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El peor Papa, para el peor momento.

En muchas ocasiones he discutido con muchos amigos, familiares y hasta desconocidos por la poca confianza que genera en mí Jorge Mario Berboglio, actual Papa de la Iglesia Católica. Este blog se trata de explicar de manera muy somera y resumidos mis “peros” a su trabajo como líder máximo del catolicismo.

Hoy por hoy, sin excepción alguna, todas las instituciones cruzan por una crisis de credibilidad y confianza. La Iglesia Católica y su estructura jerárquica, liderada por el Papa, no se han salvado de estar en el ojo del huracán mediático y de juzgamiento público por su actuar presente y por lo que en el pasado ocurrió.

Una forma de mitigar este fenómeno fue un revolcón interno dentro de la iglesia. Esto fundamentado en el hito que representa que se haya elegido al primer sacerdote americano para ocupar el máximo cargo dentro del Clero Católico.

Francisco, como decidió llamarse en su vida como sumo pontífice, determinó la necesidad de acercar a Dios a la humanidad. Intentando que los católicos aumentaran su fervor. No obstante, este cambio va en contra del catolicismo. Dentro de esta religión, cada uno, de manera individual, debe ser el encargado de buscar y recibir a Dios. Entonces, debemos ser nosotros quienes lo busquemos a Él.  De esta manera, el Papa como sumo pontífice atenta contra la religión y sus formas más profundas y ancestrales por responder a una creciente sed mediática, en vez de mostrar el verdadero camino a Cristo.

Por otra parte, en repetidas ocasiones ha manifestado su voluntad de aumentar el número de ateos en el mundo, afirmando que “Es mejor ser ateo a un mal cristiano”. Lo cual es un atentado en contra de la labor católica en el mundo, así como a su propio trabajo. Además, ignora la raíz imperfecta de cada uno de los humanos y elimina el catecismo como forma de lograr la perfección a través del camino de Dios. Es decir, ser un mal cristiano es la condición natural de todos los que profesamos el credo de Cristo, razón por la cual, el Papa está transgrediendo a todos sus feligreses.

Finalmente, y es la razón por la que he decidido dejar de hacer lo que normalmente hago un día de descanso y escribir estas palabras, me quiero referir sobre el mal manejo que le dio a la situación en Nicaragua. El presidente del país centroamericano determinó que ese era un país sin Dios, con lo que las emisoras católicas fueron censuradas, las iglesias vandalizadas, el obispo encarcelado y los religiosos apartados de sus lugares de vivienda y de culto. La reacción del Papa fue un silencio culposo. Al momento que escribo estas líneas (mediodía del 15 de agosto de 2022) él, ni el Pontificado, ni la Iglesia ha mandado un mensaje de apoyo a sus feligreses o de protesta en contra de las acciones contra la iglesia en ese país. Así como ha pasado en los diferentes lugares donde el catolicismo ha sido abiertamente atacado.

Esto último se traduce en que Francisco era un hombre no indicado para estos difíciles momentos. Ha mostrado debilidad en Nicaragua, como le ha faltado fortaleza para separar a los miembros de la iglesia que han cometido severos delitos como la pederastia o la pérdida de dinero dentro de las organizaciones religiosas. Así como también le ha faltado la fuerza para acompañar a los hombres y mujeres dedicados a la vida religiosa. Un caso muy contradictorio sabiendo que proviene de una Orden Religiosa cuyas raíces se remonta a la beligerancia en pro de la defensa del catolicismo y la institucionalidad religiosa.

Lo único que nos queda a cada uno es seguir en el camino del mal cristiano, buscando la perfección, y evangelizando desde nuestro actuar diario.

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