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El día de San Rondón.

Se le han dedicado infinidad de libros y homenajes a cientos de líderes, próceres y mártires de la independencia de Colombia, pero dentro de todos los sucesos e historias que tuvo el largo proceso independentista, el menos valorado fue la Batalla del Pantano de Vargas que ocurrió el 25 de Julio de 1819.

Si bien cada uno de los demás sucesos fue un aporte fundamental, lo ocurrido en esa tarde en tierras boyacenses fue determinante para que el resto de la independencia terminara en el buen término que se dio.

El contexto histórico advierte que Bolívar habría logrado cruzar los Andes con su ejército logrando burlar las tropas realistas en los llanos, y llegando de frente al asentamiento realista de Tunja. Los españoles se movieron rápidamente hasta el municipio de Paipa donde la tarde del 25 de Julio se llevaría a cabo una batalla histórica para el país.

Si bien las maniobras militares empezaron desde el medio día del 24, los disparos y cañonazos iniciaron pasadas las 3 p.m del 25. Los españoles tenían ventaja numérica, ventaja armamentística y Bolívar les había otorgado una mejor posición para la batalla.

El general Bolívar envió a la vanguardia de infantería y caballería un sinfín de ocasiones a atacar las posiciones españolas y ninguna surtió efecto. Cuando caía la tarde, los españoles decidieron lanzar un ataque final con la histórica frase: “Ni Dios me quita esta victoria”. El ataque rompió la primera línea patriótica con lo que Bolívar ordenó la retirada.

Juan José Rondón, que es un llanero del que poco se habla en los libros de historia, era un soldado al que se le había ordenado ir a cambiar algunos caballos que habían resultado heridos durante el combate por unos que no habían participado aún. Al escuchar las palabras de Bolívar le respondió: «¿Por qué dice eso, general, si todavía los llaneros de Rondón no han peleado?» a lo que el mismo libertador le respondió la mítica frase: «¡Coronel Rondón, salve usted la patria!».

El mismo Rondón gritó a quienes les habían entregado los caballos recién cambiados: «¡Que los valientes me sigan!», y fue correspondido por 14 jinetes que con valentía y ferocidad arrancaron una carga que venció a los españoles en esa tarde. Cabe aclarar que 15 hombres a caballo no destruyeron al ejército español, sino que fueron el motivo para llenar de valor a los demás patriotas para volver a formar una línea y repeler la ofensiva española. Algunos historiadores afirman que de no ser porque cayó la noche, en ese día la independencia colombiana pudo haber quedado sellada.

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El golpe contra los españoles fue férreo. Debieron abandonar la mayoría de las piezas de artillería, muchas de sus municiones y una parte de sus caballos. El mismo Bolívar afirmaría que «La gloria del pantano de Vargas pertenece al Coronel Rondón». El agradecimiento de Bolívar a Rondón fue tan grande, que cada 24 de Julio después de la batalla decía: «Mañana es día de San Rondón»

Militarmente hablando, el Coronel Rondón debería ser el máximo reflejo y camino a seguir para las fuerzas militares de nuestro país. No obstante, también deja un claro ejemplo para todos los ciudadanos colombianos.

El momento de luchar por Colombia y por las cosas que consideramos deberían mejorar llegará en cualquier momento, y al igual que el Coronel Rondón, debemos estar preparados y listos para dar nuestro aporte y mejorar nuestro país, con valentía y fe de que se está haciendo un esfuerzo para dejar una mejor sociedad para las generaciones venideras.

Hoy, en el aniversario de la batalla de Boyacá, el compromiso de cada uno de nosotros debería ser un juramento personal para estar prestos a denunciar, a no callar y a actuar ante las injusticias que vive nuestro país, pero sobre todo a ser mejores colombianos.

Finalmente, pienso que el 25 de Julio debería ser una fiesta patria. Lo ocurrido en ese día fue determinante para el futuro de la nación, y a hoy considero que vale la pena más conmemorar esta fecha revalorar la importancia histórica que celebrar días feriados religiosos de los cuales la mayoría de los colombianos ni siquiera se molesta en celebrar.

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