En las últimas semanas el discurso del gobierno nacional, especialmente de la cabeza del Estado se ha estado convirtiendo en uno de carácter más intenso, pasional y confrontativo de lo que ya nos tenía acostumbrado. El presidente Gustavo Petro, que ve cómo semana a semana desfilan sus ministros en las gradas del Congreso de la República buscando los votos para la aprobación de las reformas que desea implantar, ha empezado a calificar “paramilitar” a cualquiera que busque oponerse a sus propuestas.

Este es un camino complejo y arriesgado. En primer lugar, porque el presidente de la República, que según la constitución -que juró defender y ahora quiere cambiar- representa la unidad nacional. Lo que directamente le obliga a encontrar las vías de construir y consolidar consensos y mayorías, no de encontrar todas las maneras posibles para dividir, aún más, el país.

También es perjudicial para el precario avance que ha tenido el Acuerdo de Paz. Esto debido a que dentro de su afán para encontrar un enemigo invisible y de ponerle un calificativo se están invisibilizando las víctimas de un fenómeno que dentro del conflicto armado ha dejado en el país con más de 92.000 muertos y 205.000 víctimas directas, según cifras del Centro de Memoria Histórica.

Además, es preocupante porque muestra una faceta de auto engrandecimiento y mega exaltación del presidente sobre su figura y sobre sus ideas, ya conocida pero mucho más exacerbada. En esta nueva línea discursiva y de ataques a aquellos quienes no acogen sus voluntades Petro demuestra que solo él tiene la razón, solo él tiene el conocimiento, solo él tiene la forma y solo él tiene la solución a los problemas de la República. Esto aplicable no solo a las reformas que transitan en el legislativo, sino también a temas locales como el metro de Bogotá.

Pero lo que más debería preocuparnos es que dada la inconformidad que el presidente ha suscitado debido al incumplimiento de sus propuestas de campaña, los colombianos terminen acogiendo ese enemigo que tanto él menciona como una solución al incumplimiento del presidente y como una forma de viraje extremo para la difícil situación nacional que atraviesa el país.

Preocupante sería una palabra muy pequeña para poder describir lo que podría pasar en Colombia en el caso que se abracen los principios del paramilitarismo o que sus políticas se aplicaran a nivel nacional, como otrora ocurrió en algunas regiones del país.

Es destacable aclarar que en estas líneas no busco en absoluto defender la gestión del presidente, ni espero intentar convencer a usted -apreciado lector- a que tome alguna posición respecto a los procesos legislativos y formas de ejecución que está teniendo el gobierno. Más bien, es una invitación a detallarse más sobre las cosas que pasan en el día a día, porque como dicen por ahí “el diablo está en los detalles”.

 

Para cerrar la idea, y que este texto no se haga más tedioso, la situación seguirá empeorando mientras que la oposición siga citando desenfrenadamente a los ministros a debates de control político y el gobierno no abra las puertas a una conversación abierta y franca sobre las reformas en las que se incluyan los puntos que la oposición quiere que sean tenidos en cuenta.

Como siempre, gracias por leerme.

Avatar de @castroopina

Comparte tu opinión

1 Estrella2 Estrellas3 Estrellas4 Estrellas5 EstrellasLoading…


Todos los Blogueros

Los editores de los blogs son los únicos responsables por las opiniones, contenidos, y en general por todas las entradas de información que deposite en el mismo. Elespectador.com no se hará responsable de ninguna acción legal producto de un mal uso de los espacios ofrecidos. Si considera que el editor de un blog está poniendo un contenido que represente un abuso, contáctenos.