Cara o Sello

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La Gran Pausa de Juan Manuel Santos

El título que le he dado a este escrito no es simple casualidad. Dejando de lado las razones personales que tengo para pensar que es un buen encabezado, se trata de la modificación del nombre que le daría Eugenio Gómez Martínez a su artículo para la revista Credencial Historia sobre el tío-abuelo de nuestro actual Presidente de la República: “La gran pausa de Eduardo Santos”.

El texto de Gómez repasa como el gobierno liberal de Santos se convirtió en un momento de descanso para Colombia después de haber implementado la “Revolución en Marcha” de su antecesor, Alfonso López Pumarejo. Sin embargo, el autor aclara que, a pesar de que fue un gobierno más bien reservado, no se derogaron las reformas de López y hubo iniciativas de gran importancia para el país. No obstante, para el presente artículo, si consideraré que el gobierno del sobrino/nieto es, verdaderamente, una ‘Gran Pausa’ en la historia nacional.

Juan Manuel Santos cree que cada cosa que dice o que hace pasará a la historia de Colombia. Creo que hasta ahora no ha hecho nada que se pueda calificar de tal manera. Es más, creo que terminará su mandato y nada quedará registrado en los libros de historia de este país; ya que, si las cosas siguen como van, la paz no se firmará en un buen tiempo.

Muchas obras que el Presidente se ha endilgado como suyas, en realidad, vienen de esfuerzos que se hicieron en el gobierno anterior, como una especie de inercia en  las políticas públicas colombianas. Cabe aclarar aquí, que el tema de la pérdida del mar en San Andrés también es resultado de las malas decisiones de gobiernos anteriores, sin embargo, la ciudadanía parece borrar esa parte de la historia y asimilar el daño como resultado de una mala defensa por parte del gobierno de Santos. Por otra parte, muchos de los grandes proyectos que cursaban en el Congreso se frustraron, comenzando por el de la saturada ‘reforma a la Justicia’. Las promesas de infraestructura no han sido cumplidas y, a un año de terminar el período, los colombianos sentimos que estamos estancados en esta materia.

Los famosas locomotoras han fracasado rotundamente, la salud está igual (o peor), la seguridad ha decaído sistemáticamente –solo hay que prestarle atención a la situación en Barranquilla, Santa Marta, Tibú o el Catatumbo–, por citar algunas cosas. También hay cosas para resaltar, entre ellas el mejoramiento de las relaciones internacionales y el auspicio de diferentes eventos de carácter deportivo en diferentes ciudades del país. Apartando las motivaciones políticas, el proyecto de las 100.000 casas se puede ver como algo positivo –tal vez fue algo que heredó, guardando las proporciones, del Presidente Eduardo Santos, ya que esté también regalo casas, 1.000 en total, para los sectores rurales más pobres–.

Pero cuando se engloban todos los aspectos de este gobierno en sus primeros tres años, podemos llegar a la conclusión de que no ha pasado nada que se merezca ser exaltado o, por lo menos, recordado; más bien, se tiene la sensación de que detuvimos ese tren que llevábamos con el anterior gobierno, se siente como si estuviéramos en pausa.

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NOTA: Desde este siete de agosto comenzó la cuenta regresiva para el gobierno de Juan Manuel Santos Calderón, es decir, arrancaron las apuestas por las elecciones del próximo año, los proyectos de último momento para saldar favores políticos, la reacomodación de las fichas clave. A pesar de los esfuerzos mediáticos que ha hecho la administración del Presidente, no se ha logrado transmitir mucho a la población y, a menos de que se haga algo que muestre un avance significativo, creo que esa posible candidatura a la reelección debería descartarse. A fin de cuentas, ¿quién sería tan atrevido de lanzarse a un nuevo ‘round’ electoral después de haber sido chiflado por un estadio entero a solo un año de culminar el mandato?

 

Julio Morales Daza

@JotaMorales

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