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La inflación de EEUU va a quebrar a medio mundo.

La inflación es el aumento de los precios en un periodo de tiempo, normalmente se mide de manera anual. Esta variable, junto con otras como el desempleo, las tasas de interés o la masa monetaria, son las que continuamente tienen revisión por parte de las entidades estatales de cualquier gobierno del mundo. Si bien lo deseable es que crezca de manera controlada, lograr esa meta es una tarea muy compleja. Uno de los mayores temores para cualquier administración estatal es que la inflación se desborde.

Desde el cambio de gobierno entre Donald Trump y Joe Biden la inflación en el país norteamericano empezó una crecida que logró ubicar esta cifra hasta el 9.1% anual. Es decir, las cosas en EEUU son 9.1% más caras que hace un año.

Pero, ¿Eso cómo podría afectar al “medio mundo” del que hablo en el título?

La respuesta es un camino largo que, para hacerlo corto se debe explicar de la siguiente manera.

La rampante inflación americana hará que la Reserva Federal (Banco Central) cambie sus tipos de interés, aumentándolos. Eso significará que el interés del mayor prestamista de dólares en el mundo aumentará. Su consecuencia inmediata es que este precio seguirá aumentando en cada rincón del planeta.

Este aumento del precio y la escases de encontrar dólares para poderlos gastar significa que también los Estados deberán moverse de manera más rápida para poder respaldar las deudas que tienen, y que han estado creciendo continuamente para enfrentar, primero la pandemia de Covid-19; y segundo, para llevar a cabo las diferentes estrategias de reactivación económica y lucha contra la pobreza que se contrajo producto del freno económico.

Para países como Colombia, significa que pagar cada dólar que adeudamos deberemos pagar más pesos. Lo que en otras palabras quiere decir que necesitaremos pagar más pesos en impuestos para pagar el mismo dólar que debemos.

Esta dinámica, lejos de ser culpa de uno u otro gobierno en Colombia nos lleva a un camino tortuoso para todos. Una reforma tributaria es inminente. No hay otra opción. Pero, lo que si debemos debatir con mucha altura es: ¿Qué tipo de reforma tributaria queremos para afrontar estos difíciles tiempos?

En otras ocasiones he comentado que Colombia en lo que va del Siglo ha radicado en el Congreso al menos medio centenar de reformas a la tributación. Pero, es el momento de empezar a hacer seguimiento a dónde están los dineros de cada uno. Es decir, promover la bancarización y reducir el flujo de dinero efectivo. Esa es la forma más fácil de combatir la evasión.

Por otra parte, hay que ponerse la mano en el corazón y aceptar que mientras el mundo no avance en el cambio de fuentes energéticas, la producción de petróleo es una alternativa viable en el país. El presupuesto nacional fue pensado con dólar a tasa de cambio de $3.500 y el barril del petróleo a 85 usd. Hoy con la tasa de cambio rozando los $5.000 y el precio de petróleo sobre los 110 usd, es momento pertinente de recordar la meta de “Un millón de barriles diarios”. Esa diferencia favorable entre la tasa de cambio y el precio de barril ahorraría varios miles de millones o billones a los bolsillos de los colombianos si se usa de manera sabía.

Finalmente, es fundamental la creación de incubadoras de fondos mixtos para la creación de empresas privadas que garanticen la producción de insumos dentro del país y se reduzca la dependencia de las importaciones en el país. Al igual que en EEUU hoy Colombia está amenazada por la inflación. En parte, producida por el aumento de los costos de los productos por el aumento del precio del dólar. Depender menos de insumos extranjeros, sin lugar a dudas reducirá el nivel de los precios en el país.

Esperemos que la situación económica de las grandes economías se estabilice y que la nueva política económica y tributaria nacional sea responsable con los bolsillos de los colombianos, que aún siente con fiereza las consecuencias de la pandemia.

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