Cara o Sello

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«Nos corre un fresquito.»

PEÑALOSA

Respiramos todos. O por lo menos la mayoría de los que tenemos que pasar una gran parte de nuestras vidas en Bogotá. Aún los que no viven allá también se quedan con la sensación de alivio porque de una u otra manera, a todas las regiones del país les afecta lo que pasa en la capital.

Que haya ganado Enrique Peñalosa la Alcaldía de la capital nos hace pensar que existe la esperanza de que se acabe esa agobiante polarización política que ha reinado en la ciudad desde los tiempos de Lucho Garzón. Hay expectativa por parte de los ciudadanos para que se saque del hueco todos esos proyectos y políticas que Bogotá necesita con urgencia para reclamar su papel preponderante en el desarrollo de nuestro país.

Desde hoy, lunes, se siente otro ambiente; se siente optimismo puesto que, con la tranquilidad que le dan sus novecientos mil votos, el alcalde electo ha salido a hablar de lo que hay que arreglar sin necesidad de incurrir en odios ni en acusaciones sin sentido como ya nos tenía acostumbrados el actual. Además casi todos los candidatos salieron con la frente en alto, con la satisfacción del deber cumplido y casi con una aparente resignación (en el buen sentido) porque saben que el Distrito ha quedado en buenas manos.

Era de esperarse, por otro lado, que la izquierda saliera por la puerta trasera. Con gritos y pataletas, como lo hizo la eterna candidata del Polo Democrático Alternativo. Cuando la señora López dice que “no ha habido una campaña tan cochina en el mundo en contra de una mujer como esta que acaba de pasar” uno se pregunta si es que ella no comprende que en la misma no se trató de atacar a una mujer; ni más faltaba, lo que se atacó fue la mala administración, la negligencia, la corrupción (de la que la candidata hizo parte por lo menos pasiva) y hasta la soberbia.

Personalmente, ese grito de protesta medio feminista y falaz me parece que estuvo fuera de lugar: ella no podía esperar que por el hecho de ser mujer se le tratara con delicadeza (políticamente hablando) y que los votantes se olvidaran de que hizo parte del gobierno de Samuel Moreno –donde se puso las gafas de sol frente al carrusel de la contratación– y que de una u otra manera se ha hecho la de la vista gorda con la catástrofe administrativa de la ciudad en los último cuatro años. Sólo por ser mujer, es decir, ahora el argumento feminista no solo se usa para pedir igualdad sino para acusar la falta de privilegios.

En la otra orilla tenemos a los otros candidatos: Pardo y Pacho. El primero es una persona interesante que aportaría mucho a la administración distrital pero, a juzgar, por su actitud de campaña, lo más seguro es que se lave las manos y que acceda a un ministerio como premio de consolación. El segundo, una persona atrapada en un partido al que con el paso de los días se le difuminan cada vez más sus intereses mientras se sume en un oscurantismo personalista que no le dejará nada bueno. En todo caso Pacho seguramente seguirá con sus metas y se presentará en otras elecciones, aunque en la opinión de este ciudadano, o el centro democrático cambia su estrategia de campaña y de propaganda –disminuyendo la imagen del líder y aumentado la particular de sus integrantes– o se está condenando a una desaparición tan próxima como evidente.

Por el momento solo nos queda desear que el regreso de Peñalosa, después de 16 años, sea para bien. Ya no es el alcalde de los bolardos, ni de las losas del Transmilenio. Este nuevo burgomaestre es una persona que ha crecido profesionalmente, asesorando gobierno locales y nacionales alrededor del mundo. Es un hombre que está listo para enfrentar los retos de la Bogotá de esta segunda década del siglo XXI y trae unas propuestas que, con discusión y ajustes, seguramente conllevarán al mejoramiento de la calidad de vida de propios y foráneos en la ciudad.

Evidentemente, el nuevo alcalde tiene grandes retos a superar en este corto periodo que le ha brindado la ciudadanía: La polarización política, el aumento de la brecha entre clases sociales, el rezago de la infraestructura que no permite a Bogotá aprovechar su potencial como líder en la región, el restablecimiento de la comunicación plena y eficaz con el ámbito nacional, en fin. Todos aquellos aspectos que se han dejado en el aire en las pasadas tres administraciones necesitan de una revisión urgente. Además, el tema de la seguridad es uno que deber ser abordado con rapidez y que debería ser transversal a la hora de construir nuevas políticas públicas en el distrito capital.

Peñalosa es sin duda el alcalde que Bogotá pide en estos momentos y creo que no me equivoco al decir que deseamos que, bajo su mando,  la ciudad prospere y salde esa cuenta con su propio destino.

Julio Morales Daza

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Rápidamente:

  1. Es una verdadera lástima que los samarios no hayan sabido elegir a su nuevo alcalde. Ni que los magdalenenses hayan elegido bien a su gobernador.
  2. Qué grata sorpresa la de Argentina en sus elecciones presidenciales. Espero, de todo corazón, que las votaciones del domingo representen un verdadero cambio y no un voto de resignación; y que eso se traduzca en la victoria de Cambiemos el 22 de noviembre.
  3. Veo con entusiasmo la multiplicación de los TEDx en Colombia, eventos en los que se les da una plataforma a jóvenes que están dispuestos a convertirse en agentes de cambio en sus disciplinas y comunidades. El próximo tendrá lugar este 12 de noviembre en Riohacha.

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