CastroOpina

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La tributaria que se nos viene.

Mientras que diariamente el país rompe su récord de casos confirmados positivos de Covid-19 y la zozobra sobre lo que sucederá en un futuro cercano invade cada rincón del territorio patrio, lo único que es casi seguro es que el gobierno presentará en el primer trimestre de este año una propuesta de reforma tributaria.

En primer lugar, habría que reprocharle mucho al actual gobierno, ya que es la tercera reforma que presentaría solo en tres años. Si bien la pandemia no era previsible, y con ella la afectación a las finanzas públicas, la variabilidad en las reglas del juego solo hace escépticos a los inversionistas.

Por otra parte, la reforma es inevitable. Los planes sobre las arcas estatales se fueron como agua entre los dedos durante el año 2020. La meta estatal era recolectar a través de impuestos 167.5 billones de pesos. Esta última fue reajustada con la entrada de las cuarentenas y fijada en 144.2 billones. Un vacío de 23.3 billones de pesos sobre la presupuestado. No obstante, el resultado final del déficit fue de solo 21.4 billones gracias al buen aporte de los colombianos con sus impuestos.

Al anterior vacío hay que sumarle un aumento en la deuda para la ampliación de infraestructura y demás necesarios para afrontar la pandemia. A su vez, se adiciona la modificación de los rubros presupuestales de inversión a – muy necesarias – entregas de subsidios a los más necesitados. También habría que tener en cuenta que un rubro significativo en los ingresos públicos es la comercialización de petróleo crudo, sin embargo, su precio estuvo en negativo durante varios días del 2020 causando una significativa caída en la demanda.

Para revertir las adiciones que entran en negativo sobre el erario, el gobierno ha emitido bonos de hasta 30 años para permitir la viabilidad financiera estatal. Pero eso no es suficiente, no alcanza. Hay que hacer más. Ese algo más tiene un nombre claro: Reforma tributaria.

La propuesta que más está sonando es el aumento del Impuesto de Valor Agregado (IVA), esto en función de la facilidad de su recolección. Además de su aumento, también debe seguir en el sonajero la propuesta de ampliar la gama de bienes y servicios a los que se les aplica este impuesto. Ambas ideas son muy malas opciones, debido a que ataca directamente a las finanzas de todos los colombianos, incluidos los que han perdido todo, o alguna parte, a causa de la pandemia.

Otra propuesta que suena fuertemente es la de bajar los topes del pago por título de rentas (declaración de renta). Idea que no es nada descabellada y es aplicable fácilmente en Colombia. Beneficiaría mucho y sería muy justa, ya que el principio de este impuesto es: “El que más recibió es el que más debe pagar”.

Aunque no esté dentro de las barajas, la posibilidad de crear un nuevo impuesto es muy lejana. Crear impuestos cuesta un altísimo costo político que el Gobierno ni su partido de van a querer asumir. Es también muy complejo garantizar el recaudo a través de un nuevo tributo.

Sin importar cual sea la o las herramientas que elija el Gobierno para subsanar su hueco fiscal, es necesario buscar una solución, sin embargo, no porque sea necesario quiere decir que sea correcto.

Hay que seguir y persistir en la lucha contra los evasores. Esto es imperativo y no tiene posibilidad de parar. Siempre he pensado que todos, sin falta alguna, deberíamos presentar una declaración de rentas donde los sistemas de Big Data (Con los que ya cuenta la DIAN) puedan rastrear a los evasores. Aclarando que hay diferencia entre presentar la declaración y pagar el impuesto de renta.

También se debe buscar que esta reforma vaya a buscar los recursos de quienes han recibido, están recibiendo y recibirán más dinero. Si bien todos debemos pagar impuestos y ayudar en la financiación de los programas del Estado, a quienes les ha ido mejor en estos difíciles tiempos son los que tienen que asumir la responsabilidad de contribuir más.

Finalmente pienso que el interés del gobierno de ponerla en el primer trimestre es por dos motivos: o quieren que desde mediados del daño esta inicie vigencia o quieren tener la chance de pasar varias veces el proyecto de ley por si los parlamentarios en el Congreso de la República la hunden.

No quiero finalizar este texto sin antes agradecerles por sus lecturas. A lo largo de esta semana cumpliré dos años desde que me inicié en el ejercicio de la escritura de Blogs y hace casi uno desde que empecé a escribir en este medio. Todo ha sido gracias a ustedes. Mil gracias y ya que este es la primera entrada que escribo en el 2021: ¡Feliz y próspero año nuevo!

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