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Castaño, Uribe y Petro.

Como ya viene siendo costumbre, el gobierno o la oposición nos regalan cada vez más razones para sentirnos decepcionados de la forma en la que en este país se realizan el ejercicio de la política.

En esta ocasión el espectáculo fue por parte del Senador y excandidato Presidencial Gustavo Petro, quien incitó a todos los colombianos a una «Desobediencia Civil» después de denunciar una supuesta compra de votos por parte del hoy presidente de la República. El senador lo que desea es que los ciudadanos se abstengan de llevar a sus hijos al colegio, pagar los servicios públicos o por los servicios de salud.

La historia de la desobediencia civil es larga, pero se puede encontrar sus inicios en 1552, cuando La Boéite sugirió que la no cooperación con el Estado es una forma legítima y efectiva de la no violencia. Años después Thoreau escribió «Desobediencia civil» (1849), obra que sería la fuente inspiracional de Tolstoy, Gandhi y Luther King.

No obstante, Colombia ya tiene un historial con invitaciones a la «Desobediencia Civil». A continuación, se destacarán tres ejemplos que estuvieron fundamentados con intenciones políticas para beneficios políticos.

Tal vez la más importante realizada por el exjefe paramilitar Carlos Castaño Gil, cuando invito a los ganaderos del departamento de Córdoba a unirse para hacerle frente a la creciente inseguridad región y el cobro de vacunas en la región. El resultado en ese entonces fue la creación de un grupo paramilitar llamado Autodefensas Unidas de Colombia.

La más reciente experticia fue protagonizada por el otrora Presidente de la República y ahora Senador Álvaro Uribe Vélez. Durante el 2017, después de lo ocurrido con el Plebiscito por la Paz, el jefe del Centro Democrático incitó a la ciudadanía a la «Desobediencia Civil» para hacerle «frente ciudadano al desgobierno Santos». En esa ocasión más allá de una serie de numerosas manifestaciones en calle no se llegó a ningún resultado claro.

Así llegamos a la invitación de la revolución no violenta de Petro, que asienta aún más lo mal perdedor que el Senador, puesto que ha intentado legitimar su victoria por sus medios y no a través de los mecanismos legales. En lo que va corrido del actual gobierno, el legislador se ha preocupado más por demostrar que le hicieron trampa que por darle propuestas a los millones que ya votaron por él y que volverían a hacerlo.

Finalmente, con este llamado a la Desobediencia Civil el senador Petro le volverá a demostrar a Colombia que la política de extremos es un error y que lo único que hallará es que la historia lo situará al lado de Castaño y Uribe que a Colombia poco le aportaron.

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