboral sobrevalora sus actividades cuando tienen largos periodos de vacaciones, la asistencia a la oficina no es algo que se deba hacer todos los días, y la impuntualidad e inasistencia a las comisiones y plenarias abundan. El escalafón de pagos debería cambiar, pero eso es ya tema de un blog diferente.

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