
Pensemos en las posibilidades de este país, que parece haber sido estratégicamente ubicado, si superamos la guerra, ajustamos los convenios con empresas extranjeras para el beneficio de nuestros ciudadanos y si empezamos a planificar el desarrollo social, económico y político. Sería, sin duda, altísima la probabilidad de ser un líder regional. Sin embargo, pensando en el progreso, hay algo que me preocupa y que, además, creo que es un componente esencial que hemos dejado en el olvido: la infraestructura.
Hace poco miraba con agrado la página web de la Aeronáutica Civil de Colombia, donde nos muestran como se ha hecho un esfuerzo sostenido por remodelar y modernizar los principales aeródromos de la Nación. Los aeropuertos Rafael Núñez de Cartagena, Camilo Daza de Cúcuta, Alfonso Bonilla Aragón de Cali y Simón Bolívar de Santa Marta (entre otros), están por comenzar obras de modernización o ya las han acabado; como es el caso de Cartagena. Me emocioné un poco y decidí revisar la página de la Agencia Nacional de Infraestructura para mirar las cifras y los indicadores; la sorpresa no fue tan grata.
Resulta que, según la misma ANI no estamos invirtiendo lo suficiente –ni lo hemos hecho nunca– como para que el país pueda, algún día, llegar a ser realmente competitivo en la región. Para el 2013 sólo vamos a construir un total de 13,40 kms de calzada sencilla, 243 kms de segunda calzada, 57,20 kms de doble calzada y pondremos en servicio unos 189,30 kms que ya se venían construyendo. Tal vez sea solo mi impresión, pero me parece muy poca construcción en un año para un país que, bajo este gobierno, se ha proclamado el nuevo líder regional.
Colombia está 30% retrasado en la construcción de infraestructura con respecto a otros países del continente de acuerdo con el más reciente estudio de Fedesarrollo. Además, el 87% de los países del mundo –sí, del mundo– están en mejores condiciones que nosotros con respecto a esto. Por ejemplo, y saliéndonos un poco del tema de las carreteras, el 27% del transporte de carga del país se mueve por trenes; sin embargo, el estado del sistema de vías férreas es totalmente deplorable y no se le invierte casi nada. Lo anterior teniendo en cuenta que dadas las condiciones geográficas de Colombia, el transporte de bienes por medio de trenes aliviaría mucho los tiempos y los costos de movilización, por lo cual no me explico por qué no le estamos “metiendo la ficha” a este tipo de transporte.
Según Fedesarrollo, volviendo a las carreteras, la nación debería pasar en lo que queda de la década de 13 mil kilómetros construídos a 44 mil, si queremos ser verdaderamente competitivos con respecto a los vecinos. Para esto, y en eso coinciden con los estudios de la ANI, se debe pasar del 1% del PIB, que estamos invirtiendo en estos momentos, a un 3,1%; que implicarían unos 20 billones de Dólares durante 7 años.
Una vez le pregunté al actual Ministro de Comercio, Sergio Díaz-Granados, en un foro en la Universidad del Rosario, si no creía que la creación de infraestructura debería ser un proceso anterior al de implementación de Tratados de Libre Comercio con diferentes países alrededor del mundo. Lo que me respondió fue que, básicamente, los TLC’s nos darían las herramientas y los recursos para construir vías, aeropuertos, puertos, trenes, etc. Aunque fue bastante lógica su respuesta, ahora creo que no es tan cierto; es como si intentáramos llevarnos todos los dulces que hay en una piñata con solo las dos manos que tenemos. Pero ya para que llorar sobre la leche derramada. Creo que Colombia tiene que hacer un esfuerzo enorme por crear las condiciones físicas que nos permitan cumplir con todos los compromisos que hemos hecho con otros países y, a la vez, empezar a trazar las líneas del país líder que queremos ser en un futuro cercano.
Por Julio Morales Daza
@JotaMorales